Publicado el

DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 44: La nueva “normalidad”. (27/04/2020).

 

Por fin salieron ayer los menores acompañados de una persona adulta. Hay opiniones diversas, desde los que dicen que fue ejemplar a quienes aseguran lo contrario. Es estadísticamente probable que ha habido quien ha incumplido las normas, y de extenderlo se han ocupado la redes, aunque también sabemos que si solo nos fijamos en las excepciones no se nota la regla. Yo salí por la mañana a la farmacia y pude ver en la Plazoleta de Perojo y en la calle del mismo nombre algunos niños y niñas con un adulto. Lo que vi me pareció correcto, pero desconozco si fueron masivos los incumplimientos o se han exagerado los fallos. Ya lo valorarán quienes deben.

Aunque en los últimos días parecen haber remitido los bulos en la red (al menos en mi móvil) es obvio que hay material por todas partes, y es un asunto tan especialmente complejo que ya uno no sabe cómo enfocarlo. Lo que yo hago es evitar lo que no sea la información básica para saber a qué atenerme, pero no entro en valoraciones técnicas sobre el desconfinamiento, la desescalada o como quieran llamarlo, porque la nueva “normalidad” va a ser muy distinta a la que teníamos anteriormente. Ayer hablaban de cifras alentadoras, aunque a mí las 288 personas fallecidas en un día por causa de la enfermedad me sigue pareciendo un desgarro humano y social. El dolor por quienes se ha llevado la enfermedad va a quedarnos para siempre.

Ayer Sofía salió a la ventana muy disparatada; no paraba de moverse y saltar. Cuando le preguntamos si había salido a la calle, nos contestó con un ¡síííí! enorme y nos contó su padre por gestos que, cuando salió, a la niña la boca le llegaba a las orejas. Supongo que por eso estaba eufórica (enralada decimos por aquí), y esa excitación añadida se le irá pasando a medida que vaya saliendo cada día y asuma la nueva situación como habitual. Pero fue un día distinto, y el devenir de los acontecimientos será lo que determine la velocidad, los frenazos y la suerte de toda la sociedad. Sigamos teniendo mucha esperanza. Buen día.

Publicado el

DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 43: Hoy es hoy. (26/04/2020).

 

La celebración esta semana del Día del Libro ha hecho que se me active la memoria de momentos literarios que he podido vivir durante muchas primaveras. Es verdad que se han hecho esfuerzos en los que se ha procurado la presencia virtual de escritores y escritoras en distintos foros, pero está claro que nada hay que sustituya la presencia real, los actos en los que nos vemos físicamente. El protagonista es el libro, pero quienes escribimos tenemos ese día como referencia, aunque ahora los soportes tecnológicos hacen posible que una obra exista fuera de su tradicional casa de papel. Ha habido participaciones en actividades realizadas a través de la red, pero deseamos que esto pase pronto y volvamos a tener el contacto directo con la gente, sin quitar la importancia de las nuevas tecnologías, pero necesitamos el calor, el olor y el latido de la vida en toda su plenitud. Me gusta la gente, compartir momentos, entendernos con palabras y miradas; eso me falta, nos falta, y este 23 de abril se ha notado muchísimo.

dav

Estos días nos llegan imágenes de animales que ocupan determinados hábitats porque los seres humanos han dado un paso atrás. Lo que me sorprende es que haya quien tenga esa circunstancia como buena. Es verdad que el trato que hemos estado dando a La Tierra ha sido terrible, pero una cosa es buscar nuevas maneras sostenibles de relacionarse con el planeta y otra negar la importancia humana. Hemos visto completamente vacías calles y plazas muy emblemáticas, tanto cercanas como por todo el mundo. Eso no me produce alegría; todo lo contrario, la razón primordial de la existencia de la calle y la plaza es ser lugar de encuentro de las personas. Ver vacías la calle de Triana en Las Palmas, la plaza de San Marcos en Venecia o cualquier vía que es el paisaje habitual de cada persona en su población es como mínimo inquietante. Seguramente con otros modos, pero eso tenemos que recuperarlo.

Hoy estamos expectantes porque los niños y las niñas pueden empezar a recuperar la ciudad. A ver qué tal les va a los menores de mi calle, asunto del que tal vez sepamos algo cuando esta tarde coincidamos desde las ventanas. Ayer salieron como siempre Sofía y Diego, ella con sus maracas y muy bailona y Diego espléndido en su camiseta a rayas rojas y blancas. Y mientras tanto, esperamos siempre alguna buena noticia; al menos que no nos confundan. Les deseo un buen domingo, cada vez más cerca del final de este episodio. Hoy es hoy.

Publicado el

DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 42: Cada cual con su retrato. (25/04/2020).

 

Escribir un diario en confinamiento tiene el peligro de que puede acabar convirtiéndose en El Día de la Marmota, porque, hasta que la situación no vaya evolucionando y existan nuevos elementos, un día acaba siendo muy parecido al anterior. Se puede hablar, como hago yo, de una aventura culinaria o de otras actividades que, también,  acaban siendo repeticiones. Y ese es el problema del diario y del propio confinamiento. Otra cosa es que lo que se cuenta se centre en el día pero vaya por otros caminos, para lo cual es necesario ponerse el mono de trabajo de la literatura, que, como han dicho los clásicos, es un río de trabajo y unas gotitas de inspiración, pues ya también se ha repetido que, cuando lleguen las musas, es mejor que te pillen escribiendo.

Si de algo está sirviendo este episodio tan desventurado es para que se dibujen los retratos de la gente. Hay quien es alarmista y siempre está enviando mensajes o comentando cosas negativas, otras personas se interesan por cómo están los otros y las que más me gustan son aquellas que siempre comparecen con un empujón afectuoso o unas risas propias o buscadas en un chiste, aunque este sea malo. Estas últimas son las que más ayudan. En cuanto a quienes tienen alguna presencia pública o responsabilidad colectiva, prefiero a los que dan sin pedir. Por suerte, hay muchas personas así, y estoy convencido de que también serán las que arrimarán el hombro para salir adelante en el futuro inmediato. Ese juego de relaciones de poder sin sentido, que resulta incomprensible en estas circunstancias, son la inutilidad misma. Porque en situaciones como esta lo fundamental es pensar en los otros.

Ayer, mi compañera habló por el patio con el padre de Olivia y Lucía, las dos gemelas del piso que linda con el nuestro. Y, por supuesto, vimos a Sofía, una niña como las demás pero que es para nosotros el símbolo inocente de una época difícil de comprender hasta para las personas adultas. A las siete estuvo en su puesto, esta vez en brazos de su madre y con sus maracas rojas, que se han convertido en sus preferidas. Diego hoy salió muy despierto con su madre, con ojos ávidos de información, que dentro de muchas décadas seguirá en algún rincón de su cerebro y sus padres aliviados porque mañana podrán sacarlos un ratito a la calle. Seguimos adelante. Buen día.