Publicado el

El color del cristal


En un reciente artículo de Fernando del Pino Calvo-Sotelo nos transmite su asombro por el espectáculo circense que montaron los diputados de nuestro Parlamento Nacional, ovacionando enfervorecidamente a un actor profesional, que brillantemente está desarrollando su papel de peón de la globalización, aún a costa de su propia gente. A mí, lo que también me asombra es que un hombre que desarrolla una responsabilidad tan grande como Fernando del Pino, tenga el enorme valor de defender posicionamientos tan valientes. Porque hay que ser desprendido, por sostener banderas, por las que muchos te van a despreciar. 

Incluso para los niveles de falsedad actuales, no deja de provocar estupefacción la canonización como campeón de la libertad de un tipo como Zelenzky. Una creación de Soros, y otros mundialistas, que arresta al líder de la oposición democrática de su país, clausura medios de comunicación y prohíbe las actividades de once partidos opositores. Casi nada, pero ¡cómo le aplaudían desde las diferentes cámaras europeas! Entre la prohibición en Europa de medios rusos, que provocan un discurso tan uniforme como sesgado, y las sobreactuaciones de Zelenzky es muy difícil comparar versiones, mantener un posicionamiento independiente. Bravo por el presidente ucraniano, que, con su cuidada puesta en escena, con su barba de tres días y camiseta militar, está centrado en ganar la batalla de la propaganda de la opinión pública occidental. Esto es mucho menos importante para Putin, no porque no fuera decisivo, sino porque esas batallas ya las tenía perdidas desde el primer momento.

Esta visión unilateral, este discurso único que tenemos del conflicto en Ucrania, oculta una guerra entre Estados Unidos y Rusia. Un evitable conflicto que se generó en gran medida por la trampa estadounidense tejida desde 2005-2014, consistente en radicalizar a la Rusia de Putin con el señuelo rojo de la OTAN, empujándole a emprender lo irreparable en Ucrania para aislar definitivamente a Rusia de la Unión Europea y forzar el control estadounidense de Europa.

Resulta lamentable que tras más de 14.000 muertos en la guerra civil que asola Ucrania en los últimos años, y de las que Occidente ha callado oprobiosamente, nadie vaticinara una reacción de este calibre. De hecho, estas regiones no pretendían separarse, sino obtener un estatus autónomo que les garantizara el uso del idioma ruso como lengua. El primer acto legislativo del nuevo gobierno resultante del ilegal derrocamiento del presidente Yanukóvich fue la abolición, el 23 de febrero de 2014, de la ley Kivalov-Kolesnichenko de 2012, que hacía del ruso una lengua oficial. Es como si unos golpistas catalanes decidieran que el castellano ya no se puede utilizar en Cataluña…ahora que lo pienso, aquí casi lo han conseguido.

A partir del 2014 explotó una feroz represión contra las regiones de habla rusa (Odesa, Dnepropetrovsk, Járkov, Lugansk y Donetsk) y que condujo a una militarización de la situación y a algunas masacres (en Odesa y Mariupol, las más importantes). De aquellos polvos vienen estos lodos, hasta febrero del 2022. El día 07, durante su visita a Moscú, Macron reafirmó ante Putin su compromiso con los Acuerdos de Minsk, compromiso que repitió al final de su reunión con  Zelensky al día siguiente. Pero no sirvió para nada, dado que, en las posteriores reuniones celebradas en Berlín, los negociadores ucranianos, aupados por EE. UU, insistían en su irresponsable incorporación a la OTAN, y a no alterar nada, para solucionar el conflicto armado de las regiones rusas de Ucrania. Mientras Biden animando el cotarro anunciaba que Rusia atacará Ucrania en los próximos días. ¿Cómo lo sabía? Pero desde el día 16, los bombardeos de artillería sobre las poblaciones de Donbass aumentaron espectacularmente, como reportaron los observadores de la OSCE. Más tarde se dirá que se trata de desinformación rusa. De hecho, parece que Occidente y algunos países han mantenido deliberadamente en secreto la masacre de la población de Donbass, a sabiendas de que provocaría la intervención rusa. Naturalmente, ni los medios de comunicación, ni la Unión Europea, ni la OTAN, ni ningún gobierno occidental movieron un dedo.

