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Magdalena: española e independentista catalana

 

Magdalena está desnuda. Pinta dos banderas en su cuerpo. La mitad de su cuerpo es español. Y la otra mitad es independentista y catalana. Acaba de salir a la calle. Todos la insultan: ¡Puta! ¡Guarra! ¡Zorra, ojalá te mueras! Todos, sin importar su ideología, quieren humillarla. Un anciano la abofetea, mientras grita: « ¡Llibertat!». Dos manzanas más allá, en la Calle del Comte d’Urgell un hombre se abalanza sobre su mitad de cuerpo español: «Esta sí que es una bandera». Comenzó a besar esa mitad como si fuera una muñeca. Ya es de noche. Dos hombres le bloquean el paso. Otros dos se acercan a la escena. «Dejadla españolitos de mierda», dijo uno. «Mierda es lo que sois vosotros, gentuza. Ella es nuestra». Comienzan a pelearse. Después de diez minutos parece que la pelea no para. Uno de ellos grita: «Parad, nuestro objetivo es ella». Magdalena observa la escena a lo lejos. «Queremos a la piba», dicen. Se ponen de acuerdo, el objetivo es violarla. Magdalena lo nota en sus miradas. Corre. Ellos la persiguen. Le abren las piernas violentamente. Ella llora con rabia. «Hija de puta, no estés tensa». Los colores de la bandera española han desaparecido. Los de la bandera catalana, también. Magdalena ha sido violada por unos radicales. Magdalena es el progreso y el diálogo que viola, por la vagina y el ano, la clase política española y catalanista.

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Soy gitano

 

 

Manuel Molina, un gran hombre.
Manuel Molina, un gran hombre.

 

Existe una novela de Cervantes titulada «La Gitanilla», donde afirma lo siguiente: “Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones (…)” A Cervantes solo le puedo responder con: “Yo soy gitano”. Puede que en otra vida haya sido gitano o no, pero siento pasión por la cultura, el arte, el duende, el temperamento y por supuesto la libertad del pueblo gitano. El pueblo gitano es digno de admirar (¡qué orgullo ser y/o sentirse gitano!). Un grupo de seres humanos venidos de la otra punta del mundo- Rajastán, India- hace miles de años; recorriendo en caravanas medio mundo hasta llegar a su Ítaca, es digno de admirar. ¡Viva los gitanos! Me siento tan gitano, moral y literariamente, que estoy preparando un ensayo sobre los gitanos. En muy breve publicaré mi primer libro, y a partir de ahí vendrá el de los gitanos y otros muchos (¡si Undebel quiere!). Viva los gitanos, ejemplo de identidad que ha sobrevivido a pesar de los criminales y los tiranos que han querido desacreditar a todo un pueblo-pero no lo han conseguido-. Viva los gitanos más allá de la imagen capitalista y superficial que han dado los « Los Gipsy Kings» en la televisión. Los gitanos son rabia, fuerza, historia, misticismo (¡mucho y muy poco conocido!) y admiración. ¡Os quiero, amigos! Un abrazo a todos los gitanos del mundo de vuestro primo Sikabi Cohen.

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¿China o EEUU?

 

¿Quién ganará el pulso?
¿Quién ganará el pulso?

 

No importa el color del gato, pero sí sus valores. No todo vale, gigante asiático. Existen reglas de juego en el tablero internacional que deben respetarse. Si tuviera que posicionarme entre Estados Unidos o China, apoyo a Estados Unidos porque sí le importan los valores del gato. Está bien que el gatito cace, pero respetando. No es justo que el gatito se coma un ratón, mientras mamá ratona está dando de amamantar a su hijo (Plaza de Tiananmen). A China le da igual. La cuestión es llegar a controlar el mundo, a ganar capital aunque sea matando de hambre a cuarenta y cinco millones de chinos. Estados Unidos también se ha equivocado y lo he denunciado públicamente, pero la diferencia sustancial que hay entre Estados Unidos y China es la libertad de expresión. En China debes obedecer y no llevar la contraria al Partido. En Estados Unidos puedes ser tú mismo, en China eres lo que Estado quiere que seas. Todo es estatal y eso a mí no me gusta, y más cuando te las das de socialistas. Si China es socialista, yo soy un gatito. Post data: Criticar a China no es criticar a mis amigos chinos o a la cultura china. Creo que debe democratizarse seriamente el régimen chino. Democratizarse no es abrir una tienda «Dior», sino permitir que existan los opositores. Menos Confucio en el plano político y más Teresa Teng en el día a día.