No title
Vergüenza quiere decir pudor, no falta de dignidad; probablemente porque el acto más digno es escribir, reescribir y que ese texto vea la luz. Qué haya gritos, quejas, insultos, alegrías y sonrisas como en un parto. Quise personificar este texto en un personaje de ficción, pero no puedo; la verdad me puede como siempre. Me he dado cuenta de que no me gusta armar quilombo con lo que escribo; me gusta escribir y compartirlo con mis amigos; me gusta provocar y que el otro piense, pero no a lo grande; me gusta ser yo mismo, escribir algo chiquitito y publicarlo en alguna revista y/o un periódico. Quizás con los años he ido buscando escribir desde fuera del núcleo, desde los arrabales de la literatura. Últimamente estoy viendo cosas pornográficas en la literatura: escritores esclavos de la publicidad de su propio libro; gentes que escriben sin ganas de escribir; pesadas y pesados ensimismados en un libro: ¿no puedes escribir más? Escriben, o les escriben cosas, ideas: muñecos movidos por los quince minutos de fama warholiana que da la literatura. Enseñan y publicitan su libro como quien enseña y publica su hernia en medio de la calle. En fin, esclavos de la publicidad y la mentira.