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Ojalá la memoria de Suárez reparta cordura

Siempre es una noticia triste la muerte de una persona, y más la de un
hombre valiente y que hizo real su discurso «puedo prometer y
prometo». No compartía idelogía con él, pero su idea de crear una
democracia europea sí que la comparto, y en eso lo apostó todo. Y es
más triste que ahora esta derechona medieval que campa desaforada
zzzzzFoto02324445.JPGen este país aproveche su fallecimiento para manipular mensajes en su
beneficio, ya lo hemos visto en algunos renglones del mensaje del rey.
Pero, en fin, ojalá este regreso a la memoria de la Transición inocule
sentido del Estado en las mentes podridas de nuestros acuales políticos
amateurs. Descanse en paz Adolfo Suárez en el seno de sus creencias.

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Humo a favor


Comentaba hace unos días que la gran cita este fin de semana en Madrid no es futbolística y que lo que se juega no es la liga, sino que las Marchas por la Dignidad, y lo que nos jugamos todos es mucho más importante que un marcador futbolístico. Era previsible que preparasen 1.700 policías y también lo es que la ultraderecha cerril tenga previsto provocar incidentes para decir luego que los concentrados son antisistema. zzzzzFoto02324444.JPGLos verdaderos antisistema son los que se están cargando el sistema que hemos tratado de construir durante más de treinta años. Por si fuera poco, y seguramente por casualidad, la enfermedad de Adolfo Suárez les viene muy bien, porque están utilizándola como cortina de humo para no hablar de las marchas. Es lógico que los medios dediquen mucho espacio y tiempo a glosar a una figura tan importante de nuestra historia reciente, pero no me negarán que esa desgraciada circunstancia bien administrada mediáticamente puede servir como justificación del silencio sobre la llegada masiva de caminantes a Madrid. Lamento lo de Suárez, y me importa un rábano quién ganará el Madrid-Barça (que conste que me gusta el fútbol), pero insisto en que hoy, 22 de marzo es un día muy importante para la verdadera democracia, y quienes se sientan demócratas tendrán hoy su pensamiento en Atocha, Madrid, 5 de la tarde (4 hora canaria).

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La dignidad camina hacia Madrid


Hay muchos ojos puestos en Madrid para este fin de semana, y parece una casualidad (no creo en las casualidades) que los medios se empeñen en machacar desde el lunes el partido Madrid-Barça del domingo en el Bernabéu. Se está haciendo verdad otra vez aquello de que el fútbol es el opio del pueblo, y es una pena que tan bello deporte y mejor espectáculo sea utilizado para hurtar el foco a lo importante. Porque lo importante es que hay miles de personas caminando hacia Madrid desde distintos puntos de España, en las llamadas Marchas por la Dignidad, que confluyen en la capital el sábado 22. zzz777777hh.JPGLo que se juega este fin de semana en Madrid no es la liga de fútbol, es la dignidad de millones de personas que ven cómo son pisoteados uno detrás de otro derechos que han costado años, trabajo y sangre. Ese es el verdadero partido que se juega en Madrid, pero vamos mal si la prioridad sigue siendo informar sobre la tristeza de Neymar, el complejo de Superman de Cristiano Ronaldo, la titularidad de Casillas o las conspiraciones del entorno de Messi (podría vérseles un detalle solidario a esos héroes del balompié). Y es lo que se hace durante horas y páginas, mientras las marchas de ciudadanos expoliados de los más elementales derechos humanos son objeto de gacetillas y cuñas volanderas. Es de un cinismo escandaloso que las grandes corporaciones saquen pecho con las ganancias de sus cuentas de resultados de 2013, siempre a más, y que por el contrario a la inmensa mayoría de la población se le sigan cercenando sus necesidades más elementales. Las primeras declaraciones del arbispo Blázquez en calidad de nuevo presidente de la Conferencia Episcopal fueron para seguir empujando la salvaje ley del aborto de Gallardón, y ni una sola palabra para los pobres, sojuzgados y desposeídos injustamente. Por eso hay que tratar de que España entera marche hacia Madrid solidariamente con los caminantes por la dignidad. La capacidad de abuso y prepotencia del Gobierno tiene un límite, el que le permita la sociedad real de España echada a las carreteras de la reconquista de nuestros derechos fundamentales.