Cuatro de mayo, del singular al plural. ¡FELICIDADES!

Como todas las vidas, la tuya es una escalera, en la que hay monótonos tramos de escalones todos iguales, y luego un rellano, a veces previsto, otras inesperado, que es siempre descanso y a la vez impulso para acometer otro tramo, y otro, siempre en busca del siguiente cambio. En esa escalera hay hitos que no valoramos porque ni siquiera sabemos que lo son. Uno de ellos es el primer escalón, que inicia todo el ascenso. Así, hasta que encontramos una terraza desde la que empieza otra escalera.

He seguido todo el recorrido, he visto muchos de tus escalones y rellanos, he supuesto algunos y sin duda desconozco muchos, pero estás en esa terraza desde la que unes tus manos a otras que vienen de otra escalera, y juntos pisan el primer escalón de la nueva ruta, que es la misma pero diferente porque se recorre en compañía. Habrá muchos escalones, y aparecerán los rellanos cuando sean necesarios. He aprendido que  ese ascenso por la vida será mucho más fácil si no sueltas las manos que hoy aprietas, porque cuando flaqueen las fuerzas de un caminante siempre estará el otro para tirar, para empujar y hasta para frenar. Mejor subir en compañía, y espero y deseo que esta terraza -que también es una marca para mí- sea el solar de la más bella complicidad que existe.

Quien camina con sus manos unidas a las mías y yo queremos que ustedes se eleven (es hora de hablar en plural) con un mismo paso, en la seguridad machadiana de que no hay más meta que el propio camino.  Queremos que aprovechen esta oportunidad que voluntariamente ustedes mismos ofrecen a cuatro manos y cuatro pies que construyen la vida. Eso que llaman felicidad no cae como la lluvia, hay que ir cada día a la fuente y acarrearla en cubos de amor y respeto. No pierdan el ritmo parejo, es la mejor manera, si no la única. Felicidades en este gran día CUATRO DE MAYO y todos los venideros.

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