Publicado el

DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 38: La voz de Sofía. (21/04/2020).

 

Pues seguimos sin levadura para hacer pan sin gluten. En las expediciones que he hecho estos días a los supermercados de la zona ha sido imposible conseguirla, como tampoco consigo semillas de matalahúva y tengo que conformarme con anís estrellado. En cuanto a las compras de víveres y productos de limpieza, tengo que decir que soy un desastre controlando los precios, pero sí que he notado un aumento cuando paso por caja. Supongo que  quienes defienden el libre mercado pondrían el grito en el cielo si se tratara de acotar los precios, pero la pregunta es, si, en la actual situación, el mercado es realmente libre o es propicio para que haya quienes se aprovechen. Hoy fijan el precio de las mascarillas, algo es algo, pero dice la Biblia que no solo de mascarillas vive el hombre.

mde

Hoy voy a grabar un relato de mi cosecha para participar virtualmente en la celebración del Día del Libro que hace la Biblioteca Municipal Ramiro de Maeztu de Puerto de Rosario. A partir del 23 irán subiendo relatos de diversas voces en su página de Facebook (https://www.facebook.com/BibliotecaMPuerto/). Menos mal que todavía me pilla con el pelo todavía visible y sin haberle hecho ninguna diablura, asunto que habrá que resolver cuando llegue el momento, porque desconozco si en esa “desescalada” entran las peluquerías y de qué forma.

Ayer, por fin escuchamos la voz de Sofía. A nuestros saludos respondió a voz en grito con un ¡hola! que se escuchó en toda la calle. Y no faltó su risa, porque estaba haciendo una especie de baile con su padre. Diego estaba en brazos de su madre, y a pesar de ser tan pequeño mira con mucha atención porque esos aplausos y esas personas hablando desde las ventanas debe ser algo curioso para él. Hoy Sofía nos ha mostrado su voz, un momento especial. Buen día.

Publicado el

DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 37: Una sonrisa nueva. (20/04/2020).

 

He caído en la tentación de ver unos minutos de informativos, en los que se hablaba de las pruebas de una vacuna en humanos en el Reino Unido, y cuando se encendía la luz de la esperanza dan una entrevista en la que alguien que supuestamente sabe de eso empezó a poner una ristra de objeciones sobre una posible vacuna, su proceso de fabricación y la administración a la población. Me pareció que se lo pasaba muy bien desanimando a la gente, y es que hay personas que disfrutan creando miedos. No son inocentes los medios que dan voz a quienes gozan alarmando. Dejemos que trabajen los científicos y esperemos que todo vaya bien, no hay otro camino. Por otro lado, los políticos españoles no están actuando a la altura de las circunstancias. La política en estos momentos no puede ser partidista, ha de pensar en toda la gente y no en sacar rentabilidad para siglas o proyectos políticos. No es humano, ni lógico, ni práctico; y lo digo por unos y por otros. Esta semana el tema central va a ser lo que han llamado “la desescalada”, como si hubiésemos subido una escalera que ahora tenemos que bajar.

Cuando salimos a la ventana ayer por la tarde, vimos en uno de los pisos de enfrente a una chica que suele asomarse junto a su madre, pero que a veces no está. Pensábamos que tal vez sería porque hacía algo inaplazable o que debía estar en otro lugar. Y, efectivamente, esa es la respuesta, porque hoy hablamos de ventana a ventana y supimos que es enfermera en el Hospital Insular. Cuando no está es porque tiene turno de trabajo en primera línea. Le preguntamos qué tal le iba y nos respondió con un “bien” y una enorme sonrisa. Está claro que las personas que trabajan en la Sanidad por vocación están hechas de una pasta especial. Hoy nos hemos llevado una sonrisa nueva, que nos da tranquilidad porque sabemos que, pese a quien pese, estamos en buenas manos.

Tardó en aparecer en su ventana la familia de Sofía y Diego. Por un momento pensamos que iba a ser decepcionante que no estuvieran. Nos pareció una eternidad el medio minuto que se retrasaron, pero, apenas empezaron a sonar los aplausos, salieron a toda prisa, seguramente porque estaban ocupados en otra cosa y los pilló el reloj. Hoy Sofía aplaudió por primera vez y se retiró saludando risueña. Sus padres deben haber entendido que sus hijos son la luz de la calle, y los vecinos le agradecemos el esfuerzo de cada tarde. Buen día.

Publicado el

DIARIO DE CUARENTENA. Jornada 36: Los domingos del futuro. (19/04/2020).

 

Da escalofríos pensar que una pandemia de estas características era previsible. Nadie escuchó las advertencias que hicieron los especialistas o personalidades que sabían de lo que hablaban, como Obama o Bill Gates, entre otras voces. Pero estamos donde estamos, y corren por las redes distintas informaciones que muchas veces se contradicen, sobre los retrovirales o las vacunas, ahora en fase de investigación. Siempre he dicho que toca ponerse en manos de la ciencia. Por lo pronto, ayer me despacharon en la farmacia una mascarilla por persona, debidamente acreditado con la tarjeta sanitaria. Cada tres días puedo optar a otras dos por el mismo sistema, que de momento me vale porque salgo cada varios días a reabastecer la nevera y el botiquín.

Los domingos tienen en mi casa un toque de melancolía, porque echamos de menos los días en que nuestros hijos venían desde Tenerife a pasar el fin de semana con nosotros. Recordamos los paseos por Las Canteras y la visita a algún restaurante los sábados, o las comidas caseras de los domingos, poco antes de que enfilaran la ruta del ferry. También se echan en falta los paseos con la perrita por calles del barrio o cuando me acompaña en la siesta o me despierta por la mañana. Pero tratamos de recordar esos días e imaginar los futuros en los que vuelvan a sentarse a nuestra mesa y a compartir sin temor el tiempo, el espacio, el potajito o el estofado casero. Lo que no cambian son los afectos, que con los hijos son inamovibles pase lo que pase. También leía en una red social que una amiga echaba de menos la presencia  de sus hijos. Eso significa que este episodio nos ha pillado como personas y como sociedad.

No sé si en mi calle empieza a haber deserciones, pero ayer también faltaron algunas manos a la hora del aplauso. Quienes se presentan puntualmente son Diego y Sofía, siempre en brazos de sus padres. La niña venía acompañada de una muñeca de trapo distinta, con un aire muy en línea con los dibujos animados actuales y cubierta por una gorra de punto, tipo charlestón, color blanco roto. Da la impresión de que Sofía ha tomado esta aparición de cada tarde como uno cita importante. Y lo es, sobre todo para nosotros. Buen día.