Publicado el

Tarjeta Roja

Al gran Timonel, a nuestro ínclito líder supremo, cada día le queda menos para la tarjeta roja. El problema es que él lo sabe, y, además, le importa un pimiento. Cuando solo quedan 45 días para que finalice el año en curso, todavía este gobierno no ha autorizado transferencias por valor de 22.000 millones de euros, si pretende cumplir sus propios objetivos. Lo que se le da muy bien a estos iluminados es poner nombres fantásticos a sus proyectos, siempre resilientes y muy del espacio sideral, pero otra cosa bien diferente es cumplir programas, estrategias y objetivos.

De los 11 Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), solo han repartido 2.500 de los 33.100 millones de euros comprometidos, aprobados por el Consejo de Ministros. Si consideramos que el propio Gobierno le atribuye una importancia capital a estos proyectos, y que se trata de un vehículo para que el dinero llegue a las empresas, esta demora es un pésimo dato para la ejecución de los Next Generation. Ven, otro nombre super bonito y molón.

De la información que facilita el propio Ministerio de Economía, en el último mes registrado por la IGAE,  apenas se ha avanzado en la autorización de 730 millones € de fondos europeos, lo que conlleva que en septiembre se ha ejecutado solo el 2,6% de todos los fondos disponibles y concertados, ralentizando el crecimiento del volumen de recursos, que hasta la fecha apenas ha aumentado un 10% respecto del segundo trimestre 2022.

Todo esto, debemos unirlo a la subida de tipos implantada por el Banco Central Europeo, fustigado por la Reserva Federal de EE. UU, en su firme objetivo de luchar contra la inflación. El problema añadido, es que el gran perjudicado de la subida de los tipos fue la demanda de los préstamos con fines de inversión, que mantiene la caída que inició en el segundo trimestre. Se espera una potente ralentización de la inversión empresarial para el próximo semestre, y pone como ejemplo el recorte del 0,4% hasta agosto de la tasa de crecimiento de producción industrial y el retroceso del PMI de nuevos pedidos registrado durante el tercer trimestre. No llegan los fondos europeos, los interventores europeos nos acusan de que no está claro el destino efectivo de los fondos entregados hasta el momento, y el gran timonel preocupado por desenterrar a más gente.

Se le acaba el tiempo para la ejecución de los fondos europeos Next Generation del año 2022, y por lo tanto se nos acaba también al resto del personal, menoscabando peligrosamente cualquier leve indicio de recuperación. El último dato de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) determina que hasta septiembre se han autorizado transferencias por valor de 6.347 millones de euros, lo que supone el 22,3% de los 28.447 millones consignados en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2023. Pese a todo, el Gobierno continúa bloqueando, en su ineficacia, el reparto de estos muy necesarios recursos.

Hace dos meses constatamos el peor crecimiento mensual de este ejercicio 2022, y no se corrige la funesta tendencia. Desde que en marzo se comenzaran a registrar los pagos realizados, no se había avanzado a un ritmo tan lento. La ejecución creció en abril en 900 millones, un 75% más; en mayo aumentó en 460 millones (un 29% más); en junio se ejecutaron pagos por valor de 575 millones (un 27% de crecimiento; en julio fueron 1.880 millones, con un alza del 71%; y en agosto se llegó a los 1.120 millones, un 25 % de mejora mensual). Pero no es suficiente, y, sobre todo, es una ralentización que no está justificada.

En privado el Gobierno reconoce los problemas, pero en público sigue insistiendo en que el reparto de fondos transcurre estupendamente. Una situación contradictoria que llega en unos momentos en que Bruselas ya ha advertido de que el retraso en la ejecución de los fondos podría entorpecer las transferencias que España debe recibir en el marco del Plan de Transformación y Resiliencia. En sus diferentes comparecencias, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, prefiere hablar de «obligaciones netas reconocidas», lo que no es más que un compromiso de gasto de algún ministerio que no necesariamente está incluido en alguna convocatoria, ni menos que esta se encuentre resuelta. Que se puede esperar, cuando uno escucha a los ministros, hablando de la eliminación del delito de malversación, equiparándolo casi a una multa de tráfico. Si se trata del de sedición, me da la risa.

Mientras desde Moncloa continúan mirándose al ombligo, el ministerio dirigido por Irene Montero contrató por 121.000 euros la campaña que ahora amplifican en los medios de comunicación. El objeto de esta “historia”, es concienciar a la población en general, y a las mujeres en particular, contra los estereotipos de género sustentados «en la imposición de unos modelos de belleza femeninos, normativizados e irreales, que se convierten en un parámetro de valoración de las mujeres por su aspecto físico». Esto es una miseria, al lado del presupuesto publicitario de nuestro flamante gobierno, que es el principal anunciante en los medios de este sufrido país. Cada día es más fácil comprender, porque los medios describen un país, que poco tiene que ver con sus diferentes realidades. Esto lo cito, porque es uno de los innumerables ejemplos de cómo prioriza este gobierno sus objetivos.

