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Grillos a la 2030

Este pasado lunes 16 se inauguró una nueva edición del Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza. El bonito lema de este año, de estos artistas del buenismo es “Cooperación en un mundo fragmentado”’. Nuevamente nos venden, siempre por el bien de la humanidad, lo necesarios que son las criptomonedas controladas, los pasaportes digitales de toda índole, la renta básica universal para los sumisos y obedientes y todo tipos de vacunas experimentales para los cataclismos sanitarios por programar. No tendrás nada y serás feliz, y cada vez percibo más gente feliz, porque una manada de oligarcas, de endiosados millonarios, reparten las migajas del sistema, por un futuro seguro y controlado de la humanidad.

Más de 2.500 delegados, incluidos Bill Gates, el carnicero de Fauci, el mafioso de George Soros y como maestro de ceremonias el artista Klaus Schwab. Todo ello aderezado con más de dos mil jets privados, eso sí ecosostenibles y resilientes, que volarán a una estación de esquí suiza para programar el mundo desde Davos, protegidos por más de 5.000 guardias armados. No vaya a ser, que a alguien se le ocurra amargarle la bonita fiesta a tantos ilustres y siempre generosos dignatarios. 

Más de cincuenta jefes de Gobierno y líderes económicos de 136 países acuden a esta edición en la que debatirán cómo evitar una recesión global. Nadie mejor que los que organizan las crisis y desestabilizan los mercados, para arreglar las cosas. Entre ellos estará su Sanchidad, quien pasea su Falcon, no solo para dar paseos por La Palma, sino para mostrarle al mundo que “su España” es el faro que guía a Occidente. Los amigos del Gran Timonel van a decirnos, a los simples mortales, que hagamos turismo en guagua, dejemos de conducir coches a gasolina, nos aburramos de comer alimentos de calidad y empecemos a comer cucarachas y sobrevivir en barrios cerrados de 15 minutos bajo estricto racionamiento de las absurdas autoridades de turno.

Posiblemente lo único bueno de Davos sean dos cosas: ver sin concurrencia las salas y reuniones donde va a estar Pedro Sánchez, y confirmar nuevamente que las predicciones del Foro Mundial, referencia para todos los títeres, se demuestran como erróneas y equivocadas. Lo verdaderamente malo, es que, pese a los baños de realidad, esto empecina aún más a estos erráticos iluminados, siempre dispuestos a luchar contra el mundo, por la humanidad. Eso sí, su humanidad, la que ellos quieren.

La agenda 2030 se acelera y sus estrambóticas mamarrachadas cada día son más frecuentes. Incluso en nuestra ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, ya nos regalan con buenas dosis de agenda 2030. Como soy un batata, lo que me preocupa, al igual que a los del Materno Infantil, son las calimas, que eso si que fastidia y entorpece hasta el respirar. Pues no, el problema son las emisiones contaminantes en la Avenida Marítima, y por eso nos van a empezar a fastidiar la vida, no solo con los diez mil carriles para patinetes y alfombras voladoras, sino con zonas donde solo podrán transitar y aparcar los vecinos, o vehículos de cero emisiones. Todas estas patochadas, cargadas de vacío buenismo, solo buscan acostumbrarnos sumisamente a acotarnos el libre tránsito, la libre circulación. De ahí a volver a cargarse la constitución, y encerrarte cuando a cualquier sátrapa le apetece, solo hay un paso.

Imagino que nuestros experimentados ediles han visto que en ciudades como París y Oxford pretenden ser urbes “libres de carbono”, con tránsitos limitados a 15 minutos, calculados por sistemas de videovigilancia. Ya en 2024, la británica Oxford planea imponer «restricciones climáticas» a los residentes de la «Ciudad de los 15 minutos», que se dividirá en seis zonas «para salvar al planeta» del «calentamiento global». Nuestra capital, Madrid, también está siendo un verdadero éxito. Posiblemente se esté destruyendo empleo, salvo en las funerarias, a base de amargarle la vida a los madrileños en su acotamiento de zonas, días y vehículos, en la cruzada frente al cambio climático. Después nos olvidamos de que la inflación se altera fundamentalmente por los suministros energéticos, mientras nos manipulan con la histeria ambiental y le echan la culpa de todo a la guerra de Putin.