No pretendo narrar la verdad, dado que resulta imposible, pero sí pretendo aportar datos contradictorios, para que podamos reflexionar, como mínimo, instigando una sana curiosidad, propiciando ver  lo que está detrás de muchas cosas. Un necesario escepticismo también provoca no obtener conclusiones precipitadas ante los horribles hechos de Bucha, que deben ser investigados hasta el final. Resulta extraño que Rusia, que dominaba la zona y posteriormente la abandonó anunciándolo con antelación, deje pruebas de una matanza de civiles con todos los cadáveres ordenados en una calle. Si tienen acceso a los innumerables videos que hay, como mínimo, es para sumergirse en un terapéutico mar de dudas.  Que un vídeo y unas fotos aportadas por uno de los contendientes sean suficientes para sacar conclusiones es una prueba más de lo fácil que es manipularnos. La guerra nunca dejará de ser horrible y atroz, pero no es lo mismo la muerte de civiles de forma colateral en enfrentamientos armados, a que sean ejecutados a sangre fría. En caso de que la investigación siga su curso podremos saber quién es el culpable, y en caso de no investigarse, también. Lo mismo ocurre con tantos episodios, que ya se ha demostrado, que han sido instigados por fuerzas ucranianas no regulares. Es lo de siempre, el primer caído es siempre la verdad.

Importante emplear la lógica para intentar tener claro quién obstruye realmente los corredores humanitarios. ¿Quién se beneficia de ello? Los rusos rodean y atacan las ciudades porque los combatientes ucranianos se han refugiado en ellas evitando enfrentamientos en campo abierto y utilizando cruelmente a su población como escudo humano. Entonces, ¿quién está interesado en impedir que los civiles abandonen el área, los sitiadores, que no pueden bombardear a discreción, o los sitiados, que se benefician de ello?

Aquí, y sobre todo en el terreno económico, es Europa la gran perdedora. Parafraseando a Fernando del Pino Calvo-Sotelo, ¿Es tan difícil comprender que el deber de los gobiernos europeos era defender los intereses de sus pueblos, y que éstos lógicamente orbitaban alrededor de obtener gas ruso barato a través del gasoducto y no de adoptar una actitud agresiva con un importante socio comercial con el que no tenía conflicto alguno? “El extraño giro de 180 grados de la Unión Europea por el que se pasó de expulsar a Rusia de Eurovisión a anunciar que enviaría misiles para matar soldados rusos supone el suicidio económico de Alemania, su tercera derrota a manos de EEUU y la confirmación de que, a pesar de las apariencias, sigue siendo un país ocupado.” 

Resulta patético que un país como EEUU, que mantiene más de 750 bases militares en 80 países diferentes, sin importarle si son democráticos o no, pueda acusar de expansionismo a otro. Y no lo olviden, mientras el democrático Gobierno Chino frotándose las manos. Ya tienen más cerca el relevo. Como siempre, nada es verdad, ni es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira.

Luis Nantón Díaz

Publicado el

El bozal


Lo de las recientes bonificaciones al combustible, mientras simultáneamente se incrementa el precio de gasolina, gasoil y gas, es una prueba más de que la “élite gobernante” está convencida de que somos idiotas. Inaugurar abril con una inflación superior al 10%, mientras su Sanchidad manifiesta que somos el faro que alumbra Occidente, confirma la anterior aseveración. Mientras tanto, continúan con su falta de previsión, su recalcitrante incapacidad para gestionar, acometiendo solamente alocadas medidas cortoplacistas.

