Teresa y su enemistad con el tiempo

Santa Teresa de Jesús, por el genial Agustín Sciammarella. ©
Santa Teresa de Jesús, por el genial Agustín Sciammarella. ©

Cuando Teresa me saluda lo hace con envidia. Es obsceno ver envidia donde no la haya, pero en este caso hay algo más que eso. Ella envidia a los jóvenes, porque morirá sin haber escrito algo mínimamente valioso y catalogable en el Index librorum prohibitorum. Teresa solo escribe para su círculo, para sus palmeros que son los de todos. Los palmeros se apuntan a todo, sea quien sea. Teresa escribe para ese círculo de aburridos. Ella se aprovecha. Mete dos o tres giros eruditos, y a eso lo llama literatura. Teresa es educada como mi maestra de Ávila, pero jamás será como la de Ávila porque no es generosa con los otros. Y en esta vida quien no da, no recibe. Teresa es educada, pero aburrida: siniestra: quizás, sea algo más que una vieja enemiga del tiempo, de un tiempo que para ella, ya, pasó. También, pasará mi tiempo pero siempre estaré abierto como el pelícano ante las generaciones venideras.

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