Una de las muchas formas de ligar es comentando la foto, o el estado- en Instagram- del crush de uno. Me gusta gustar, pero en este caso no ha habido respuesta. En estas cosas del amor verdadero, concepto que ha pasado a la historia, mientras el amor líquido, del enamoradizo de Bauman, toma más fuerza con todas las aplicaciones que nos facilitan nuestra vida amorosa o sexual. Este amor en tiempos de Instagram vale lo bonito o feo, que hayas planteado tu perfil. El amor posmoderno es eso: un perfil bonito donde cazar. Todo en la vida se ha vuelto una Tinderización o una badooística. Todo tu ser se limita a unas fotos, y a un texto donde describes lo que buscas: para cuándo y qué buscas más allá del deseo- o el deseo, simplemente-. Todo es líquido. Las personas que ligan tienen ansiedad. La ansiedad de los 21 minutos. 7 para hablar y hacer caminito para los otros siete minutos, que pasamos encima de una cama o una encimera. La realidad es ansiedad. Todo va deprisa. Te modernizas y aceptas las reglas, o te estancas en el amor romántico y en la virginidad hasta el matrimonio (concepto utópico donde los haya, en una sociedad donde las sillas y las ventanas tienen ganas de un polvo; y chao).
Yo llevo 15 años casa y se me olvidó hasta el ligar.