¿Limosnas literarias? No, gracias.

Hoy es Día del Libro, y desde hace unos años también Día de los Derechos de autor. Está claro que los derechos de autor son la forma que tienen de ganarse la vida quienes se dedican a una actividad artística. A nadie se le ocurre que no cobre el que vende el papel, el impresor o el librero, porque es su medio de vida, pero se echan manos a la cabeza cuando quiere cobrar quien escribió el libro. Pero los Derechos de Autor no es lo más me preocupa. En Canarias, la pequeñez del mercado apenas permite que sobrevivan las editoriales y los derechos son más bien simbólicos. Lo que de verdad me causa tristeza es la falta de respeto hacia quienes escriben con honestidad. Este 23 de abril reivindico a los escritores y escritoras, que son quienes durante siglos han mantenido encendida la luz del pensamiento y del idioma. Pero eso tampoco parece importar, y he oído muchas veces frases que vienen a demostrar el poco aprecio que se tiene por la cultura, poco menos que hacen un favor a quien escribe cuando lo leen, o cuando por compromiso compran un libro. Leer un libro no es dar una limosna a quien lo ha escrito; si es por eso, mejor no hagan favores, no lean o lean lo que les plazca, pero no debe olvidarse que eso lo escribió alguien y a él o ella se le debe. Ya dijo Machado: «Al cabo nada os debo, me debéis cuanto escribo». Pues eso.

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