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El ringorrango del 12 de Octubre

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El Yin:
No es cierto que la Hispanidad sea la expresión de la más grande epopeya realizada por el hombre, como nos quisieron hacer creer durante décadas; tampoco es justo decir que la Hispanidad es una gran mentira, la negatividad absoluta para América. Siempre nos tientan los maximalismos, y entre la epopeya y la mentira yo me quedo con la Historia y la realidad. Es histórico que hubo salvajadas, mestizaje, criollismo y discriminación como en cualquier conquista, y también que el castellano se extendió por toda América; la realidad es ahora que más de trescientos millones de personas hablan una misma lengua, que hay valores culturales que compartimos y que el colonialismo económico sigue azotando a gran parte de América. La Hispanidad es al final la lengua y la emigración, pero debiera ser la solidaridad y el conocimiento de los pueblos con sus mentiras y sus verdades contadas en castellano.
El Yan:
En San Salvador, Guatemala o Managua hay cientos de bandas juveniles armadas que se matan por la heroína o por el territorio. En Chiapas y Guerrero sigue existiendo el feudalismo. Los mineros que extraen las esmeraldas colombianas viven en chabolas y pasan hambre. El 70% de la riqueza de Paraguay es propiedad de 16 familias. Haití es el país más pobre del planeta. Niños venezolanos son raptados y asesinados para comerciar con sus órganos en un lucrativo mercado internacional. Miles de muchachas latinoamericanas, huyendo de la miseria, ejercen la prostitución en Europa y Estados Unidos. Otras tantas son vendidas en la trata de blancas. En Ciudad Juaréz matan mujeres a centenares y nadie pone coto. Los indios andinos de Perú, Bolivia y Ecuador son curiosidades turísticas, viven en la pobreza y se menosprecia su cultura; por eso molesta tanto que Evo Morales sea Presidente.
Eso también es Hispanidad, tanto o más que los telegramas que Georges Bush le envía al Rey de España por estas fechas.

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El respeto

Yin_yang.jpgSobre la religión -cualquier religión- se ha dicho de todo, desde que es una fuente de valores eternos a que es el opio del pueblo. Como en tantas otras cosas, los maximalismos conducen siempre a callejones sin salida, y tan fanático es el que se juramenta religiosamente más allá de los límites de la cordura como el que se atrinchera en la racionalidad inocua que sólo admite lo que cabe en la ciencia conocida.
Desde el fanatismo que ha conducido a cruzadas, guerras santas, odios seculares y creencias unívocas, hasta la coexistencia de diversos credos, ha habido y hay de todo. Es indudable que uno se alista en lo segundo, y ha renunciado hace mucho tiempo a debatir algo tan íntimo, tan personal, como las propias creencias, que incluso tienen matices individuales dentro de un mismo credo genérico.
Por eso, cuando se habla de religión, hay que reclamar, ante y sobre todo, respeto. Y al mismo tiempo respeto para los no creyentes, porque todo ser humano tiene su manera de enfrentarse a lo irracional.

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Otro Nobel sorpresa

africain[1].gifTengo en estima la literaura de Vargas Llosa, pero a este paso da la impresión de que le va a pasar como a Borges: eterno candidato y nunca premiado. Ya comentaba hace unos días que volvían a sonar los nombre de siempre, con el norteamericano Philip Roth a la cabeza, pero este también parece del sino de Vargas Llosa. Es verdad que candidatos durante muchos años fueron finalmente premiados, como Cela o Saramago, pero no cabe duda de que el galardón a Jean-Marie Gustave Le Clézio es otra sorpresa de las que ya nos tiene acostumbrados la Academia Sueca.
Siempre me resultan curiosas las razones que esgrime el portavoz sueco para conceder el premio. Este año ha dicho del novelista francés que es «El escritor de la ruptura, de la aventura poética y de la sensualidad extasiada, investigador de una humanidad fuera y debajo de la civilización reinante». Casi nada, y eso que ya viene traducido en los periódicos. Este mismo texto se le podría aplicar a cualquiera, y en realidad, con definiciones tan generalistas lo que quieren decir los suecos, que son muy suyos, es que le han concedido el premio porque les da la gana. Confieso que Le Clézio no es precisamente mi escritor de cabecera, aunque me resulta simpático por periférica, pues aunque nació en Niza ha vivido muchos años en Isla Mauricio. De alguna manera, es un escritor insular y africano, pues así se tilda a sí mismo en un libro autobiográfico de hace unos años. Ya verán como más temprano que tarde algún gurú de por aquí dirá que este premio es un reconocimiento a la literatura periférica, africana, insular y, si me apuran, canaria. Cosas veredes.