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Nostradamus

El día de mi muerte es un mensaje oculto en mi número de teléfono. Ese día será la suma de las tres primeras cifras de mi número móvil (7). Moriré, también, un mes siete porque la suma de las tres cifras siguientes es 7. Del año 77, así me dijo Zaratustra mientras cabaleaba con el tiempo y las circunstancias.

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Judas

El marinero permaneció mirando al mundo, a todo elemento que pisara la orilla del mar. Todo se construía ahí. Presidía el muelle desde una de sus orillas. Controlaba el mundo, mientras fumaba. Era el jefe. Sonreía a sus súbditos (en perspectiva). Apoyaba al personal: levantaba el puño como Fidel. Decían que era un buen tipo. Ese es Judas Iscariote, responde Andy. Algunos lo detestaban por ser el jefe. Nunca pude responderle la sonrisa. Era un fantasma o algo extraño. Estaba en todas partes. Su voz era un mantra inconsciente simplificado en una sonrisa poderosa:
-Estoy en todas partes.

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Zoología de corazones

Corazones multiformes con forma de águila, buey, lechuza o jabalí. Cada uno de los corazones humanos (e incluso animales, véase la obra de Ramón Sibiuda) son el barro con el que las circunstancias moldean una escultura con forma de animal. De ahí, la pluralidad de corazones que existe en la zoología cordial. La zoología de corazones está recogida, fundamentalmente, en libros de metafísica y esoterismo. El conde Agev transmitió estos conocimientos a su primogénito Diego Stroff; años después Stroff escribió:
<<Existe un ritual en el que el «corazón con forma de pájaro» se metamorfosea en «corazón con forma de gacela». Dicho ritual solo debe realizarlo el corazón libre de odios y rencores. Si usted es portador del mismo y desea convertirse en gacela-o corazón libre-, repita:
-¡Hub, hub, hub!