Otro rollo persistente, en los medios subvencionados, es lo chachi, ecológico, resiliente, progresista y estupendo que es comer insectos. Sin demérito de las respetables costumbres culinarias de otras culturas, y de que posiblemente se trate de productos alimentarios versátiles desde el punto de vista tecnológico y culinario, mosquea, y mucho, la frenética insistencia de la élite, en que disfrutemos alimentándonos de escarabajos y grillos. Además, como ha ocurrido a nivel sanitario en otras trascendentes imposiciones, hay más carga ideológica, que verdaderas razones de sostenibilidad. Hay que investigar mucho, pero investigar, no marketing, ni chorradas de artistas en la nómina de la Fundación Gates. No vale con decir que la “emergencia climática” se provoca por los pedos de las vacas, vale, que nos lo tragamos todo…pero un poco de mesura.

Mesura y equilibrio para tener en cuenta factores como que hay sustancias antinutritivas y tóxicas, tener en cuenta los microorganismos patógenos (bacterias), los parásitos, las alergias y reacciones alérgicas cruzadas, los contaminantes químicos. A modo de ejemplo, tener en cuenta que las sustancias antinutritivas son aquellas que impiden o dificultan la absorción de nutrientes. Fundamental tener en cuenta la quitina, el material principal del que está formado el exoesqueleto de los artrópodos. Aproximadamente el contenido en quitina en insectos oscila entre 2,7 y 49,8 mg/kg de peso fresco y esta quitina puede ejercer un efecto negativo en la digestibilidad de las proteínas y en su utilización para el consumo humano generalizado.

Otro ejemplo, nada desdeñable,  son los taninos, que forman complejos insolubles con las proteínas y reducen su biodisponibilidad. Tampoco podemos olvidarnos de los fitatos y oxalatos, agentes quelantes que reducen la absorción de elementos minerales como calcio, zinc, manganeso, magnesio o el hierro. Las saponinas interfieren en la digestión de las proteínas, reducen la absorción de vitaminas y minerales y están asociadas con estados de hipoglucemia. Son muchos los factores y perspectivas, para que algo tan brutal como el cambio que desean imponernos, se ejecute a la ligera.

 

Desde mi personal punto de vista creo que esta es una más de las nuevas tendencias del progresismo más irracional y fanático, uno más de los catecismos ideológicos cuyo principal objetivo es la destrucción de la identidad y civilización occidentales. Son ideologías políticas que imponen su visión del mundo y pretenden organizar la sociedad bajo sus totalitarios postulados, pero camuflados bajo la sutil apariencia de compromisos ecológicos y éticos, alterando nuestra vida cotidiana con la intención de transformarnos en algo diferente a lo que somos. De verdad, intentemos contrastar los intereses que siempre hay detrás de tanto mensaje buenista, y, para empezar, que la receta de los “grillos a la agenda 2030”, del chef Gates se la coma el señorito…

Luis Nantón Díaz

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Money Money

El dinero toma el control. En la famosa película CABARET dirigida por Bob Fosse y con Liza Minnelli, creación de 1972, disfrutamos con el tema MONEY MONEY, donde con geniales tonos, se describe la importancia de Don Dinero, en la sociedad moderna. Para la tétrica “película” que en la actualidad está diseñando el Foro de Davos, nos encontramos con un soniquete igual, pero menos divertido. Solo espero, que como ocurre en la controvertida CABARET, los del Foro Económico Mundial, obtengan el resultado inverso a lo que esperaban con la balada “El mañana nos pertenece” (Tomorrow belongs to me).

