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No sé yo si fue buena idea

la foto comiccs22.JPGRelata el libro del Génesis, primero del Pentateuco y de La Biblia:
1, 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
2, 7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
2, 21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
2, 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.

***

Con todo respeto, Jehová Dios, aparte de la contradicción evidente
entre el primer versículo y los otros tres, y de las barbaridades que se
cometen aludiéndole en sus distintos nombres, ¿le sigue pareciendo
una buena idea haber creado al género humano?
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La vida y la muerte

Me quedo perplejo cuando veo la ligereza con que algunos comentaristas aquí y allá se toman el asunto del preso belga Frank Van Den Bleeken, que lleva 30 años de reclusión por violaciones y un asesinato. Basándose en una ley del 2002 que permite la eutanasia voluntaria en casos de dolor físico y psíquico insoportable, los tribunales decidieron autorizar la muerte asistida del recluso el 11 de enero. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha fallado en contra de la decisión del tribunal belga, y cuando parecía que finalmente la muerte del preso tendría lugar el domingo, los médicos han decidido cambiarlo a un centro más especializado en el que pueda tratarse su estado. zzzzz belga preso.JPGParece una forma política de no saltarse las leyes europeas y al mismo tiempo mantener las belgas, aunque ello no ha podido impedir que siga el debate sobre si se trata de una muerte por eutanasia o se parece más a una ejecución. Ante situaciones como esta, se supone que los razonamientos públicos debieran estar muy respaldados por argumentos médicos, psiquiátricos, jurídicos, sociales y éticos, de manera que me parece muy temerario que se lancen al ruedo a teorizar personas que en general apenas si tienen un barniz en esas disciplinas tan rigurosas que mencionaba. La situación es muy nueva, porque no es una enfermedad física, y por otra parte se habla del derecho de cada persona a una muerte digna. La cuestión es si esta manera de morir lo es. Yo no lo sé, y también pudiera suceder que a determinados enfermos mentales no diagnosticados se les ocurriera pedir la eutanasia porque en realidad desean (o creen desear) morir pero no se atreven a suicidarse. He seguido este caso y, a pesar de haber leído toda la información publicada que he encontrado, no consigo formarme una opinión. Paralelamente, se arma el debate sobre si las prisiones belgas no están dotadas con medios para atender a este tipo de reclusos, y me pregunto si hay países donde sí lo están; otros pensarán que un criminal no tiene derecho a ser tratado de manera tan especializada, pero todo esto no nos aleja del núcleo del asunto, que es si un ser humano tiene derecho a pedir su muerte y si un estado tiene o no la obligación de facilitársela. ¿Es el debate de la pena de muerte al revés? ¿Pueden los médicos revocar una decisión de un tribunal? Solo tengo preguntas, y por ello me asombra que haya personas que despachan un asunto así con la levedad de un cotilleo.

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D’Ors, la gaseosa y la ruleta rusa


imagen cahmapaña.JPGEugenio D’Ors fue un escritor que formó parte de un movimiento llamado novecentismo. Parece ser que, además de su demostrada capacidad para la reflexión profunda, tenía una gran rapidez mental para pronunciar dardos con gracia, y por ello, como a Oscar Wilde, se le atribuyen muchas citas, que unas serán ciertas y otras no, porque siempre se habla de escenas vivas, no de textos, y de ese modo tenemos que fiarnos de quien lo cuenta. A él se le atribuyen resplandecientes frases como que, en la literatura es más difícil tener el estilo limpio que brillante, o que el ingenio es la calderilla del talento, o que una síntesis vale por diez análisis. Pero de todas, la que más fortuna ha hecho es la que dirigió a un camarero que derramó un caro champán francés mientras explicaba la técnica para descorchar la botella; «Los experimentos, con gaseosa», dicen que recriminó al joven por haber desperdiciado el valioso líquido. Y me viene a la memoria el escritor novecentista en estos primeros días de un 2015 que se anuncia muy novedoso políticamente, y empiezo a estar hastiado de que viejos rockeros, allegados a unos y otros e iluminados eternos o de nuevo cuño nos estén diciendo cada día cuál es la receta mágica que dicen conocer (cada uno tiene una diferente). No sabemos quién realmente tiene certezas y quién miente por propio interés, mientras en la gente se mezcla la esperanza con el miedo, la valentía con la desconfianza y muchos se apuntan a jugárselo todo a la ruleta rusa. Y porque es el futuro de todos lo que está en juego, he recordado a Eugenio D’Ors: «los experimentos, con gaseosa».