Pequeño socialista

No puedo con esos «pequeñonicolases» que harían cualquier cosa con tal de llegar, de llegar a no sé qué sitio que ellos llaman poder. Estos sujetos harían cualquier cosa con tal de alimentar ese ego. Ese ego de monstruo, ese odio hacia el otro. Pisar al otro, aunque sea su madre. Son gentuza, chusma y lo peor es que en la política hay muchos. Gente analfabeta emocional y culturalmente, chusma de paja que busca la foto con cualquiera que tenga nombre y apellido. Estos seres, que son la peor categoría del género animal, no se forman con libros: algunos son técnicos, memorizan y ahí se queda la cosa. Otros se limitan a las conferencias (que no las entienden, muchas) o videos que resumen/manipulan; y ya con eso se creen cultos y ciudadanos democráticos.
Dejar de mentir, el ciudadano que vive en una democracia debe formarse continuamente y siempre sometiéndose a la voluntad de la verdad. Esta gente no sabe de eso, solo conocen de falos. Muchos son hombres, el que yo conozco es un hombre. Un hombre malo, nacido de las alcantarillas: de muy abajo. Muchos hemos venido de abajo, pero después de horas y horas y horas y horas de formación intensa- autodidacta o asistida-hemos llegado a ser ciudadanos. Este ni se forma ni es ciudadano. No soy nadie para repartir tarjetas de buen o mal ciudadano, pero un buen ciudadano no es un trepa. No machaca al que tiene detrás, un buen ciudadano lucha por los otros y más si se dedica a la política. Este no, este se limita a comerse un chupachups todos los sábados. Se come el chupachups socialdemócrata, o los chupachups. Algunas veces se los come, otras veces se lo pasan por el muslo cuando están en una reunión. Se deja, no tiene dignidad. ¡Qué palabra más hermosa, muy pocos la conocen! Este chico es paja, nunca mejor dicho. Tira de frases hechas en su discurso vacío, se aprovecha de los débiles. ¡Miserable! Soy enemigo de las injusticias y los injustos, saco los tanques de la dialéctica si hace falta contra los injustos. Me debo a la justicia, este chico se dedica a la política y a la justicia. Así va España. Cómo haya más gente como este en política, que venga el leviatán y que nos aniquile. No puedo con la gente mala, que machaca al débil. Conmigo sí, porque puedo con esos personajes. Los destruyo para darles vida, les doy un consejo. Los congelo, y caen en que están equivocados. No se puede tratar con menosprecio al otro, ¡no!
Este cocoso de la política, este mamador de chupachups no hace caso. Solo da dictámenes, es todo un tribunal. Es el juez de la vida de los otros, a pesar de los chupachups y sus rodillas en el suelo. Reprime su sexualidad, y obra según las ordenes de su falito microscópico. Cruza las piernas, se le nota la hormiguita: muerta, caída, reprimida: alimentada por una falsa relación heterosexual; y un falso discurso aperturista. Se hace llamar progresista, ¡qué desgracia para el mundo! Son gente camaleónica dotados- ¿perdona?, afirma la novia de éste- del don de la metamorfosis: lo mismo es hombre que mujer, lo mismo es de derechas que de izquierdas. Hoy, este sujeto tendrá- no sé…- veintipico años. ¿Cómo se puede vivir así, infeliz y poniendo la cadera ante el sol que más calienta? ¿Cómo se puede vivir sin la dignidad del sudor, del esfuerzo y el amor fraterno hacia la humanidad? No sé cómo puedes mejorar este país, desde la política, pequeño conservador o pequeño socialista (me da igual, tú no tienes ideología) si te dejas abusar: y abusas de los débiles.

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