Los mercados financieros, los de la más pura y ficticia especulación, pretenden ocupar hoy el lugar que ocupaba la Iglesia en el medievo:  quieren ser la suprema instancia con potestad para otorgar y quitar legitimidades en nombre de un fin superior. En un sistema, donde hemos suplantado todos los patrones económicos que han sustentado el dinero, las políticas monetarias se han convertido en una sencilla máquina de imprimir anotaciones en cuenta. Y manda quien tiene el control sobre estos flujos monetarios. Para justificar lo injustificable han generado un incomprensible discurso, repleto de frases vacías y altisonantes, que nos lo regalan como auténtica panacea universal. En nombre de la superioridad de la técnica y la ciencia, con la legitimidad del discurso del “progreso”, con el derecho de quien invoca una sabiduría técnica y aséptica, supuestamente ajena al juego político, nos han vendido una verdadera moto. Mientras nos colocan pesadas cadenas con los eslabones de la agenda 2030, estos iluminados parece que sólo están interesados en el bienestar de la humanidad.

Con esto del gran reinicio no hablamos solo de un reajuste económico. El objetivo declarado de este gran reseteo es diseñar un novedoso modelo de sociedad con pilares como la eliminación paulatina de la propiedad, la circulación global de la mano de obra, la desaparición de las fronteras nacionales, la disolución de las identidades culturales y un innovador modelo productivo basado esencialmente en la digitalización y las energías renovables. El muñeco parece bien vestido, y si tenemos la oportunidad de leer el libro EL GRAN REINICIO de Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, hasta pudiera sonar coherente. Salvo que sepas sumar, comparar y pensar de forma independiente.

Las páginas de esta biblia del ultra capitalismo más feroz, entraña la misma mezcla de utopismo progresista, futurismo tecnológico y globalismo político que viene alimentando las proclamas de las instituciones transnacionales desde hace no menos de medio siglo. Para que los planes continúen materializándose es fundamental que las grandes decisiones dejen de estar en manos de los Estados y pasen al ámbito de instancias transnacionales, globales, capaces de gestionar adecuadamente pandemias, urgencias climáticas y todo tipo de tracas. De entrada, propician y estimulan el movimiento incesante de más de 5.000 millones de personas, que ya saben de dónde vienen, y a dónde van…. 

 

Todo es ingeniería social, desde la transformación de los inmigrantes socioeconómicos en “refugiados”, hasta la reorientación de las dinámicas industriales en nombre de la “emergencia climática”, deben su impulso a entidades económicas transnacionales. Una de las grandes novedades, una de las últimas conquistas de los que realmente mandan es superar la naturaleza económica para asumir funciones de carácter político y hasta moral. Por eso insisten tanto en papeles para todos, en eliminar cualquier elemento tradicional que perviva en una sociedad, en fundir sin piedad cualquier arraigo a la tierra o a la cultura  y decretar la extinción de la propiedad como valor en desuso, como una vieja carga absolutamente desechable.

Un nuevo ajuste de tuerca es el reciente diseño de una moneda digital europea. Este tipo de divisa consiste en una CBDC, o lo que es lo mismo, una moneda digital emitida por un banco central, por sus siglas en inglés. Resulta muy curioso, que finalmente los patrones más casposos, estén utilizando la tecnología de las criptomonedas, para su sustitución progresiva. Si no puedes con tu enemigo, únete a él.  Lo que no desean mantener, estas entidades supranacionales, es el afán de libertad y transparencia que inspiró en su día a las CRIPTOS. La superioridad de este tipo de herramientas digitales sobre el dinero convencional resulta tan obvia, que se calcula que más de un centenar de países, que representan más del 95% del PIB mundial, ya están explorando una CBDC propia. 

Hay que prestar especial atención al factor de privacidad latente en estas monedas. Más bien a su ausencia de privacidad. Cuando una fría funcionaria de Bruselas, como Cristina Lagarde nos habla de privacidad, es que los “tiros” van en sentido contrario. Cuando defiende un euro digital que sea atractivo por su privacidad, es que todo va a estar más controlado que en una prisión. No lo duden. Los ciudadanos de a pie tememos por este aspecto, ya que precisamente una cualidad de los activos digitales que utilizan tecnología blockchain es la absoluta trazabilidad sobre los movimientos. Esto es un beneficio en redes descentralizadas como Bitcoin, pero este poder brutal en manos de un ente centralizado supone la perversión absoluta del sistema.

