Es por tu culpa, puta
Estoy leyendo la página 76 de “El amante” de Marguerite Duras. Los gritos de los enamorados de enfrente no me dejan continuar. Todas las noches la misma historia de ira que se arregla con un polvo. Nunca han llegado a las manos. Su vida es una telenovela, cuyo escenario se desarrolla en el salón de su casa-ante la mirada de quienes vivimos enfrente de los susodichos-. Los que viven a dos manzanas también sufren los gritos nocturnos de este amor. Por las tardes lo ves dándose el lote enfrente de un supermercado. Sus hijos ya no viven con ellos. El mayor se quedó escuchando a Los Chichos hasta que se convirtió en una versión light del Vaquilla. Hemos llamado muchas veces a la policía. Es insoportable. Nunca han llegado a las manos. Se gritan en el salón, para acabar abrazados en el dormitorio. Él le dijo: «Es por tu culpa, puta». Ella no gritó. No sé si le habrá respondido.