No sé si su Sanchidad es un individuo intelectualmente brillante. Posiblemente no tenga una visión destacable sobre nada, aunque yo tampoco, pero es indudable que le sobra audacia y astucia política. Y, lo más importante: como buen tahúr del Misisipí disfruta jugando al límite. De lo que no es muy consciente es que ya tiene una tarjeta amarilla y, por mucha temeridad y audacia política que tenga, se está jugando la roja y no lo está viendo. Aquí mismo, en Canarias, la Red Europea de Lucha contra la pobreza y la exclusión social cifra en 365.055 los canarios que viven en hogares con ingresos inferiores a 454 euros mensuales por unidad de consumo, lo que sitúa a Canarias como la comunidad con mayor pobreza severa del país, según los datos de la EAPN.

Pero sigo viendo a todo el mundo feliz. Eso es estupendo, hay que ser positivo, constructivo y resiliente pero, ¿dónde están los limites? Me refiero a dónde está la frontera entre ser un ciudadano colaborador y responsable y un triste borrego. Cada vez esta más claro que todo esto va de economía y no de pijaditas de tuiteros, pero no es del todo cierto. La economía es solo el medio. El fin último es la gente, las familias, los amigos, el bienestar de los nuestros, la protección a nuestros hijos. A mi esta situación me produce respeto, casi diría miedo. En cierta medida trabajamos por miedo a que les falte alimento, educación o vivienda; progresamos por miedo a que el futuro sea peor que el presente; muchos votan a lo que votan porque les han inspirado un miedo irracional a los cambios.

Luis Nantón Díaz

Publicado el

Los Girasoles

La verdad es que cada año tardo más en recuperarme de la fiebre de Halloween. Ya no se trata de proteger nuestras ancestrales tradiciones familiares, es simplemente que me molesta tanto rebuzno. Este esperpéntico carnaval de macabros maquillajes y disfraces chorras se ha convertido en un festival de la paranoia colectiva. Caricaturizar a lo único que goza de certeza absoluta en esta vida, así como el recuerdo a los que ya no están con nosotros, puede ser disculpable para toletes, o adolescentes adocenados, pero en el caso de los padres…, a lo mejor requiere medicación. Si reflexiono, es una celebración de plástico, propia de nuestra época. No puede ser de otra forma.

Hace unos pocos años, era fácilmente detectable una noticia, una información, como algo esperpéntico, inusual y posiblemente falso. Ahora es imposible. Ahora nos inundan con desquiciadas iniciativas y alocadas propuestas, que desbordan incredulidad. Cada día pienso que se ha llegado al límite de la locura, o del absurdo, pero a la siguiente jornada algún cretino aumenta la apuesta. Estamos todos inmersos en una callada locura colectiva, como un reality show, donde los sufridos concursantes pagamos impuestos para sustentar este manicomio globalista. Los políticos, como avariciosos productores, buscan desesperadamente nuevas fórmulas para desviar la atención de los verdaderos problemas, y focalizar la atención en perspectivas cada día más patéticas. Hoy toca desenterrar a algún señor, pintar semáforos inclusivos o quitarse la corbata para luchar contra la terrible emergencia climática.

Y ya que tocamos el pavoroso catecismo de la agenda 2030 y sus verdades absolutas, quedo perplejo ante la fiebre de iconoclastas de la religión del clima que desbordan los medios de comunicación. Generalmente ser revolucionario, pretender cambiar el mundo, conllevaba algunos sacrificios. Nunca existía la necesidad de obtener beneficios personales, o cubrir expedientes, en cualquier caso, la oportunidad de desprenderte de tiempo, dinero y otros recursos. Ahora, no solo no existe ninguna lógica reacción que temer, sino que puedes actuar impunemente. No es valor, es total inconsciencia.

Hace unos días, dos cretinas disfrazadas de  activistas ecológicas, de la secta financiada por los Getty, Rockefeller o Soros (Futuro Vegetal, un movimiento adscrito a Extinction Rebellion y Scientist Rebellion), se han pegado a los marcos de los cuadros de ‘Las Majas’ de Goya en el Museo del Prado. Replican las absurdas majaderías que otros atontados, están desarrollando por todo el mundo, siempre en presencia de un nutrido grupo de periodistas y afamados seguidores, que jalean su arbitraria inconsciencia. En medio de ambas pinturas han escrito el mensaje ‘+1,5º’ para «alertar sobre la subida de temperatura mundial que provocará un clima inestable y graves consecuencias en todo el planeta». Me molesta mucho más su falta de preparación, que la chulería que se permiten con estas chorradas. La carencia absoluta de capacidad crítica, la ausencia de verdaderos valores y potenciar mansamente el pensamiento único sí que conllevan graves consecuencias para todo el planeta.

