Solo perdura lo que proviene del talento

Suele decirse que cuando un tipo de arte responde a una moda tiene poco futuro, pero esto no es verdad. Lo que sí es cierto es que, cuando se hace determinado tipo de arte porque es lo que se lleva, la mayor parte de la veces no aguanta el paso del tiempo. Pero sucede que, a veces, algunas de esas pinturas, novelas, películas o piezas musicales permanecen a pesar de que han sido dictadas por el mercado. No está de moda, pero sigue en pie porque es una obra hecha desde el talento. Entonces decimos que estamos ante un clásico, aunque hayan sido obras realizadas por encargo, e incluso con un mensaje impuesto por quien las paga.
zzztalento.JPGPinturas por encargo de reyes o papas, óperas compuestas a mayor gloria de un emperador o películas encargadas como pura propaganda se han instalado en la eternidad efimera del arte; el talento de sus autores las proyecta en el tiempo y ya nadie se acuerda de que el Carlos V de Tizziano fue encargado para conmemorar la victoria del Emperador contra los protestantes, que Aida fue un encargo a Verdi, con tema incluido, para celebrar en El Cairo la apertura del Canal de Suez, o que Casablanca fue una película propagandística para mentalizar al pueblo americano de que Estados Unidos debía entrar en la II Guerra Mundial. Y así podríamos enumerar cientos de obras de arte que hoy celebramos, incluyendo las catedrales góticas, el Partenón y las pirámides. En literatura el mecenazgo se ha notado menos, siempre fue la pariente pobre porque no es de ahora que al poder le interesara poco la lectura. Un libro da menos lustre que un cuadro, un palacio o una ópera, aunque bien que se han ocupado de quemarlos o prohibirlos cuando no gustaban las ideas que contenían. Así y todo, muchas de las grandes obras de la literatura universal fueron publicadas bajo la protección de alguien poderoso. Así que, al final, lo que perdura es lo que ha sido producido con talento. El resto sí que es moda pasajera.

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