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Cállense un ratito

Hoy es 28 de enero, y los dirigentes políticos deberían reflexionar en esta fecha, pues, sea por designio, por casualidad o por carambola, no creo que haya una fecha tan negra para los poderosos. Tal día como hoy, murieron personajes del calibre de Carlomagno, Enrique VIII o Pedro El Grande (por citar sólo a tres gigantones) y Adolfo Suárez firmó su dimisión, acosa dos los golpistas.
boca.JPGEscucho hablar a los políticos de todos los niveles y tengo la impresión de que no se han dado cuenta del momento en que estamos, pues siguen con sus políticas partidarias y no se ponen codo con codo a trabajar para salir de la crisis. Está bien que los políticos hablen, pero es que están hablando demasiado y sólo dicen tonterías. Por lo que se ve y se escucha, andan perdidos, nadie sabe qué hacer con la que está cayendo, pero aprovechan el río revuelto para hurgar en el contrincante, sea de otro partido o del suyo.
Y vuelve ponerse en escena lo de los galgos y los podencos, que si esta crisis por esta causa, por la otra o sobrevenida, y mientras discuten crece la cola del paro, contando con que hay un sector de los empresarios que están aprovechando la riada para reducir personal sin que en realidad le sobre. Hay que mirar hacia países como Alemania, que en plena hecatombe ha conseguido crear puestos de trabajo en los últimos meses.
Señores y señoras de la política: cállense un ratito y piensen por una vez en el interés general, esas luchas por el poder no sirven a nadie y si esto revienta poco poder va a haber para repartir. Como decía el feo de los Hermanos Calatrava, en boca cerrada no entran pájaros.

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No sé si hablar de Poe

Pues no, no voy a hablar de Edgar Allan Poe, porque anda esta semana en todos los suplementos literarios con motivo del bicentenario de su nacimiento. Pero sí voy a comentar la abrumadora perreta que se ha liado en torno a este autor. Según se lee en estos suplementos, poco falta para decir que Poe inventó la literatura. Fue un extraordinario escritor y un gran innovador, pero, por suerte, también ha habido otros de su tamaño. Es que siempre exageramos.
Edgar_Allan_Poe.jpgSe incide en su compleja personalidad. Claro que Poe era complejo, era ni más ni menos un ser humano. Podríamos decir lo mismo de cualquiera, porque la personalidad de todos y cada uno de los seres humanos es muy complicada; somos historia y química cerebral, una combinación imprevisible. Digamos que Poe era un tipo raro, alcohólico, como Hölderlin era esquizofrénico y Toulousse Lautrec era contrahecho. Y todo influye en los comportamientos. Estoy convencido de que Galdós, Velázquez o Virginia Wolf también eran complejos, como usted o como yo.
Hay un detalle que no se resalta y que es en verdad extraordinario: Poe era norteamericano, y resulta muy peculiar que se dedicase en su época (primer tercio del siglo XIX) a temas más propios del romanticismo, que era lo que en quel tiempo primaba en Europa. Por entonces, Mark Twain, Zane Grey y otras plumas de sus tiempos se dedicaban a glorificar la epopeya americana, su particular gesta de pioneros. Poe en cambia se comportó literariamente como si hubiese vivido toda su vida en Londres o París.

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Yo creo (¿es de crear o de creer?)

No acabo de entender esa publicidad en las guaguas peninsulares (allá autobuses) que pasean en letreros curiosidades como «Es muy probable que Dios no exista» y otros por el estilo. Pero también sé que hay un sector de creyentes que por lo visto van a sufragar contrapublicidad guagüera proclamando por todas las líneas de autobuses que Dios existe.
catar.jpgY en estas andábamos cuando entra al trapo un vocero del arzobispado de Madrid para rasgarse las vestiduras alegando que airear en carteles móviles la posibilidad de que no haya Dios es una blasfemia que hiere a los creyentes. Siempre he defendido que hay cosas que pertenecen al ámbito privado, y hacer apología de una creencia (o no creencia) es un esfuerzo inútil, porque cada cual seguirá con lo suyo, pasen las guaguas que pasen.
Lo que sí me parece insostenible es el tratamiento de blasfemia que hace el mentado portavoz, porque si predicar el ateísmo hiere a los creyentes, proclamar la creencia en un Dios podría hacer lo mismo a los ateos. Es de una incoherencia espectacular, pues los creyentes publicitan su credo continuamente, incluso cerrando calles al tráfico cuando toca procesión.
Y es que estamos como siempre. También les digo, que no entiendo muy bien este embrollo, porque una cosa es el laicismo y otra la prédica de la no existencia de Dios. Y a estas alturas se preguntarán qué creo yo. Pues les diré: creo que, con lo bien que está jugando y con tantos puntos de ventaja, va a ser difícil que al Barça se le escape la Liga… Pero ni de eso estoy seguro, porque al fútbol lo carga el diablo… Ya… ¿Y qué pasa con el diablo?