 

Esta moda de a ver quién hace la gamberrada más gorda, denominada “acción de protesta”, se inició tirando una tarta a “La Gioconda” en el Louvre. Después sopa de tomate a “Los girasoles”, en la National Gallery de Londres y, días más tarde, puré de papas a uno de ‘Los Pajares’ de Monet, en el Museo Barberini de Potsdam, al sur de Berlín. Puré de papas…, ¡Muy profesional! como apuntaba el narco gallego en la película “air bag” con las machine gun. ¡Mira que son repelentes estos “rebeldes de escaparate”!, hasta para ser un vándalo, aunque sea por un día, hay que ponerle cariño y dedicación de verdad. 

Sus aguerridos seguidores manifiestan que estas animaladas tienen por objeto que la ciudadanía tome clara conciencia del caos ecológico. Buscan hacernos entender que no tiene sentido proteger obras de arte mientras no somos capaces de proteger las vidas humanas. Debemos intentar analizar las reflexiones en su conjunto. Hay que recordar que los catequistas de la emergencia climática también se quejan de la subida de tipos de interés, de la inflación o del desempleo, siendo los mismos que potencian estos problemas por su fanatismo climático, que nos ha abocado al sistema energético más caro e ineficaz de nuestra historia, y el más dependiente del exterior. Y esto es lo preocupante, estos vacuos pensamientos de 160 caracteres, estas reflexiones de mercadillo,  tonterías de todo a cien. 

Las más serias hipótesis científicas del momento acreditan que son las ventosidades del ganado las principales culpables de la agonía de nuestra atmósfera ¿No hubiera sido más coherente manifestarse frente a cualquier multinacional alimentaria o farmacéutica? Me refiero a las que nos envenenan de verdad. ¿No conllevaría mayor grado de consecuencia arrojar tomates a alguna multinacional petrolera? Claro, estos últimos pollos tienen guardaespaldas, y lo mismo llueven los cocotazos. El arte no es solo arte, el arte es en último término el triunfo de un individuo frente al mundo que le sirvió como escenario. Hay que entender ese mundo y también su contrario. Pero qué culpa tienen Goya, Monet o Van Gogh para ser castigados por la fanática ceguera de los apóstoles de la agenda 2030.

Los despropósitos de tanto niñato son consecuencia, entre otros, del tipo de educación que se imparte en colegios y universidades, donde hace tiempo que la instrucción ha pasado a transformarse en adoctrinamiento, el mérito y el esfuerzo en anatema y la seriedad y el rigor intelectual en delitos. Muchas cosas podemos analizarlas por los resultados, así que cualquiera que analice los logros de la moderna pedagogía sabe que el  ”postureo” es una liturgia cotidiana, una orgia curricular, un entretenido espectáculo halloween que nos sitúa al frente de la siempre cambiante moda. 

Pese a la demagogia de los progres, el mérito y el esfuerzo solo tienen sentido para legar sus frutos a nuestros hijos. Este es y será el principal objetivo. Pero como ahora los centros educativos tienen como fin fundamental el que los chavales exploren sus braguetas y no sus cerebros, los estímulos de la vida activa ya no se encuentran frente a la débil, pero necesaria barrera del espíritu y de la vocación intelectual. Como cierre de las líneas de hoy, una sentencia del genial escritor japones Haruki Murakami: “Si lees lo que lee todo el mundo, acabarás pensando como todo el mundo”.

 

Luis Nantón Díaz

Publicado el

Medallas

Voy a tardar bastante tiempo en olvidar la imagen de nuestra flamante ministra del paro, Dª. Yolanda Díaz, con lágrimas surcando su pétrea cara por el gran triunfo de arrebatarle la medalla al Mérito del Trabajo a varias personalidades de la época franquista, incluyendo al propio Franco. ¡Ya se han resuelto todos nuestros problemas! ¡Ya podemos respirar tranquilos después de medio siglo!

Lo que realmente les preocupa a los españoles son indicadores como éstos de la última semana:

El diario EL CORREO, en su sección de economía, expone que en el último trimestre se han destruido 61.000 empleos y la tasa de paro ha subido al 13%, la más elevada de toda la eurozona. 

La agencia EUROPA PRESS indica que nuestro país ha perdido en los últimos cuatro años más de 110.000 autónomos menores de 44 años. Los emprendedores, los autónomos, son el verdadero motor de la economía nacional, paisanos que lo han puesto todo, sus ahorros, sus créditos y sus ilusiones, para montar un negocio. Los sucesivos gobiernos continúan maltratándolos, diría que, persiguiéndolos, en una absurda equiparación a los banqueros del monopoli y sus negros sombreros de copa.