El problema es que nuestro gran timonel, no es más que una dúctil marioneta, en manos de organismos supranacionales, que con su agenda 2030, están determinando nuestro futuro. Las crisis inflacionarias no las causan los problemas en la distribución, ni la codicia de empresarios sin escrúpulos, como suele apuntar el gobierno. Una de las principales causas de este terrible problema que arrasa nuestra capacidad adquisitiva es el exceso de dinero en el sistema, y el dinero solo lo puede crear hoy en Europa el Banco Central Europeo. Pedro Sánchez debería saber esto, porque es doctor en economía, con una archiconocida tesis.

El conflicto de Ucrania relatado desde un único discurso, las movilizaciones de ganaderos y transportistas desesperados, la religión del cambio climático, el incesante apoyo a una inmigración desbocada, una deuda externa imparable, un gasto público realmente delirante, obedecen a su estrategia de empobrecimiento de Europa y de progresiva eliminación de derechos. Pero se aprovecha todo para desviar la atención. El otro día, explicando las medidas a adoptar por el Gobierno, nuestro líder supremo trasladó un diáfano mensaje, al menos por pura reiteración: el culpable de la inflación y de sus efectos en España es Putin (mencionado 11 veces en 36 minutos), y para arreglarlo, necesitamos la unidad (también mencionada 11 veces) de todos los partidos en España, igual que se unen los países de Europa frente a la guerra. Todos con el líder.

Toda esta venenosa estrategia, está aderezada por un esperpéntico buenismo, verdaderamente repulsivo. El resultado que busca, y que las encuestas de intención de voto dicen que logra es doble: por un lado, focalizar la responsabilidad de la situación económica en un inevitable mal proveniente del exterior. El problema no tiene que ver con que tengamos una deuda pública per cápita de 30,000 euros, sino con los rusos. Y, por otro, centrar la responsabilidad de las consecuencias si sale mal en la oposición, que no se muestra “unida” con el gobierno. Lo malo de cuando nos enfrentamos a este tipo de mentirosos, es que hay personas que le dan credibilidad.

Menos mal que ya nos liberan del bozal, se ve que los inexistentes comités científicos ya lo han evaluado detenidamente. El otro día, camino del trabajo, pasé por un colegio. Justo estaban entrando los alumnos, niños de entre seis y doce años por lo que pude atisbar. Aunque ya deberíamos estar domesticados, perdón, quise decir acostumbrados, no pude mitigar una profunda sensación de rechazo por ese bozal impuesto a todos, pero que en los más pequeños resulta aberrante. Una generación que está somatizando que las personas carecemos de rostro, que no tenemos boca, y que estamos estabulados por un impreciso dogma de supuesta seguridad. Mientras nuestros niños pasan la jornada escolar atados a una mascarilla, su Sanchidad se pasea sin ella en espacios cerrados. La mayor parte de Europa ha abandonado el uso del bozal, mientras aprovechan el desastre de Ucrania, para monopolizar los medios, barrer bajo la alfombra toda la histeria sanitaria de los últimos meses, con mutaciones cada tres días y millares de bajas asintomáticas. Pese a los miles de médicos y científicos que afirman que las mascarillas no erradican los contagios y son muy perjudiciales para la salud, la máquina mediática continúa haciéndose eco de una narrativa incoherente que siempre amplifica miedo por encima de toda lógica. Por eso hemos sido de los últimos en ser autorizados a respirar.

Veo lo que hacen en medio mundo y me pregunto por qué nuestro gobierno se ha resistido tanto a eliminar las mascarillas. Personalmente pienso que es porque centran nuestras preocupaciones. Mientras nos poníamos y quitábamos el bozal, siempre teníamos presente el miedo, es algo irracional, pero es algo que condiciona diariamente nuestro ánimo. Desde hacía mucho tiempo sabían que no hace falta. Pero, mientras tanto, obligaban a los niños a taparse la boca con ese carísimo trapo, ese receptáculo de suciedad, bacterias y servilismo para que la sociedad tenga claro que ellos mandan y el resto somos solo tristes vasallos sometidos en silencio al abuso y despropósito mediáticos.

