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Noel Olivares, el levantador de pesas espirituales

 

«El levantador de pesas espirituales» es el último libro del maestro Noel Olivares. He sido capturado, por el libro, como se cazan a las fieras en alta mar. Me siento sacudido. Sin oxígeno. Sigo con las lágrimas en los ojos. Es la historia poética del eterno buscador; es la historia de todas las mujeres y hombres: el eterno buscador que sufre errante por el mundo; es la historia de la humanidad que va de un lado a otro, de un año a otro, de la juventud a la vejez, de la felicidad a la amargura- o a la inversa-. El último libro de Noel Olivares, publicado por Aurora Boreal, es una lectura necesaria para los amantes de la buena literatura (aquella que permanece en los siglos) y de la adrenalina: los versos zarandean, abrazan, purifican y colorean el alma del lector mientras lo trasladan a su quintaesencia.

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Arguineguín: escenas de republicanismo español

 

 

Muchos ciudadanos se han manifestado en contra de los migrantes venidos en patera; muchos con estudios superiores, políglotas y de buenas costumbres. Después de esta ola de odio y opiniones sin el graduado escolar, me siento en la obligación de escribir estas palabras. Cualquier ciudadano del mundo tiene derecho a desplazarse; cierto es, que los Estados deben regular el tránsito de sus ciudadanos. Ahora es difícil, desde el punto de vista administrativo/burocrático, pero no imposible. No pasa nada con la llegada de pateras. Sólo un analfabeto (como aquellas dos que hicieron el ridículo frente a Augusto Hidalgo, el alcalde de la eterna sonrisa) o un radical pueden ver a los migrantes como enemigos.

 

¿Hay una masificación? Sí

 

¿No se ha regulado bien por parte de las autoridades? Sí, también.

 

Muchos de esas mujeres, hombres, niños, bebés que vienen en patera; pertenecerán, a corto o medio plazo, al tejido obrero español y/o europeo. La historia se vuelve a repetir: muchos de los republicanos que salieron de España con lo puesto; muchas veces con una maleta vacía para que les hiciera compañía, hoy por hoy, son parte del tejido obrero o empresarial  francés y/o gobiernan en Francia.

 

Las escenas de Arguineguín (dígalo bien, señor Marlaska) están casi reproducidas de lo que pasó con muchos españoles en Francia: retenidos, sin movimiento y muchas veces intimidados por el gobierno francés de la primera mitad del siglo XX. No hay que ser tonto, y dejarse llevar por las falsas pasiones de los nacionalismos o “me quitan el pan”.

 

Estoy convencido que en dos o tres siglos no existirán estos problemas; el paradigma de la sociedad abierta de Popper será una realidad para todos: libertad de movimiento total; gobiernos tolerantes y transparentes, que responden a las necesidades de la población; órganos del Estado con el culo limpio (no cloaca, no malos olores, no ratas venenosas) sin secretos, sin violencia, sin aporofobia (todo por la pasta: ¿a los jeques de Marbella, sí, pero a los paterinos: no?)

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Manifiesto por la Universidad de La Laguna

 

 

 

No es justa esa carga policial.

 

No es justo que se trate a los manifestantes con violencia y odio.

 

No es justa esa militarización de la universidad, aun siendo un acto puntual: un policía o un militar debe impartir conocimientos fuera y dentro de la universidad, y no porrazos.

 

No es justo que la Universidad de La Laguna no haya defendido a sus alumnos como una madre a sus cachorros.

 

La universidad es el espacio del conocimiento, y no de la chulería policial. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado merecen el máximo respeto y consideración, porque cuando los necesitamos ahí están. Pero actitudes de este tipo contra los débiles, contra los vulnerables, contra los jóvenes que se manifestaban (pacíficamente) no me gustan, me duelen.

 

No son justas las escenas que vi en ese video.

 

Los universitarios no se meten con la policía en una comisaría, pues lo mismo deberían haber hecho los agentes con los manifestantes pacíficos: resolver las cosas con educación a sabiendas que estaban en el Templo del intelecto y cuyos sacerdotes somos los universitarios. “Vosotros estáis profanando su recinto sagrado”, les habría dicho Unamuno.

 

Esos disparos, detonaciones, exhibiciones de fuerza tienen su sitio. No es en la universidad, ni en un colegio, ni en un instituto. Acabo de leer la carta de uno de los detenidos, valiente. Te admiro. Qué orgullo para todos los estudiantes, por lo bien escritas y acertadas que fueron tus palabras. La rectora de la ULL debe dimitir, pero antes está en su obligación de ofrecer todo el apoyo jurídico a esos dos héroes. Dos alumnos de su universidad están en libertad provisional con cargos. Señora rectora, usted podría haberlo evitado. Por dignidad y humanismo preste el apoyo jurídico que merecen esos jóvenes de su universidad. Era su deber cumplir el artículo 99 de los estatutos de su universidad, “en ningún caso se fomentará la investigación en aspectos específicamente bélicos o militaristas”. Usted no ha hecho bien su trabajo. Usted, y todo el equipo jurídico de la ULL, deben agarrar de la mano a esos dos universitarios que han sido humillados en su universidad y apoyarlos jurídicamente.

 

No olvide disculparse con todos los estudiantes y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; por unos y otros motivos. Usted nos ha llevado a esta situación de violencia y odio.

 

¡Dimita, señora rectora!

 

¡Dimita, Rosa Mª Aguilar Chinea!

 

¡Dimita, ya!