Kamutef
He dado mil vueltas sobre la arena del amar. Mis lágrimas se han convertido en monstruos marinos, que tocan darbukas y bandurrias al ritmo del aire salado. Antes de salir del umbral del morabito, me solté el cabello: caminé descalza sobre la arena mojada, perseguí las huellas de los profetas, hasta darme cuenta que yo: soy una profeta que danza entre la música del mar y los humanos. Abrazo a toda la humanidad, soy feliz. He visto la luz al fondo del risco, después de caminar mil años de kilómetro sobre los cristales rotos, sobre los asteroides caídos de alguna galaxia depresiva. Todo es pasado, y como me debo al presente de los focos naturales que salen de la arena; salto encima de ellos. Tapo uno y sale la luz de otro. Luz encendida, luz apagada. La luz nunca se apaga, mientras la paciencia sea el baile sapientísimo de quien espera la llegada del Dios Min. Llegará para dejarme embarazada. Seré lo que él quiera que sea, pero mi hijo será el heredero de este mundo. Dará vida a Poseidón y a todos los mortales. Todos los marineros, y todos los peces le rezarán. Querrán ser libres, y yo- como mamá del heredero de Min- ordenaré la liberación de esta maternidad que me está matando. Doy vueltas en la mar; veré la luz y la belleza de un hijo, nuestro hijo Amón-Ra.