Como existen los días del Teatro, el Libro o la Radio, también Internet tiene el suyo. Y se celebra hoy porque sí, no porque haya un patrono o se haya aparecido ninguna virgen, aunque si nos paramos a pensar las telecomunicaciones son casi territorio de Iker Jiménez.
Internet es como un gran oráculo, y a la vez un canal de comunicación en todas direcciones, una autopista de ida y vuelta. Con el desarrollo de las telecomunicaciones, el concepto de privacidad necesita ser revisado, hoy todo es posible.
Internet es tan grande que empieza a abarcarlo todo, y un día no muy lejano -ya casi es así- no habrá que tener en casa libros, discos o películas, [todo estará ](http://www.elpais.com/articulo/internet/SGAE/tiene/rival/EXGAE/elpeputec/20080516elpepunet_1/Tes)en Internet y al instante.
Para los que crecimos en una cultura bibliófila, que nos ha gustado el cine en la sala oscura y las conversaciones en torno a un café, este es un mundo nuevo, pero es el que hay, y todos viviremos en él a favor o en contra.
Una pantalla en blanco puede convertirse en segundos en un oráculo, Internet es una nueva vía para extender el conocimiento y para adquirirlo.
Feliz Día de Internet, que también tiene cosas buenas entre tanta maleza, como las artes plásticas, los libros, la televisión, el cine…
Una duda técnica: la foto ¿la hiciste con Photoshop o con Corel Draw? 😉
Ahora en serio, Internet yo creo que se ha quedado corta: hay mucha información, pero la mayoría de las veces está centrada en el ocio más comercial. Es muy fácil encontrar datos sobre la última película de Batman, o ver videos en Youtube de gente haciendo el chorra. Pero luego, vete a buscar información más específica sobre asuntos como filosofía o ciencia… la cosa está malita, y aunque algo hay, nunca llega a la profundidad de un ensayo o un manual técnico. Creo que al final la red se convertirá, mayoritariamente, en otro gran centro de ocio. Pero para cuestiones más especializadas, no podrá sustituir a los libros: llevo años oyendo eso de que se van a digitalizar las bibliotecas, que si el Proyecto Guttenberg y blablablá, pero al final lo que ha quedado es el Messenger, el Myspace y cosas así (que, ojo, tiene un gran valor).
Pues, aunque parezca mentira me pongo colorado… cuando hoy me he enterado de que Internet tiene patrón, y es que el Vaticano a nombrado patrón de los internautas a Santiago Alberione, a través de una votación por internet, quitándole el puesto a San Isidoro de Sevilla que era el candidato a dicho puesto.
Y es que la iglesia también se moderniza y con votaciónes por interÉ (que fue el modo por el cual fue elegido este patrón), como debe de ser en estos tiempos modernos.
Vamos a ver si San Isidoro de Sevilla puesde optar al puesto de patrón de Youtube, que no me extrañaria nada al paso que vamos.
¡ Cómo cambian las cosas, afortunadamente (Algunas) !
Nací en un lugar apartado de Fuerteventura, y recuerdo que mis primeras noticias de lo que era un periódico, fueron las hojas que, de vez en cuando, envolvían algún artículo que mis padres habían comprado y traído de Gran Tarajal, nuestra «capital» de los años 50, 60… ¡ Con qué gusto me leía hasta la publicidad, o miraba una foto ! Lo malo era cuando el envolvente era papel estraza, que, a falta de plásticos o papel aluminio, se usaba para envolver hasta la carne… Y tan natural que lo veíamos.
Gracias que yo había aprendido a leer y escribir, porque, a falta de escuela, tuve la suerte de tener una madre alfabeta, cosa no frecuente entonces en la zona, y que me enseñó a mí.
Un libro era un gran lujo, una joya, que me hacía temblar cuando alcanzaba a tener uno.
No había tv, ni teléfono, ni luz eléctrica, ni radio (la mayor parte de las veces)…
Todavía siento los infinitos goces que obtuve tanto tiempo de la Gran Enciclopedia L. R., el mejor regalo que me han hecho en la vida, y que mi hermana me hizo llegar a casa…
Recuerdo la primera vez que entré en una biblioteca, la de Puerto a comienzos de los setenta, que me hizo sentir la emoción que nunca más he sentido al entrar en otro sitio tan «sagrado» y maravilloso: ni siquiera en El Prado o el Escorial; en la Galería Nacional inglesa o el Museo Británico; el Louvre…
Con todo ésto, en esta casa natal y con aquellos recuerdos, casi sesentón, me llegó internet… No creo que todos hayan vivido tanta «revolución» en una vida como he experimentado yo…