En esta misma línea continúan legislando para eliminar el uso del dinero efectivo. No son pocas las medidas que buscan la desaparición del dinero en papel. Con la sempiterna excusa de luchar frente al blanqueo de capitales y el terrorismo se imponen límites a los pagos en efectivo, y a la utilización del dinero con plena libertad. El planteamiento actual del euro digital es, de hecho, una flagrante vulneración de las libertades individuales. Importante destacar que la privacidad es un derecho, no un privilegio. Sobra decir que es algo positivo luchar frente la operativa terrorista o el blanqueo de capitales, el problema es aplicar honradamente el mismo filtro y medidas para la totalidad de una nación.

El euro digital y su impacto sobre la privacidad no suponen perspectivas aisladas. Cabe recordar que las CBDCs son dinero programable vinculado a los datos personales de la persona, lo cual permite, por ejemplo, que una persona que no haya pagado un impuesto no pueda pagar un restaurante, comprar lechugas o renovar la renta de su alquiler. Otras medidas no son desdeñables como aplicar un recargo a alguien que exceda el consumo permitido de combustible para un periodo concreto, o impedir la compra de un determinado producto, como bebidas refrescantes, bajo ciertos pretextos. Con unos tipos obsesionados en decirnos cómo debemos vestirnos, que debemos comer, a qué hora planchar, o si es bueno utilizar corbata, cualquier desatino es posible.

El hecho es que el proyecto mundialista, la idea de poner todo el planeta bajo un solo orden –por supuesto, siempre en nombre de la paz y el progreso-, ha encontrado hoy su plena consumación con la agenda 2030. Las monedas digitales, pese a tener cosas buenas, indudablemente serán utilizadas para restringir nuestros limitados derechos. Sigo pensando que es mejor que se reinicien ellos solitos y que no nos den tantos regalos envenenados.

Luis Nantón Díaz

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Los Girasoles

La verdad es que cada año tardo más en recuperarme de la fiebre de Halloween. Ya no se trata de proteger nuestras ancestrales tradiciones familiares, es simplemente que me molesta tanto rebuzno. Este esperpéntico carnaval de macabros maquillajes y disfraces chorras se ha convertido en un festival de la paranoia colectiva. Caricaturizar a lo único que goza de certeza absoluta en esta vida, así como el recuerdo a los que ya no están con nosotros, puede ser disculpable para toletes, o adolescentes adocenados, pero en el caso de los padres…, a lo mejor requiere medicación. Si reflexiono, es una celebración de plástico, propia de nuestra época. No puede ser de otra forma.

Hace unos pocos años, era fácilmente detectable una noticia, una información, como algo esperpéntico, inusual y posiblemente falso. Ahora es imposible. Ahora nos inundan con desquiciadas iniciativas y alocadas propuestas, que desbordan incredulidad. Cada día pienso que se ha llegado al límite de la locura, o del absurdo, pero a la siguiente jornada algún cretino aumenta la apuesta. Estamos todos inmersos en una callada locura colectiva, como un reality show, donde los sufridos concursantes pagamos impuestos para sustentar este manicomio globalista. Los políticos, como avariciosos productores, buscan desesperadamente nuevas fórmulas para desviar la atención de los verdaderos problemas, y focalizar la atención en perspectivas cada día más patéticas. Hoy toca desenterrar a algún señor, pintar semáforos inclusivos o quitarse la corbata para luchar contra la terrible emergencia climática.

Y ya que tocamos el pavoroso catecismo de la agenda 2030 y sus verdades absolutas, quedo perplejo ante la fiebre de iconoclastas de la religión del clima que desbordan los medios de comunicación. Generalmente ser revolucionario, pretender cambiar el mundo, conllevaba algunos sacrificios. Nunca existía la necesidad de obtener beneficios personales, o cubrir expedientes, en cualquier caso, la oportunidad de desprenderte de tiempo, dinero y otros recursos. Ahora, no solo no existe ninguna lógica reacción que temer, sino que puedes actuar impunemente. No es valor, es total inconsciencia.

