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Las matrioskas de Rubén Benítez Florido

El día 3 de octubre presentamos en el Museo Poeta Domingo Rivero el libro Ninguna tregua al olvido, con el escritor Rubén Benítez Florido, un autor que basa su singularidad en la forma de acercarse a la escritura, siempre desde una mirada alumbrada por la filosofía. Como hiciera en libros anteriores, Rubén utiliza el sistema capsular como autores del calibre de José Ortega y Gasset; lejos de los larguísimos tratados que son habituales, Rubén demuestra que la filosofía no es aburrida. En la presentación, antes de la instructiva intervención del autor y el fluido diálogo que se estableció con los asistentes, leí el texto que paso a enlazar para quienes quieran tener una visión más amplia de este magnífico libro y de este escritor:
Las matrioskas de RUBÉN BENÍTEZ FLORIDO.pdf
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(La fotografía es gentileza de nuestra amiga la poeta Teresa Iturriaga Osa)
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El panadero y la propiedad intelectual

La propiedad intelectual es el pariente incómodo del patrimonio humano, porque si una familia tiene cualquier tipo de propiedad, esta pasa de generación en generación, y así hay ricos de cuna cuya fortuna se remonta a prebendas reales antiquísimas, o a un patrimonio forjado por un retatarabuelo. Siempre será heredado per secula seculorum, pero si una persona dedica su vida a escribir novelas, pintar cuadros, hacer películas o fotos o a componer música, la propiedad intelectual sobre esa obra vence a los sesenta años de la muerte del autor, y pasa a ser de dominio público. Es decir, que si yo me dedico a los negocios y me hago rico, mis tataranietos recibirán su parte, pero si realizo una actividad creativa, ese patrimonio tiene fecha de caducidad. Así, los herederos de un Mozart, un Dickens o un Velázquez pueden estar pasando hambre mientras la música, los libros o las imágenes creadas por sus antepasados generan cuantiosas sumas de dinero en la industria y el comercio de estas creaciones. Ya sé que hablamos de dos o tres siglos atrás pero es que hay ducados y cortijos que vienen de hace quinientos años e incluso más.
Luna equilibrista de Coca.JPGY eso es injusto, pero nada se puede hacer porque por lo visto la propiedad intelectual forma parte de una mancomunidad general, y todo el mundo se cree con derecho a usarla sin pagar un céntimo. Alguien que piratea un libro, un disco o una película vía on-line, previamente ha comprado un ordenador o un móvil, paga la factura del operador telefónico que le da conexión a la red, la de la electricidad con que funcionan los aparatos, la bombilla que le da luz, la silla donde se sienta y la mesa en la que descansa su teclado. Y eso le parece lógico, porque si no lo acusan de ladrón o simplemente le cortan la línea telefónica o la electricidad. Cuando se le dice que los contenidos que consume tienen una autoría y un esfuerzo detrás y que por ello debe pagar, pone el grito en el cielo con lo de la cultura libre y el capitalismo salvaje de quien quiere cobrar por su trabajo, que es tanto como decir que el panadero es un ladrón fascista porque quiere cobrarle el pan.
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(La foto La Luna equilibrista ha sido cedida gentilmente por Coca De Armas Fariña).

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Chile, Canarias, Chiloé… Siempre igual

Muy bien, voy a preguntar, por ti, por ti, por aquél
por ti que quedaste solo y el que murió sin saber
(Víctor Jara)

Septiembre es un mes triste en Chile, aunque llegue la primavera a Santiago, Y hoy lo recordamos porque los sátrapas del dinero mandan siempre, aunque una presidenta democrática ocupe el palacio de La Moneda, y así avasallan por la fuerza a los pobres que expulsan intempestivamente de sus casas. Chiloé es un archipiélago muy al sur de Chile, y allí, como aquí, hacen lo que quieren aunque la gente quiera otra cosa. La apisonadora del dinero y la injusticia se manifiesta lo mismo poniendo en riesgo ecológico a unas islas por el dinero de un petróleo que encima siempre sería ajeno, que derribando una biblioteca pública mientras se mantienen en pie hoteles ilegales sentenciados.
zzzchiloe.JPGY la memoria nos devuelve tiempos idos, como la época terrible de los años setenta en Hispanoamérica. El 18 de septiembre, es la fiesta nacional de Chile, la que fecha que cantaba Violeta Parra, la que recordaba Víctor Jara, la que estremece a los biennacidos en la cueca larga que es Chile, desde Antofagasta a Puerto Mont. Y el 18 de septiembre, fecha gozoza para los chilenos, ha quedado incrustada en medio de otros dos números septembrinos, dolorosos ambos, a la distancia triste de un cuarto de luna: el 11, fecha maldita en la que Allende entregó su vida a la democracia, y el 24, cuando la atronadora voz de Pablo Neruda enmudeció de pena bajo la lluvia pobre de Santiago, después de firmar de nuevo el poema Sátrapas, escrito ya en España en el corazón. Cambió sólo los nombres porque la tiranía siempre se escribe igual; por la ley de la fuerza y el dinero.