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DOMINGOS IM-POSIBLES (XI)

Medallas y matarifes
Menuda carajera la que se ha montado por la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes al torero Francisco Rivera Ordóñez. Ha habido casi unanimidad en la profesión al considerar que el torero no reúne los méritos suficientes para recibir tal galardón, se han alzado voces como las del también torero Morante de la Puebla, y el colmo es que otros dos toreros más, uno retirado y otro en activo, han decidido devolver las que en su día recibieron porque consideran que al tener Rivera ese premio los iguala a ellos. Vamos, que el ministro de Cultura ha pulsado un botón y todo ha volado por los aires.
DSCN1982.JPG<Aquí hay que considerar varias cosas. La primera es que no están claro los criterios de concesión, porque no hay un jurado y es el Ministro de Cultura el que lleva las propuestas al Consejo de Ministro, que es el órgano que las aprueba. Es decir, que el Ministro decide, supongo que con las asesorías debidas, y en este caso está claro que tiró por la calle de en medio porque las bofetadas caen de todas partes. No hay un jurado, como en el Cervantes, en el Velázquez o en los Premios Nacionales. Es potestad del Ministerio como lo es del Gobierno canario conceder la Medalla de Oro de Canarias a propuesta de su Presidente.
Otro asunto es el diluvio de Goyas, medallas, Fotogramas de plata, deportistas ideales y cosas parecidas. Parece que más que cantar, hacer un deporte, actuar o pintar, a lo que se dedican es a coleccionar galardones. Y hay clanes y grupos que se los disputan, siempre alrededor de la misma espiral. Hay miles de personas que realizan actos muy meritorios y no tienen ni una mención de su barrio, mientras que hay otras que mueven un dedo y hay cola para darles medallas. Por ejemplo, no veo que haya movimientos para que se conceda la Medalla al Mérito Civil al joven que arrebató la escopeta al tirador que disparó sobre una paseante en Las Palmas, posiblemente salvando la vida a más personas. Si todos son ciudadanos ejemplares, debe haber medallas para todos o para ninguno. Por ejemplo, hoy, Día de la Mujer, habría que dar muchas medallas a miles de mujeres que por muchas razones se las merecen.
En cuanto a lo de Rivera Ordóñez, me parece exagerada y fuera de lugar la reacción de José Tomás y Paco Camino, porque siempre ocurrirá que en este tipo de reconocimientos se premie a personas cuyos méritos no están muy claros, y en estos casos todo es discutible, porque entran en juego los gustos personales. José Tomás actúa como el sumo sacerdote de una religión pagana y sangrienta, porque tiene una ristra de seguidores que lo veneran como si fuese un dios. Cuando dieron el Premio Cervantes a una medianía, dejando atrás a autores de mayor calado, no vi que Carlos Fuentes, Vargas Llosa o Jorge Luis Borges abjurasen de su galardón. Y es que darle una medalla a las Bellas Artes a un torero es como nombrar deportista del año a Pedro Almodóvar, una sinrazón.
Y finalmente (y lo pongo en negrita para que destaque), todos los pintores, escultores, actores, compositores, bailarines, fotógrafos, cineastas, arquitectos, cantantes, musicólogos… debieran devolver indignados sus medallas al Ministerio desde que, en 1998, se comenzó a premiar a toreros como componentes de las Bellas Artes. Que un tipo que martiriza animales en público y luego los mata reciba por ello la misma medalla que Montserrat Caballé, Cristino de Vera, Fernando Fernán Gómez o Eduardo Chillida me parece un disparate vergonzoso. El arte y la ciencia marcan la diferencia entre los seres humanos. Matar toros no es ni una cosa ni la otra, es una salvajada, y parece mentira que el Ministerio de Cultura lleve ya diez años colgando nobles medallas artísticas a matarifes.
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(La foto se titula Manada de becerros pastando en el mercado de Portobello un lunes hacia la hora del Angelus, cuyo autor es el fotógrafo griego Tocatelos C., que obtuvo dos orejas y rabo en Los Mundiales de Fútbol celebrados en el teatro Scala de Milán. Como ya todo está revuelto…)

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Hoy se presentan tres libros cojonudos


Invitación Nelson Fausto y los dominios del viento.JPG
Extracto de la nota enviada por el editor:
«Queridos amigos y amigas: el miércoles día 4 de marzo haremos la presentación en la Sala Ambito Cultural de El Corte Inglés (última planta de la antigua Galerías Preciados de Mesa y López) de tres nuevas obras de la colección Episodios Insulares, con lo que damos por finalizada la primera serie que teníamos prevista desde hace 18 meses: los tres episodios de esta nueva entrega son los escritos por Emilio González Déniz (La derrota de Nelson), Miguel Ángel Sosa Machín (Los dominios de viento) y Luis León Barreto (El misterio del Fausto).
Con esta presentación culminamos esta primera etapa de 10 títulos de Episodios Insulares que son los que ya estan en las librerías desde comienzos del mes de enero.
Nos gustaría que nos acompañasen el próximo miércoles a las ocho de la tarde en la Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés, como muchos de ustedes ya lo han hecho anteriormente en los siete títulos presentados hasta la actualidad.
En este acto haremos también la presentación del I PREMIO DE NARRATIVA BREVE «EPISODIOS INSULARES» de la Editorial Cam».
Pues eso.