No es por marear la perdiz, pero es necesario recordar que los chavales del Reino Unido, Irlanda, Suecia, Noruega, Francia, Bélgica, Alemania, Andorra, Polonia, Luxemburgo, Holanda, Finlandia, Dinamarca, Rumania y Hungría ya estaban acudiendo al colegio sin mascarillas. En Estados Unidos ningún Estado defiende la obligatoriedad del detestado bozal en interiores. Pero los niños de España tienen peor suerte y viven en un Estado que los maltrata mientras sus padres callan. He perdido la esperanza en que mis compatriotas se rebelen. Al parecer somos un pueblo sumiso y obediente. Una cosa es ser solidario, pensar en el bien común, supeditarlo todo al bienestar de la mayoría, y otra es estar cómodamente abducidos por una cómoda cobardía.

Parece que todo está pasando, aunque ya nos vamos preparando, para ver qué nueva estrategia del terror se les ocurrirá a estos dementes obsesionados por el poder y el control. Lo triste es que ni siquiera hemos sido capaces de proteger la salud de nuestros hijos frente al delirio del juego político, no solo con la inoculación infantil frente al virus chino, sino con unas mascarillas, con unos bozales,  que son y serán el símbolo de  nuestras cadenas.

Luis Nantón Díaz

Publicado el

Dos caras de la misma moneda

Cada jornada que transcurre consolido más la creencia de que su Sanchidad y Casado, o el que venga, son dos caras de la misma moneda. Una devaluada moneda con simples diferencias estéticas, y de cara a una galería carente de sentido crítico. Los mismos que auparon al fenecido Pablo Casado y luego le traicionaron, son exactamente los mismos que aplauden como focas amaestradas la candidatura del totalitario Feijoo a presidir el PP. Lo de menos son las ideas o las estrategias, si es que existen, lo fundamental es continuar apareciendo en la foto. Lo triste es que ya casi nadie sabe quién es el fotógrafo y a pocos les interesan los problemas de este país.

Tengo muchos amigos conservadores, y en líneas generales, como siempre, respeto profundamente a las personas consecuentes. Pero en estos últimos treinta años el PP no ha cambiado ni una coma de las políticas frente populistas que con ZP y Pedro Sánchez han llegado a su máximo esplendor. Rajoy, con su mayoría absoluta, incomprensiblemente se convirtió en un esperpéntico albacea del delirante Zapatero, que todavía continúa promocionando regímenes bolivarianos en Hispanoamérica, a cambio de unos denarios, y de que le dejen el micrófono. Ni por un minuto se han planteado en tres décadas esgrimir una lucha cultural, y repletos de absurdos complejos, regalan la confianza otorgada por una ciudadanía cansada de los excesos progresistas. Erre que erre dándole vueltas al PP, como si fuera capaz de salvarnos de algo, cuando le otorgan una superioridad moral al progresismo globalista, que ni merece, ni tiene un mínimo de consistencia. 

Continuar apostando por un casposo bipartidismo que ha demostrado su incapacidad, unido a su torticera manía de sustentarse en minorías parlamentarias cada día más desquiciantes, no les impide seguir defendiendo a los culpables del caos y aceptar el estigma con que estos señalan a los que apostamos por nuevas tendencias. Este empecinamiento no es inocente; es en gran parte fruto de un sectarismo pueril, de unos intereses personales o de la actitud manipuladora de unos medios de comunicación públicos y privados en manos de los de siempre. Siguen abogando por un falso bipartidismo, por comodidad, por una pretendida profesionalidad de los políticos, y renunciando a las posibilidades que ofrece la alternativa del sentido común.  

