DOMINGOS IM-POSIBLES (XI)
Medallas y matarifes
Menuda carajera la que se ha montado por la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes al torero Francisco Rivera Ordóñez. Ha habido casi unanimidad en la profesión al considerar que el torero no reúne los méritos suficientes para recibir tal galardón, se han alzado voces como las del también torero Morante de la Puebla, y el colmo es que otros dos toreros más, uno retirado y otro en activo, han decidido devolver las que en su día recibieron porque consideran que al tener Rivera ese premio los iguala a ellos. Vamos, que el ministro de Cultura ha pulsado un botón y todo ha volado por los aires.
<Aquí hay que considerar varias cosas. La primera es que no están claro los criterios de concesión, porque no hay un jurado y es el Ministro de Cultura el que lleva las propuestas al Consejo de Ministro, que es el órgano que las aprueba. Es decir, que el Ministro decide, supongo que con las asesorías debidas, y en este caso está claro que tiró por la calle de en medio porque las bofetadas caen de todas partes. No hay un jurado, como en el Cervantes, en el Velázquez o en los Premios Nacionales. Es potestad del Ministerio como lo es del Gobierno canario conceder la Medalla de Oro de Canarias a propuesta de su Presidente.
Otro asunto es el diluvio de Goyas, medallas, Fotogramas de plata, deportistas ideales y cosas parecidas. Parece que más que cantar, hacer un deporte, actuar o pintar, a lo que se dedican es a coleccionar galardones. Y hay clanes y grupos que se los disputan, siempre alrededor de la misma espiral. Hay miles de personas que realizan actos muy meritorios y no tienen ni una mención de su barrio, mientras que hay otras que mueven un dedo y hay cola para darles medallas. Por ejemplo, no veo que haya movimientos para que se conceda la Medalla al Mérito Civil al joven que arrebató la escopeta al tirador que disparó sobre una paseante en Las Palmas, posiblemente salvando la vida a más personas. Si todos son ciudadanos ejemplares, debe haber medallas para todos o para ninguno. Por ejemplo, hoy, Día de la Mujer, habría que dar muchas medallas a miles de mujeres que por muchas razones se las merecen.
En cuanto a lo de Rivera Ordóñez, me parece exagerada y fuera de lugar la reacción de José Tomás y Paco Camino, porque siempre ocurrirá que en este tipo de reconocimientos se premie a personas cuyos méritos no están muy claros, y en estos casos todo es discutible, porque entran en juego los gustos personales. José Tomás actúa como el sumo sacerdote de una religión pagana y sangrienta, porque tiene una ristra de seguidores que lo veneran como si fuese un dios. Cuando dieron el Premio Cervantes a una medianía, dejando atrás a autores de mayor calado, no vi que Carlos Fuentes, Vargas Llosa o Jorge Luis Borges abjurasen de su galardón. Y es que darle una medalla a las Bellas Artes a un torero es como nombrar deportista del año a Pedro Almodóvar, una sinrazón.
Y finalmente (y lo pongo en negrita para que destaque), todos los pintores, escultores, actores, compositores, bailarines, fotógrafos, cineastas, arquitectos, cantantes, musicólogos… debieran devolver indignados sus medallas al Ministerio desde que, en 1998, se comenzó a premiar a toreros como componentes de las Bellas Artes. Que un tipo que martiriza animales en público y luego los mata reciba por ello la misma medalla que Montserrat Caballé, Cristino de Vera, Fernando Fernán Gómez o Eduardo Chillida me parece un disparate vergonzoso. El arte y la ciencia marcan la diferencia entre los seres humanos. Matar toros no es ni una cosa ni la otra, es una salvajada, y parece mentira que el Ministerio de Cultura lleve ya diez años colgando nobles medallas artísticas a matarifes.
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(La foto se titula Manada de becerros pastando en el mercado de Portobello un lunes hacia la hora del Angelus, cuyo autor es el fotógrafo griego Tocatelos C., que obtuvo dos orejas y rabo en Los Mundiales de Fútbol celebrados en el teatro Scala de Milán. Como ya todo está revuelto…)