Mientras nuestra glamurosa ministra de trabajo lloriquea con lágrimas de cocodrilo, continúan insultando a nuestra inteligencia, afirmando que seguimos creando empleo, y que somos el motor económico de la Unión Europea. Y eso que 7 de cada 10 puestos de trabajo, de esos de los que están tan orgullosos desde Moncloa, son empleos públicos. Ya hemos superado la extraordinaria cifra de tres millones y medio de asalariados de la administración pública. Esto es absolutamente impagable, tan caro, como innecesario. Una verdadera locura.

Según el diario EL MUNDO el 32% de los españoles van a tenerlo muy mal, para poder calentar sus casas este invierno. Menos mal que vivimos en Canarias, pero resulta patético que casi un tercio de la ciudadanía deba soportar restricciones, en algo tan elemental como mantener adecuadamente su hogar. Y estos chorras nos dicen que la solución es tener edredones más grandes.

No se cómo no somos realmente conscientes de que todos nuestros problemas, paro, inseguridad, deuda externa, déficit público, inflación galopante están originados por Franco, Putin y el Almirante Nelson. Es increíble que no nos sintamos seguros y confiados, con esta panda de gañanes, que mienten más que hablan, mientras edulcoran toda una serie de magnitudes que confirman que vamos proa al marisco y ganando velocidad.

Como la coyuntura no es lo suficientemente complicada, en vez de generar cohesión, administrar adecuadamente y generar de una puñetera vez un nuevo modelo económico, estos descerebrados continúan obsesionados en sus políticas igualitarias. No se le ocurre otra cosa a Dª. Yolanda Diaz que proponer que las indemnizaciones por despido dependan de la edad, sexo y circunstancias personales. Miedo me da pensar en lo que esta gente considera “circunstancias personales”. Creo que en magistratura del trabajo van a tener que cobrar entrada para disfrutar de los “inclusivos espectáculos”.

Para mayor esperpento, en estos mismos días, otra figura gloriosa de la gestión del trabajo, de la generación de empleo, como es D. José Alvarez, secretario general de UGT, indicaba que los pésimos datos del desempleo no entrañaban nada. “Son datos muy volátiles, que se están alterando continuamente y que no aportan información veraz”. Seguro que cuando cambie el gobierno y disminuyan las subvenciones para la abusiva ingesta de langostinos, los datos no serán tan evanescentes y serán una losa insufrible de la clase trabajadora, que deberá salir inmediatamente a luchar por sus legítimos derechos. Desgraciadamente no tenemos suficientes hemerotecas, para compensar nuestra falta de memoria.

Lo más insoportable de la “izquierda caviar”, lo menos digerible de la “progresía woke” es su lastrante y obsesiva pasión por tratar a la ciudadanía como una estúpida masa de borregos. Ningún interés en resolver los problemas que nos llueven por todos lados, salvo en protegernos de nosotros mismos, que todo lo desconocemos sobre los atribulados senderos de la existencia.

Nuestros iluminados líderes no paran de legislar, restringir y coartar cualquier tipo de derechos, porque no sabemos administrarnos. Por eso es mucho mejor, gracias a su furia fiscal, que los dineros nos los administren desde el gobierno, a que seamos nosotros los que dilapidemos los recursos. No sabemos comprar comida acorde con la agenda 2030, no sabemos seleccionar juguetes inclusivos, no apreciamos la “kurtura”, estamos obcecados por la biología y no somos conscientes de los géneros que existen. El Gran Timonel de La Moncloa y sus cansinos mariachis lo quieren regular todo de la vida ordinaria, y cuando utilizan el término implicación, realmente piensan en imposición. Nos quieren a todos igualitos, dóciles y apocaditos, felices mientras la televisión nos cuenta la realidad que diariamente disfrutamos.

Nada soy y no vierto estas líneas para darle la razón al lector o para abonarme a sus miedos o fobias. Estoy aquí simplemente para volcar mi opinión, intentando fomentar el contraste, apuntalar dudas, provocar la reflexión. Necesitamos retornar a la experiencia real, ver lo tangible y aislarnos del mundo virtual que nos empapa, repleto de desprecio, mentiras y visiones sesgadas y partidistas de la situación. No tengo la verdad, ni aspiro a ello, pero clamo porque cada uno intente tomar las riendas, compensando a unos descerebrados que se ríen de nosotros, mientras tiramos a la basura el futuro. Un futuro que no es nuestro. No me canso de pensar y sentir que la vida, es una experiencia única y ha de seguir siéndolo, no podemos tener una vida ‘franquiciada’ que consuma lo mismo que otras muchas, sencillamente porque es mentira. Porque en el momento en el que nuestra tenue seguridad esté por encima de nuestra integridad renunciaremos a decir lo que debemos para decir lo que resulte más sencillo.

Luis Nantón Díaz