Desaparecidos
Empieza a inquietar a la ciudadanía las desapariciones de personas en esta isla. Aparte de los casos desgraciadamente ya distanciados en el tiempo de Yeremy Vargas y Sara Morales, en los últimos años se han desvanecido sin dejar rastro al menos una docena de personas, las últimas en días recientes, un vecino de Telde que se esfumó en Meloneras y una turista que tampoco aparece. Habría que recordar al matrimonio de ancianos de Guanarteme de los que no ha vuelto a saberse, y una lista que nos lleva a mediados de la década anterior. Son demasiadas personas de las que nadie ha vuelto a tener noticias. Es posible que alguna se haya volatilizado por voluntad propia, pero lo lógico es que la mayoría no. Y es especialmente curioso que esto suceda en una isla pequeña como la nuestra, con no más de mil quinientos kilómetros cuadrados, con un solo aeropuerto y un campo de aviación en la entrada de la zona turística. Por el mar es más dicícil controlar, pues hay varios puertos con entidad y docenas de embarcaderos desde los cuales puede zarpar una motora sin llamar la atención. Pero hoy existen medios muy sofisticados de vigilancia, satélites, radares, GPS, y no ha aparecido la más mínima señal. El asunto es propicio a las teorías más estrafalarias porque casi es un contrasentido que esto esté sucediendo en un pequeño espacio del que es mucho más difícil salir sin dejar rastro que en un continente. La otra opción es que sigan en la isla. Estoy seguro de los esfuerzos policiales han sido y son tremendos, pero la vida real no es una serie americana de televisión en la que siempre cogen a los malos. Ojalá pronto sepamos de algunos o de todos.