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Sobre la poesía viva en Canarias

Se ha dicho hasta la saciedad que en Canarias levantas una piedra y aparece un poeta. Y eso se dice en detrimento de la narrativa. No estoy de acuerdo, porque entiendo que Canarias es una sociedad en la que la narrativa ocupa un lugar preeminente, y para ello basta echar una mirada a la historia de nuestra literatura, que nació con endechas que contaban la muerte de Guillén Peraza, con cronistas que escribían en francés y castellano contando las vicisitudes de entonces, y con un Poema de Viana que comparte al cincuenta por ciento su calidad de poesía y narrativa.
Ha habido narradores de todo tipo durante los cinco siglos de nuestra historia, desde Viera y Clavijo a Millares Torres, y hasta el fabulista Iriarte participaba de la estructura de la poesía y los contenidos de la narrativa. Así que, no creo que la literatura canaria sea eminentemente poética, sino más bien compleja, pues ya hay teatro en sus inicios y se ha internado incluso en el campo del pensamiento. Y no podemos olvidar que las glorias más altas de nuestras letras han cultivado distintos géneros, pues hay un Galdós para un Tomás Morales, un Pérez Armas para un Pedro García Cabrera y un Angel Guerra para un Cairasco. Si hablamos de Alonso Quesada, tenemos que pensar en poesía, narrativa, teatro y hasta periodismo.
ssssssssssss.jpgEso no quiere decir que no haya poetas en Canarias. Los hubo siempre y los hay ahora, pero no tantos como hacedores de versos, porque la poesía es una disciplina muy delicada, un castillo de palabras que siempre va más allá de su semántica pedestre y convencional. Las más recientes definiciones dicen que la poesía reúne síntesis y asociación, diferencia imagen de metáfora y trasciende lo que en general se tiene por poético. No es necesario escribir versos para hacer poesía, porque está en un trazo pictórico, en un compás musical, en una mirada cinematográfica, en un movimiento de danza. Es decir, la poesía es algo que va más allá de lo que se utiliza como medio expresivo.
Lo que no puede negarse es que, al ser el medio de comunicación humana más sistematizado, la poesía está primordialmente en el uso de la lengua, y por lo tanto también está en la narrativa, porque todas las grandes novelas han sido escritas por poetas, y al decir poetas no me refiero a narradores que también escriban versos ( y un ejemplo de autor de una gran novela que, además, es un poeta consagrado, puede ser Boris Pasternak), me refiero a que sin poesía nunca habrían podido hacer sus grandes obras Tolstoi, García Márquez o Albert Camus, autores que jamás publicaron un solo poema.
Pero es evidente que los poetas más genuinos escriben versos, y en ellos tratan de desentrañar aquello que se nos escapa en una mirada cotidiana. Y creo que ser poeta es un don, no se aprende en ninguna universidad, porque entonces todos los profesores de literatura serían poetas. Sin duda es necesario conocer la herramienta con la que se trabaja, la lengua, sus estructuras y sus posibilidades, pero antes está el don, y sin él no hay poeta. Tampoco suele haberlo sin formación, porque el talento por sí mismo necesita armas para manifestarse.
En Canarias hay grandes poetas vivos, y esa es una buena noticia. Uno de ellos es Pedro Flores, un autor que ha ido imponiendo su presencia a través de una obra sólida que va dejando marcas en el camino. Desde su irrupción en la vida pública, hace ya más de una docena de años, nos ha ido dando libros referenciales, como el que acaba de publicar, Al este del desdén, que es pequeño pero no por ello menos importante. Flores es un borbotón de palabras que se entrecruzan con las dudas del ser humano y nos vigila el pensamiento.
Pedro Flores es una voz constante que se filtra sin solemnidad, abriendo hueco sin alambicarse y a la vez creando laberintos con materiales de uso común. Porque la poesía no está en el oscurantismo sino en la polivalencia del lenguaje y en la capacidad de enhebrar el inconsciente con lo obvio. Alguien dijo que la poesía siempre trata de definir lo indefinible.
sss5.jpgPor otra parte, acaba de publicarse un libro titulado Todos somos periferia, que es una larga entrevista que Daniel Barreto hace a Juan Jiménez, un clásico de nuestra poesía viva. Precede a la entrevista un corto ensayo de Fernando Herrera sobre la obra del poeta. Es un libro esclarecedor porque profundiza en las claves de la poesía de Juan Jiménez, y seguramente llega tan lejos porque quien establece este diálogo también es poeta.
De Valbuena Prat para acá se ha hablado y escrito mucho de poesía en Canarias, pero finalmente el discurso siempre es el mismo, y esa atlanticidad que se pregona tal vez no sea más que una repetición de las teorías del pionero. Sobre esto, Juan Jiménez pone un punto de vista diferente en esta entrevista: «… El atlantismo, la atlanticidad (sea como sea que pueda darse esa dimensión geopolítica), en cualquier caso actúa en nosotros como un fertilizante de nuestra vocación mediterránea, más que una vocación, la historia misma. Históricamente tenemos mucho que ver con el Mediterráneo». Y remacha diciendo que «todavía no hay una sociedad que responda a esos valores de atlanticidad, de comunicación de sistema de relaciones atlántica».
Hay por lo tanto una poesía viva en varias generaciones a la que no se le presta la atención debida, porque tal vez se construyen los escalafones por inercia social, y en la poesía los grados se consiguen por méritos de guerra. Sin embargo, hay demasiados coroneles que nunca han ganado una batalla.
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(Este trabajo se publicó ayer en el suplemento Pleamar de la edición impresa de Canarias7)

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Machado, un poeta, un hombre

machado.JPG70 años después de la muerte en Colliure de Antonio Machado, hemos de recordarlo en la voz de otros, como Paco Ibáñez o Serrat, en la voz de propio Machado rindiendo homenaje a la poesía y, sobre todo, en sus poemas:
«…Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje
y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.»