Hace unos días, dos cretinas disfrazadas de  activistas ecológicas, de la secta financiada por los Getty, Rockefeller o Soros (Futuro Vegetal, un movimiento adscrito a Extinction Rebellion y Scientist Rebellion), se han pegado a los marcos de los cuadros de ‘Las Majas’ de Goya en el Museo del Prado. Replican las absurdas majaderías que otros atontados, están desarrollando por todo el mundo, siempre en presencia de un nutrido grupo de periodistas y afamados seguidores, que jalean su arbitraria inconsciencia. En medio de ambas pinturas han escrito el mensaje ‘+1,5º’ para «alertar sobre la subida de temperatura mundial que provocará un clima inestable y graves consecuencias en todo el planeta». Me molesta mucho más su falta de preparación, que la chulería que se permiten con estas chorradas. La carencia absoluta de capacidad crítica, la ausencia de verdaderos valores y potenciar mansamente el pensamiento único sí que conllevan graves consecuencias para todo el planeta.

 

Esta moda de a ver quién hace la gamberrada más gorda, denominada “acción de protesta”, se inició tirando una tarta a “La Gioconda” en el Louvre. Después sopa de tomate a “Los girasoles”, en la National Gallery de Londres y, días más tarde, puré de papas a uno de ‘Los Pajares’ de Monet, en el Museo Barberini de Potsdam, al sur de Berlín. Puré de papas…, ¡Muy profesional! como apuntaba el narco gallego en la película “air bag” con las machine gun. ¡Mira que son repelentes estos “rebeldes de escaparate”!, hasta para ser un vándalo, aunque sea por un día, hay que ponerle cariño y dedicación de verdad. 

Sus aguerridos seguidores manifiestan que estas animaladas tienen por objeto que la ciudadanía tome clara conciencia del caos ecológico. Buscan hacernos entender que no tiene sentido proteger obras de arte mientras no somos capaces de proteger las vidas humanas. Debemos intentar analizar las reflexiones en su conjunto. Hay que recordar que los catequistas de la emergencia climática también se quejan de la subida de tipos de interés, de la inflación o del desempleo, siendo los mismos que potencian estos problemas por su fanatismo climático, que nos ha abocado al sistema energético más caro e ineficaz de nuestra historia, y el más dependiente del exterior. Y esto es lo preocupante, estos vacuos pensamientos de 160 caracteres, estas reflexiones de mercadillo,  tonterías de todo a cien. 

Las más serias hipótesis científicas del momento acreditan que son las ventosidades del ganado las principales culpables de la agonía de nuestra atmósfera ¿No hubiera sido más coherente manifestarse frente a cualquier multinacional alimentaria o farmacéutica? Me refiero a las que nos envenenan de verdad. ¿No conllevaría mayor grado de consecuencia arrojar tomates a alguna multinacional petrolera? Claro, estos últimos pollos tienen guardaespaldas, y lo mismo llueven los cocotazos. El arte no es solo arte, el arte es en último término el triunfo de un individuo frente al mundo que le sirvió como escenario. Hay que entender ese mundo y también su contrario. Pero qué culpa tienen Goya, Monet o Van Gogh para ser castigados por la fanática ceguera de los apóstoles de la agenda 2030.

Los despropósitos de tanto niñato son consecuencia, entre otros, del tipo de educación que se imparte en colegios y universidades, donde hace tiempo que la instrucción ha pasado a transformarse en adoctrinamiento, el mérito y el esfuerzo en anatema y la seriedad y el rigor intelectual en delitos. Muchas cosas podemos analizarlas por los resultados, así que cualquiera que analice los logros de la moderna pedagogía sabe que el  ”postureo” es una liturgia cotidiana, una orgia curricular, un entretenido espectáculo halloween que nos sitúa al frente de la siempre cambiante moda. 

Pese a la demagogia de los progres, el mérito y el esfuerzo solo tienen sentido para legar sus frutos a nuestros hijos. Este es y será el principal objetivo. Pero como ahora los centros educativos tienen como fin fundamental el que los chavales exploren sus braguetas y no sus cerebros, los estímulos de la vida activa ya no se encuentran frente a la débil, pero necesaria barrera del espíritu y de la vocación intelectual. Como cierre de las líneas de hoy, una sentencia del genial escritor japones Haruki Murakami: “Si lees lo que lee todo el mundo, acabarás pensando como todo el mundo”.

 

Luis Nantón Díaz