Sentido común para superar los verdaderos problemas que asolan a España. Por citar algunos:

Si “democracia” fuera el gobierno del pueblo, es indiscutible que el régimen que impera en nuestra nación es, cualquier cosa, menos democrático. El meollo se lo reparten los partidos políticos, no manda el pueblo: son los partidos los que imponen candidatos y son los medios los que orientan las corrientes de opinión y el voto. La extinta división de poderes es un nebuloso recuerdo: el sistema parlamentario sirve para muy poco, porque los gobiernos aprueban decretos-ley, y, por tanto, el poder legislativo está reducido a ser un espectáculo para superar las apariencias. Y en cuanto al poder judicial, basta ver el interés de los partidos en nombrar a los más altos cargos de la magistratura para saber que su independencia es pura ficción. No olvidemos los últimos dictámenes del Tribunal Constitucional, para inferir patente de corso a unos partidos políticos que engullen poder y recursos de forma insaciable.

En la crisis del 2008 se hundió nuestra economía por la crisis internacional, agravada por la enfermedad del ladrillo. O eso nos contaron.  Desde entonces nuestra economía, en líneas generales, cayó más de un 20%. Nunca nos recuperamos, y hoy España es furgón de cola de Europa, ocupando el lugar más destacado, pero al final. Durante esta década no aprovechamos la coyuntura  para fortalecer el sistema educativo, promover que los jóvenes universitarios tuvieran una sólida formación científica y técnica. Para nada se invirtió en áreas de mayor valor añadido, en lugar de aspirar a abandonar la periferia de la Unión Europea y hacer esfuerzos por integrarnos en el verdadero motor sufrimos a un ZP que, literalmente, hundió y endeudó al país, a un Rajoy, indolente que se preocupó sólo de cumplir los exigentes requerimientos con la Unión Europea y de judicializar a paso de tortuga el golpismo catalán. Y, en estas condiciones, nuestro país ha sobrevivido gracias a las ayudas de la UE, pero estas no se han utilizado en una reconversión económica del país, sino que se han derrochado en políticas absurdas, limitadas y desconectadas de la realidad. Y para este 2022, el brutal incremento de la inflación, la subida de los tipos de interés volverá a reproducir el problema del 2010: perdida de solvencia de la deuda pública española, la interrupción de las compras de deuda nacional por parte del Banco Central Europeo, y que se dispare sideralmente la prima de riesgo.

Los políticos semanalmente nos venden sus mentiras, con cargas y cargas de televisión en vena. Nuestra democracia es absolutamente virtual. El régimen del 78 es solo un recuerdo, carente de fuerza, vitalidad y vigor. Una cáscara sin vida que se mantiene por pura inercia y por interés de la clase política y mediática que vive a su costa. La única diferencia que existe entre las dos caras de esa misma moneda es que la progresía  maneja a la perfección el navajeo político y exhiben, como su líder, un cinismo desprovisto de vergüenza y de ingenuidad, propio de experimentados sicarios. Los populares, sin embargo, continúan estando verdes, porque para esto del juego sucio hay que nacer, te tiene que salir solo, como robar caramelos en el super. Les falta calle, manual de descamisado. Y, en eso, los artistas de Ferraz no tienen rival. Al final da lo mismo, están embadurnados totalmente de agenda 2030.

Creo que vamos a tener anticipo electoral, y pese al “importante” papel del pedrosanchismo en la política internacional y eurovisión, me parece difícil que resista hasta finales de este 2022, especialmente después de los resultados de las elecciones en Castilla La Vieja. El primer signo vendrá con la aparición de fisuras en la coalición de gobierno: tanto PSOE como UP pretenden llegar a las elecciones incontaminados por los errores del socio. Resulta evidente que el bipartidismo ha terminado, al menos por un periodo, pero sinceramente me preocupa la hipersensibilidad del PP a las corrientes ideológicas en Europa, optando posiblemente por gobernar con el PSOE antes que con Vox. 

Lo dicho, dos caras de una misma moneda. Por más que la muerdo, ya no hay valor…

Luis Nantón Díaz