Monsiváis, Saramago y Amalia Rodrigues
A veces las personas que influyen en el mundo se mueren a pares. Así ha sucedido con Saramago y Carlos Monsiváis, el gran intelectual mexicano, heredero de fernando Novo y Alfonso Reyes. Alguien me dijo una vez que si quería entender el alma de México tenía que leer a Monsiváis, porque Rulfo, Paz, Fuentes, Azuela, Pacheco, Restrepo, Poniatowska y muchos más la han ido reflejando, pero que si prescindes de uno, falta un poco, pero queda lo demás; con Monsiváis no ocurre eso, hay que leerlo obligatoriamente, porque en él está todo, pues entra en sesudos estudios sociológicos, poéticos o históricos y al mismo tiempo habla de lo popular y cotidiano, de eso que los encumbrados intelectuales suelen despreciar. El no, para él México era todo.
Con Saramago se está dando una ironía curiosa. Una vez le hablé del fado y de Amalia Rodrigues, y Saramago se puso serio, casi cabreado, porque decía que el fado era un mecanismo para hacer de Portugal un pueblo débil, y de Amalia Rodrigues no quiso hablar, pero entendí que no era santo de su devoción por la cercanía de ella al régimen salazarista, como Lola Flores con el franquismo. Y la ironía consiste en que, según los noticiarios (la noticia aún no está confirmada), las cenizas de Saramago van a descansar en una panteón de portugueses ilustres que hay en Lisboa, donde reposa también Amalia Rodrigues. Si finalmente eso es esí, no deja de ser un contrasentido.
«Vídeo grabado en Gran Canaria. El trío musical Two Door Cinema Club proviene de la pequeña ciudad de Bangor, en Irlanda del Norte y son una de las apuestas más grandes del sello francés Kitsuné de cara al 2010. Cruzan el electro pop con el indie rock puramente gringo».
Para varias generaciones Ariel Ramírez fue siempre una bandera, porque nos mostró la altura poética de la canción argentina que sabía volar muy lejos, porque a muchos descubrió quién fue y qué hizo la poeta Alfonsina Storni, y porque es autor de una de las canciones más bellas que se hayan escrito,