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Se van dos fuentes del mito

harper eco.JPGQue desaparezca un escritor que marca una época y un estilo siempre es triste; que se vayan dos de un golpe es tremendo. Han muerto el mismo día Harper Lee y Umberto Eco. Como todo lo humano, sus figuras se irán desvaneciendo con el tiempo, pero no así las obras que dieron lugar a mitos del siglo en que vivieron. Siempre nos quedará la figura ejemplar de Atticus Finch, el protagonista de la novela Matar un ruiseñor, la gran y casi única obra de Harper Lee, y que identificamos con la cara de niño bueno pero a la vez de hombre insobornable que dio en la pantalla Gregory Peck. Continuar leyendo «Se van dos fuentes del mito»

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Nueve universos a mano

Soy lector, y como tengo el vicio de pensar también tengo opinión. Cuando se escribe sobre un libro se espera que se haga una crítica, pero yo no soy crítico al uso. A veces me extiendo sobre un libro concreto, pero si uno quiere ser riguroso no puede hacerlo con todos los libros que lee porque lleva un gran esfuerzo y un tiempo del que no siempre se dispone. Por ello, de vez en cuando hago recordatorios sobre libros recientes o incluso más alejados en el tiempo. Eso sí, los libros que comento han sido leídos y del gusto del comentarista.

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En el centenario de Rubén Darío

El 6 de febrero se cumplieron cien años de la muerte de Rubén Darío, un poeta que hizo dar una vuelta de campana a nuestra lengua y a nuestra literatura. El Modernismo es mucho más que una forma externa de hacer arte, y la literatura lo es. Al cambiar la manera decimonónica de acometer el lenguaje, incide en el pensamiento, y ya nada fue igual. Literatos posteriores que aparentemente están muy lejos del Modernismo, o que incluso lo combaten, trabajan con nuevas formas de escribir -y por lo tanto de pensar-, que surgen de la revolución formal que en nuestra lengua tuvo a Rubén como abanderado. rubennnn.JPGMuchas veces se acusa al lenguaje modernista de superficial y amanerado. Y lo es si lo miramos desde hoy. Pero nadie puede negar que cursilerías como sus quioscos de malaquita, sus bocas de fresa o sus mantos de tisú rompieron unos moldes anquilosados y dejaron paso a muchos -ismos que fueron nueva sangre literaria. Rubén hizo que se perdiera el miedo a las palabras y a las formas establecidas, fue un fogonazo que deslumbró a posteriores gigantes como Valle-Inclán, los hermanos Machado, Pedro Salinas o el cenital Juan Ramón Jiménez, que luego cada uno tomó su camino cada vez más lejos de Darío, pero también de los moldes inamovibles de antaño. Continuar leyendo «En el centenario de Rubén Darío»