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Sobre el Día de las Letra Canarias

El próximo 21 de febrero se celebra el Día de las Letra Canarias, que es un invento que se puso en marcha hace unos años para tratar de dignificar nuestra literatura. A la hora de asignar un día hubo los problemas de siempre derivados del insularismo, porque había que buscar una fecha relacionada con una de nuestras glorias literarias, como se hace con el Día del Libro en el aniversario de la muerte de Cervantes.
biblioteca 1.jpgUno piensa a botepronto y está claro: Galdós, y situar este día bien en el nacimiento (10 de mayo), porque hacerlo en el de la muerte (4 de enero) coge en medio de las fiestas navideñas y se pierde entre tanta cabalgata. Pero Galdós tenía un problema: nació en Las Palmas de Gran Canaria, e importa poco que sea una gloria literaria en nuestra lengua y, con diferencia, el autor más importante que ha dado Canarias en toda su historia. Yo me pregunto si algo tan evidente se habría puesto en duda si Galdós hubiera nacido ya saben dónde.
Pues nada, Galdós quedó aparcado, porque según parece es cosa del Cabildo de Gran Canaria y nada más. Había que buscar otro grande, y desde luego José Viera y Clavijo lo es, aunque eso también es cuestión de opiniones, pero Viera tenía una ventaja tremenda: nació en Tenerife y tuvo su mayor actividad en Gran Canaria, donde murió y fue enterrado en la catedral de Santa Ana. ¡Eureka! ¡Ya lo tenemos!
Viera murió un 21 de febrero, y el primer año se dedicó este día a su figura. Pensábamos que una fecha así era para dar bombo a nuestras letras, acercarlas a la gente, mover nuestra literatura, pero resulta que el asunto se ciñe cada año a una ofrenda floral muy de políticos y poco más. Ya que es el Día de las Letras, se podría ensalzar lo hecho el último año, dar un premio (no importa su cuantía) a distintos géneros, similar a lo que son los Premios Nacionales de Narrativa, Poesía, Teatro y Ensayo, y hacer que suene la literatura de esta tierra.
Pero no, todo gira en torno a una figura del pasado, que está muy bien porque también hay que rescatar a los clásicos. Es una lástima gastar tanta pólvora en salvas, porque siempre hay una manera de dar a conocer lo que se está haciendo en Canarias, precisamente ahora que la creación literaria pasa por unos momentos de gran fecundidad.
Pero aquí somos tacaños y desvalorizamos todo lo que tocamos. Por ejemplo, el Premio Canarias (y esto pasa en todas las modalidades). Se da un Premio Canarias de Literatura cada tres años, porque por lo visto existe la idea de que darlo anualmente le quitaría valor. Comunidades autónomas de una sola provincia y menos habitantes que la nuestra (Cantabria, Asturias, La Rioja, Murcia, Navarra) otorgan cada año un galardón en cada modalidad, porque premian lo que tienen y así estimulan a los creadores. Aquí no, y no sólo se da cada tres años, sino que encima es indivisible y en una convocatoria no se puede premiar a dos o tres. De este modo, conozco a una docena larga de autores y autoras, con obra digna de un Premio Canarias, que pasan de los sesenta años, e incluso más, de manera que, si los premiamos cada tres años, al último le corresponderá cuando tenga ciento diez años. Y aquí la gente se muere antes, salvo los ilustres, admirados y venerables don José Miguel Alzola, y doña María Rosa Alonso, a quienes deseo una aún más larga y fructífera vida.
biblioteca.jpg Pero volvamos al Día de la Letras Canarias. Se dedica este año a la escritora Mercedes Pinto, y digo yo que se podría aprovechar para recordar que hay muchas mujeres en nuestra literatura. Unas se han ido pero su obra es importante; otras siguen aquí, y algunas llevan años y obra para que nos ocupemos de ellas. Me acuerdo de carrerilla de Elsa López, de Cecilia Domínguez, de Ana María Fagundo…
Claro que Mercedes Pinto merece que la recordemos, porque a su faceta literaria une su espíritu pionero. Baste recordar el título de la conferencia que dio en Madrid siendo veinteañera: «El divorcio como medida higiénica». Se armó tal revuelo en plena dictadura de Primo de Rivera, que Mercedes Pinto tuvo que irse de España, y dejó una huella profunda en Latinoamérica, especialmente en Uruguay y México. Fue sin duda una gran mujer, un ariete de la lucha por la igualdad y por lo tanto una escritora que merece todo el respeto y todos los elogios.
Como ven, no me parece mal que se dedique el Día de la Letras a una autora indiscutible como Mercedes Pinto, lo que no me parece bien es que ese día se circunscriba solo a eso. Una idea que hemos comentado y que es factible, hermosa y barata es que se lea públicamente durante unas cuantas horas una obra canaria por parte de muchas personas. Lo que se hace el 23 de abril con El Quijote podría hacerse cada año con libros nuestros que forman parte de nuestra cultura; se me ocurren Mararía, de Rafael Arozarena, La isla y los demonios, de Carmen Laforet… Y libros de autores vivos, que algunos hay por ahí que escriben bien, aunque nunca recibirán el Premio Canarias porque no llegarán a tiempo.
Pero me temo que predico en el desierto, porque el 21 de febrero es un sábado en el que, metidos en carnavales, apenas habrá tiempo para ir a ponerle una corona a Viera. Pues que siga el carnaval.
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(Este trabajo se publicó en el suplemento Pleamar de la edición impresa del día de ayer de Canarias7)