La UD Las Palmas y los latoneros

Si hay algo que me molesta es que alguien te advierta de un posible futuro error y cuando este se produce lance un «te lo dije» que suena a revancha dialéctica. No voy a hacer eso, pero sí digo que, en los días de vino y rosas (hace año y medio) en los que La UD de Quique Setién paseaba su gran fúltbol por la Liga de las Estrellas, tomando café con unos queridos amigos escritores -que vislumbraban un futuro brillante y largo para la UD-, les dije que lo disfrutaran el ratito que iba a durar, porque con los mimbres que estaba construido el cesto no aguantaría mucho, se rompería por alguna parte. Y no es porque yo tenga una bola de cristal, es que se repite el cuento como en un tornillo sin fin.

uuuuu6tgb.jpgDesde aquel descenso de los años 80, después de 19 años en 1ª División, la UD es una sesión continua de blanco y negro, que llevaron al equipo al foso más abajo de la 2º. Cada vez que se avanzó aunque solo fuera un paso, fuera con Pacuco Rosales o con Sergio Kresic, siempre estaba la cantera en el fondo del armario. Y es que esa es la única manera que tienen los equipos modestos de sobrevivir, da igual la categoría en que se juegue. Si hay una buena generación, se va hacia arriba; cuando hay sequía, se llega con dignidad hasta donde se puede. Parece que no se ha aprendido algo tan evidente, y encima tenemos la suerte de que nuestra cantera es propicia a las buenas cosechas, de las mejores y con un sello de denominación de origen muy reconocible. Las catástrofes deportivas de la UD vienen indefectiblemente cuando se empieza a mirar hacia afuera, a fichar mediocridades inferiores a lo que hay aquí y a creer que el equipo puede ser un negocio y un trampolín personal. Otra cosa es que fiches a buen precio a Brindisi, Wolf, Morete y Carnevali, media selección argentina, que encima rimaban con el estilo de juego del equipo. Pero eso es inalcanzable en el mercado futbolístico actual. Que no, que esto no es el palco del Bernabéu. La UD podría ser como la Lezama del Athletic, y siempre tuvo vocación para eso.

Desde hace 25 años, mucho antes de la era MAR, excepto la afición, todo lo que ha tenido que ver con la UD Las Palmas -estadio, directivas, técnicos, políticos entrometidos e incluso algunos jugadores- suena a burla, intereses bastardos, negocio de unos pocos y dinero público dilapidado; seguramente es todo legal, pero la corrupción ética es manifiesta. Como dijo el profeta, ahora es el llanto y el rechinar de dientes; en el mencionado café, mis amigos rieron -y lo agradezco- esta comparación que les hice en tono de chanza: «los latoneros no hacen aviones, solo saben ponerle culos a los calderos». Así que toca tomar por el caldero mientras esperamos a que aparezcan los sabios, que aquí hay muy buenos ingenieros que saben cómo hacer volar un equipo de cantera.

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