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La percepción social de la homosexualidad

ZPERASMANZANAS.JPGEn estos días una entidad deportiva, cultural y recreativa de mucho prestigio social en Las Palmas de Gran Canaria ha denegado el pase al acompañante de un socio porque ambos componían una pareja del mismo sexo. Es volver otra vez al asunto de las peras y las manzanas de Ana Botella. El ruido que se armó hizo que inmediatamente esa entidad hiciera público un comunicado rectificando su anterior posición claramente discriminatoria. Aparentemente ha sido un episodio fugaz, pero ha servido para poner de manifiesto algunas carencias de nuestra sociedad. En primer lugar, el presidente de ese club dijo que se acogió a la tradición para negar los pases, con lo que esa tradición vendría a legitimar cualquier comportamiento de la índole que fuera. No todas las tradiciones son defendibles, hay unas que sí y otras que son claramente deleznables y por lo tanto una sociedad avanzada debería prescindir de ellas, porque si no, con el mismo argumento justificaríamos las peleas de perros o el lanzamiento de cabras desde los campanarios. Luego han salido comentarios muy curiosos en los distintos foros en los que se airea que haya hoteles en los que solo se admiten homosexuales. El asunto es complejo, porque si bien se puede entender que estos establecimientos existen precisamente por el rechazo que hay en otros a compartir la piscina y el solarium con parejas homosexuales, también es cierto que se crea el efecto ghueto, y eso a menudo es criticado por otros sectores incluso de la población homosexual. Con este incidente se ha puesto otra vez sobre la mesa la evidencia de que bajo la pátina de tolerancia con que se cubre nuestra sociedad se esconden rancias actitudes muy reaccionarias, en las que el ideal humano perfecto es ser blanco, varón, cristiano (por aquí católico), heterosexual y a ser posible rico (los pobres por lo visto tampoco son de fiar).

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LOMCE, Pririneos y Alpes

Si la nueva ley que propone el ministro Wert no la quieren ni los alumnos, ni los profesores, ni los padres, ni las organizaciones ciudadanas, ¿por qué se empeña en imponerla con el rodillo de la mayoría absoluta? ¿Que se necesita una reforma del sistema educativo para hacerlo más eficaz y más acorde con los nuevos tiempos? Sin duda, pero es que esta ley camina en sentido contrario, volviendo a estadios superados y creando una carrera de obstáculos de la que solamente saldrán victoriosos los que puedan pagarse caminos privados. ¡Era eso! Se trata entonces de privatizar la educación, z2alpes_nuage[1].jpgy con eso agrandar el abismo que ya existe entre los diferentes estamentos de la sociedad. Forma parte esta ley del entramado que el PP está tejiendo a marchas forzadas en Justicia, aborto, Servicios Sociales, Sanidad, Dependencia… Siempre salen perjudicados los menos pudientes y siempre hay alguien que gana mucho dinero. Además, ya es que ni se paran a conversar (decir negociar o debatir sería una blasfemia). Porque ellos tienen la razón divina, que les viene del dios Don Dinero, y no se atienen a ninguna otra consideración. Se jactaba Rajoy en el Congreso de que van mejor las cuentas del estado, de que ha bajado la prima de riesgo, de que sus recortes empezaban a dar frutos; pues sí, dan frutos a los del dinero, a los demás que los parta un rayo. ¿No sería preferible un Estado más endeudado que moviese la economía para agilizar el consumo y crear empleo? Así lo hacen en Estados Unidos y tan bien que les va, pero esto es Alemania… quiero decir Europa, y se trata de que los del norte compren el sur a precio de saldo. Europa ya no empieza en los Prirneos, empieza en Los Alpes.

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Las modas y el talento


zzpppFoto0589.JPGHoy, en literatura, vivimos en el eclecticismo más variopinto y parece que todo vale. Pero aún así hay modas, y ahora se lleva la novela histórica, pero no como Salambó, Las memorias de Adriano, o Yo, Claudio, sino supuestas investigaciones con raíz histórica en las que lo religioso (o lo demoníaco), lo esotérico, lo oculto y lo morboso apenas si dejan sitio a la historia. El asunto se ha disparatado de tal manera que hoy el mercado dicta la norma de los bet-sellers poniendo como patrones La Sábana Santa, el Código Da Vinci, las imaginarias trapìsondas de los Templarios, los Iluminatti, los Cátaros, los Masones, los Rosacruces o los adoradores de La Luz (Lucifer). Es una moda, pero aún así puede que, entre tanta basura sobrenatural en tiempos de turbulencias, alguien tenga el talento suficiente para escribir una novela que aguante el paso del tiempo. De hecho ya podemos decir que El nombre de la Rosa tiene madera de perdurabilidad, pues al fin y al cabo es el origen ya lejano de esta moda. Al final, lo que proyecta hacia el futuro una obra es el talento de su autor, y ni siquiera hace falta que haga futurismo como Verne o Asimov. Shakespeare hablaba de Julio César y Camus de Calígula, argumentos conocidos desde siempre. Lo que convierte en clásico un texto a veces no lo sabe ni su autor, porque uno se pregunta si no fue don Quijote quien escribió a Cervantes, cuando ve la enorme distancia que hay con el resto de la obra del escritor. Ese es el verdadero esoterismo, la magia de la literatura.