Publicado el

La miseria moral de las compañías aéreas

zrDSCN4201.JPGPor si no fuese bastante dolorosa la memoria del accidente de Spanair en Barajas, últimamente hay demasiadas noticias relacionadas con los vuelos a Canarias que crean inseguridad. Primero fue la solicitud de un aterrizaje de emergencia en Lanzarote de un avión por falta de combustible (dicen que la compañía lo hace adrede para que le den prioridad en las pistas y así cumplir horarios) y ahora ese avión que ha tenido que regresar a Barajas por problemas técnicos que han ocasionado daños a los pasajeros. Aquí está fallando el principio básico de que la seguridad, es decir, la vida humana, está por encima de todo; pero lo que hacen las compañías es tratar de facturar lo más posible, y la seguridad de los pasajeros y las tripulaciones es asunto secundario. Total, hay compañías de seguros que cubren accidentes y eternizan las culpabilidades en tribunales aquí y allá. Dicen que a Rayanair solo puede meterle mano el gobierno irlandés, porque es de allí, y eso me parece terrible, porque vuelan en España y por lo que demuestran los hechos no se atienen a las medidas básicas en las que todo pasajero confía. Digo yo que si hay globalización para las maduras también debe haberla para las verdes, porque es indignante que algo tan serio como la seguridad de un avión se deje atrás en favor de las cuentas de resultados. Y eso, además, acaba por manchar la imagen de Canarias, que sale en los medios por estas cosas sin comerlo ni beberlo. Indignante.

Publicado el

El Príncipe de Asturias del Deporte

Los jurados de los Premios Príncipe de Asturias son todos hijos de su padre y de su madre y deben ser muy aficionados a jugar a las siete y media, porque o no llegan o se pasan. Los de Letras, por ejemplo, se han empeñado en convertir el premio en un nuevo Nobel, pero de aquella manera, y premian desde hace años inexcusablemente a un extranjero, mejor si es del ámbito norteamericano (Arthur Miller, Lonard Cohen…) Los escritores patrios, por muy grandes que sean, ni lo huelen, y casi tampoco los que escriben en español en América.
zzFoto0460.JPGEn el otro extremo estan los jurados del Deporte, que un año tras otros glorifican lo nacional, cosa que está muy bien cuando hablamos de nombres muy grandes como Induráin o Nadal, pero que chirría cuando premian a Fernando Alonso cuando ni siquiera había sido campeón del Mundo una sola vez. Hace dos años le dieron el galardón a la Selección de Fútbol, y, bueno, si es por méritos y quieren ser de ámbito internacional, tendrían que habérselo dado a Brasil, que para eso es campeón cinco veces. Pero, vale, es la Selección Española, muy mediática, y se olvidaron de la de Baloncesto o de otros deportes en los que España ha logrado grandes triunfos. Ahí sigue arrinconado Ángel Nieto, que fue campeón del Mundo 12 + 1 veces, pero un año de estos de lo darán a Pedrosa o algún niñato de estos que tendrá un par de títulos pero factura mucho en publicidad. No niego que Xavi Hernández y Casillas son dos futbolistas muy importantes, y hasta ejemplares en su amistad por encima de la rivalidad Madrid-Barça. Pero es que ya fueron premiados con la Selección hace dos años, y como no sea que el jurado haya querido acabar de deprimir al pobrecito Cristiano Ronaldo, no entiendo este fallo (encima rarito, con candidatura doble, no confundir con ex-aequo, que yo no sé hasta donde fuerza las normas). Y esa es otra, porque uno lee la lista de miembros del jurado y entiende que se den los premios deportivos con criterios tan perecederos. Aquí lo que pita es el manejo diario de los medios, y a este paso los Príncipe de Asturias del Deporte acabará dándolos el programa Punto Pelota.

Publicado el

Cristiano Ronaldo y los pies de barro

Como en el sueño de Nabucodonosor (Daniel, II, 26-45), el hombre coronado de oro, que tiene el torso de plata, las caderas y los muslos de bronce y las pantorrillas de hierro, resulta que tiene los pies de hierro y barro. Tanta grandeza por arriba puede ser derruida simplemente con agua de lluvia que diluye el barro por los pies. Así es la fama efímera, y Cristiano Ronaldo, que viene de muy abajo, del barro, tendría que saberlo. Pero vive en su cabeza de oro y ya no recuerda de dónde proviene.
zcrisFoto0450.JPGSu don es que juega bien al fútbol, y por ello le pagan más de un millón de euros cada mes, y factura otro tanto en derechos publicitarios. Es decir, un hombre que gana unos 25 millones de euros al año, libres de impuestos, que es glorificado por adulones mediáticos, que es el centro de muchas miradas, ahora dice que no se siente querido en el Real Madrid. Digo yo que querrá que le rindan culto como a un faraón contemporáneo, que besen el suelo por donde pisa, que lo adoren. Si él mismo se cree lo que ha dicho, se necesita ser o muy infantil o muy soberbio; si lo hace por estrategia, hace falta ser muy cínico. Sus palabras son un insulto en una sociedad que atraviesa una situación muy difícil. Si él no se siente querido, ¿como ha de sentirse un padre de familia en paro, una viuda con una pensión misérrima, un joven preparado que cuando encuentra trabajo cobra menos de mil euros? Cristiano cobra cada 17 minutos el salario mínimo interprofesional de un mes, y se permite decir lo que dice. Con sus palabras no solo ha ofendido a la buena gente que sigue al Real Madrid, también ha ofendido a toda la profesión futbolística, a las personas trabajadoras y en suma a la Humanidad. Si tuviese dos dedos de frente, pediría disculpas porque, encima, un deportista afamado como él debe servir de ejemplo social, porque es el espejo en el que se miran los niños que piden a los Reyes Magos una camiseta con el nombre de CR7. Y que no se olvide del barro que conforman sus pies; y si no que le pregunte a Mike Tyson, Jack Clark y tantos otros, a los que la lluvia de la soberbia les destruyó la fama, les liquidó el dinero y fulminó su poder mediático.