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La democratización del preservativo

 

Contraer el VIH cuesta seis euros. Un joven de 17 años con las hormonas a mil. Lo hace a pelo, porque no tiene diez euros en el bolsillo. Hoy hay información respecto al Sida y al virus que lo causa, pero lo que no hay es dinero muchas veces- en el bolsillo de los jóvenes y los marginados por el capitalismo-. Creo que el Estado está en la obligación de subvencionar los condones como se subvencionan los medicamentos para los pensionistas. El condón debe ser liberalizado, debe ser gratuito o que el ciudadano pueda adquirirlo a un precio módico. Muchos jóvenes, y no tan jóvenes, follan a pelo porque les da vergüenza pedir el dinero a mamá, a papá o por mil razones. El condón debe ser como el agua. No se le debe negar un condón a nadie. Por ello, está bien que exista una democratización del preservativo donde todos podamos tener uno a la hora de copular. Los preservativos deberían ser como los cigarros. «Perdona, ¿tienes un preservativo?», ojalá sea una frase común en la calle. Contraer una enfermedad light como la gonorrea en Europa no es sinónimo de tragedia. Estar infectado por el VIH es sinónimo de angustia ( o resignación), de un antes y un después en la vida uno, una muerte social para muchas personas- por desgracia- cuando se entera media oficina. No todo el mundo es Pepe Espaliú. No todo el mundo coge al Sida por los cuernos y sigue viviendo como Dios manda: feliz. Antes de llegar de llegar a esta situación, ¡queremos condones para todos! Un condón gratis o a un precio módico es el futuro. Posdata: Cuando digo jóvenes de 17 años; también están los que se inician a los once.

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