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Sobre la poesía viva en Canarias

Se ha dicho hasta la saciedad que en Canarias levantas una piedra y aparece un poeta. Y eso se dice en detrimento de la narrativa. No estoy de acuerdo, porque entiendo que Canarias es una sociedad en la que la narrativa ocupa un lugar preeminente, y para ello basta echar una mirada a la historia de nuestra literatura, que nació con endechas que contaban la muerte de Guillén Peraza, con cronistas que escribían en francés y castellano contando las vicisitudes de entonces, y con un Poema de Viana que comparte al cincuenta por ciento su calidad de poesía y narrativa.
Ha habido narradores de todo tipo durante los cinco siglos de nuestra historia, desde Viera y Clavijo a Millares Torres, y hasta el fabulista Iriarte participaba de la estructura de la poesía y los contenidos de la narrativa. Así que, no creo que la literatura canaria sea eminentemente poética, sino más bien compleja, pues ya hay teatro en sus inicios y se ha internado incluso en el campo del pensamiento. Y no podemos olvidar que las glorias más altas de nuestras letras han cultivado distintos géneros, pues hay un Galdós para un Tomás Morales, un Pérez Armas para un Pedro García Cabrera y un Angel Guerra para un Cairasco. Si hablamos de Alonso Quesada, tenemos que pensar en poesía, narrativa, teatro y hasta periodismo.
ssssssssssss.jpgEso no quiere decir que no haya poetas en Canarias. Los hubo siempre y los hay ahora, pero no tantos como hacedores de versos, porque la poesía es una disciplina muy delicada, un castillo de palabras que siempre va más allá de su semántica pedestre y convencional. Las más recientes definiciones dicen que la poesía reúne síntesis y asociación, diferencia imagen de metáfora y trasciende lo que en general se tiene por poético. No es necesario escribir versos para hacer poesía, porque está en un trazo pictórico, en un compás musical, en una mirada cinematográfica, en un movimiento de danza. Es decir, la poesía es algo que va más allá de lo que se utiliza como medio expresivo.
Lo que no puede negarse es que, al ser el medio de comunicación humana más sistematizado, la poesía está primordialmente en el uso de la lengua, y por lo tanto también está en la narrativa, porque todas las grandes novelas han sido escritas por poetas, y al decir poetas no me refiero a narradores que también escriban versos ( y un ejemplo de autor de una gran novela que, además, es un poeta consagrado, puede ser Boris Pasternak), me refiero a que sin poesía nunca habrían podido hacer sus grandes obras Tolstoi, García Márquez o Albert Camus, autores que jamás publicaron un solo poema.
Pero es evidente que los poetas más genuinos escriben versos, y en ellos tratan de desentrañar aquello que se nos escapa en una mirada cotidiana. Y creo que ser poeta es un don, no se aprende en ninguna universidad, porque entonces todos los profesores de literatura serían poetas. Sin duda es necesario conocer la herramienta con la que se trabaja, la lengua, sus estructuras y sus posibilidades, pero antes está el don, y sin él no hay poeta. Tampoco suele haberlo sin formación, porque el talento por sí mismo necesita armas para manifestarse.
En Canarias hay grandes poetas vivos, y esa es una buena noticia. Uno de ellos es Pedro Flores, un autor que ha ido imponiendo su presencia a través de una obra sólida que va dejando marcas en el camino. Desde su irrupción en la vida pública, hace ya más de una docena de años, nos ha ido dando libros referenciales, como el que acaba de publicar, Al este del desdén, que es pequeño pero no por ello menos importante. Flores es un borbotón de palabras que se entrecruzan con las dudas del ser humano y nos vigila el pensamiento.
Pedro Flores es una voz constante que se filtra sin solemnidad, abriendo hueco sin alambicarse y a la vez creando laberintos con materiales de uso común. Porque la poesía no está en el oscurantismo sino en la polivalencia del lenguaje y en la capacidad de enhebrar el inconsciente con lo obvio. Alguien dijo que la poesía siempre trata de definir lo indefinible.
sss5.jpgPor otra parte, acaba de publicarse un libro titulado Todos somos periferia, que es una larga entrevista que Daniel Barreto hace a Juan Jiménez, un clásico de nuestra poesía viva. Precede a la entrevista un corto ensayo de Fernando Herrera sobre la obra del poeta. Es un libro esclarecedor porque profundiza en las claves de la poesía de Juan Jiménez, y seguramente llega tan lejos porque quien establece este diálogo también es poeta.
De Valbuena Prat para acá se ha hablado y escrito mucho de poesía en Canarias, pero finalmente el discurso siempre es el mismo, y esa atlanticidad que se pregona tal vez no sea más que una repetición de las teorías del pionero. Sobre esto, Juan Jiménez pone un punto de vista diferente en esta entrevista: «… El atlantismo, la atlanticidad (sea como sea que pueda darse esa dimensión geopolítica), en cualquier caso actúa en nosotros como un fertilizante de nuestra vocación mediterránea, más que una vocación, la historia misma. Históricamente tenemos mucho que ver con el Mediterráneo». Y remacha diciendo que «todavía no hay una sociedad que responda a esos valores de atlanticidad, de comunicación de sistema de relaciones atlántica».
Hay por lo tanto una poesía viva en varias generaciones a la que no se le presta la atención debida, porque tal vez se construyen los escalafones por inercia social, y en la poesía los grados se consiguen por méritos de guerra. Sin embargo, hay demasiados coroneles que nunca han ganado una batalla.
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(Este trabajo se publicó ayer en el suplemento Pleamar de la edición impresa de Canarias7)