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Juancho, La Habana y el estilo

Juancho 22 img051.JPGDicen que el escritor está hecho cuando se distingue por el estilo, palabra que por otra parte nadie ha podido definir con solvencia indiscutible. Desde su primera novela, y ya ha superado la docena, la escritura de J.J. Armas Marcelo tiene un aire inequívoco, definido e inconfundible. Eso debe de ser el estilo. Incluso en sus novelas más alejadas argumentalmente del mundo hispanoamericano, se respira ese aire oceánico. Dijeron que venía del clasicismo y por ello que era capaz de construir frases más largas que nadie, sin el más leve error de concordancia porque en su cabeza declinaba la oración completa. Puede ser, pero, ¿qué sabe nadie lo que hay en la cabeza de un escritor cuando escribe? Luego ha hecho novelas y ensayos con frases más cortas, con larguísimos párrafos, con diálogos directos e indirectos, con… El estilo es la personalidad de Juancho escriba como escriba. Porque maneja lo barroco cuando quiere, es directo si así lo estima y es, en definitiva, un escritor que domina todos los registros posibles, y siempre es Juancho, el estilo.
Juancho 1 img050.jpgAcaba de publicar Réquiem habanero por Fidel, novela que cierra su trilogía habanera conformada, además por Así en La Habana como en el cielo y El Niño de Luto y el cocinero del Papa, una novela que se estaba haciendo esperar porque en medio ha habido otras, como el díptico que transcurre en el Cono Sur. Y esto que digo del manejo de un malabarista lo ha demostrado con sus dos últimas novelas, la que acabamos de citar y la muy reciente La noche que Bolívar traicionó a Miranda, muy pausada y profusa en cavilaciones y sentencias; Réquiem es más directa, casi opuesta en su estructura y redacción a la anterior. Y siempre sin dejar de ser Juancho.
La Habana es una obsesión en el imaginario de Armas Marcelo. Su prosa, su conocimiento y su presencia van desde Río Grande hasta Tierra de Fuego, no escapan Venezuela, Argentina, Panamá, Colombia o Perú a su voracidad intelectual, pero Cuba está en la génesis de su escritura literaria, que se mezcla con su permanente crítica a los muchos aconteceres de la revolución cubana. Y en esta novela, que corona la trilogía, está toda esa historia, resumida en las vivencias de un hombre, Walter Cepeda, coronel retirado de la Seguridad del Estado, que es el instrumento literario que Juancho utiliza para engancharnos desde la primera página sin dejar respirar al lector, contando y contando, con humor, con dolor y con una eficacia narrativa tan contundente que aparecen en la mente del lector incluso pasajes que no están escritos.
Estamos ante una novela que sin duda se convertirá -ya está sucediendo- en referente literario de un espacio que ningún español pisa con tanta seguridad como J.J. Armas Marcelo, una obra que, una vez más nos da la dimensión de un narrador que cuando cuenta un minuto tiene siempre delante los últimos tres mil años de pensamiento, de literatura y de historia. Y eso se nota.
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(Este trabajo fue publicado en el suplemento Pleamar de la edición impresa del periódico Canarias7 de Las Palmas de Gran Canaria el día 14 de mayo de 2014)

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Disparates varios

Africa ya estaba en la miseria material y humana con tantas guerras y sequías, y ahora está en el filo de la navaja de grupos islamistas como el que en Nigeria ha secuestrado a 200 niñas; en Asia los jinetes cabalgan desde la miseria de Calcuta hasta la guerra inútil de Afganistán, la tensión entre Pakistán y La India o el revoltijo de Indochina, Indonesia o Filipinas; en América del Sur no está el hormo para bollos en ninguna parte, y como muestra piensen en Argentina, Brasil o Venezuela; Centroamérica postrada como siempre, desde Haití hasta Guatemala; Norteamérica dada al prozac y mandando marines a todas partes. Ya no les hablo de Palestina, de Libia, de Siria… Y ahora Ucrania. Pero todo parece seguir como si nada ocurriera, y en los telediarios alternan el horror de las niñas nigerianas con el «terrible» problema de Fernando Alonso porque su Ferrari es un trasto. Luego llega Eurovisión y llena horas de programación y cafés porque dicen que las polacas hicieron pornografía, se votaron los países por vecindad y finalmente ganó un/una… un drag… una… Austria. Yo me acuerdo cuando Eurovisión era un festival de canciones.
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Propongo a TVE que envíe a Eurovisión/Viena 2015 a estos representantes. Según un sondeo, partirían como favoritos, y si llegaran a cantar algo ya sería la leche.

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¿Qué Europa?

El desinterés creciente por las elecciones europeas es directamente proporcional a la carajera mental de quienes manejan este cotarro. Para empezar, es hipócrita y hasta ofensivo decir a la gente lo importante que es estar en Europa si luego solo hablan de asuntos domésticos y encima con el rastrero sistema parvulario del «y tú más». Nadie contesta a preguntas fundamentales sobre cómo piensan construir esa Europa que tanto pregonan, que de momento solo sirve para ser inflexible en las normas que afectan a los ciudadanos y por lo que se ve no sirve cuando hay que atar cortos a los tiburones que nos devoran. Para colmo, sobrevuela estas elecciones el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que tampoco nadie se ha molestado en explicar, ni les pasa por la cabeza que, una vez explicado, pasen una consulta a los ciudadanos. La palabra «referéndum» les da grima. zzzzggFoto0922.JPGLes gusta más que se vaya a votar casi a ciegas y luego durante cuatro años ellos harán lo que mejor les parezca. Y, la verdad, entre el hatajo de incompetentes que pilotan algo tan complejo y los intereses personales y de clase de gran parte de ellos, es como darle una navaja barbera a un chimpancé. Unos dicen que el bipartidismo es lo peor, y para combatirlo crean dos docenas de opciones que no se sabe muy bien en qué se diferencian unas de otras. A veces me pregunto si muchas de estas fuerzas diversas no habrán sido creadas a propósito para que al final la dispersión y las matemáticas engorden el bipartidismo. En cuanto a lo del acuerdo comercial con Estados Unidos, que me lo expliquen, porque ya sin él los yanquis (y los confederados) lo controlan casi todo: se han cargado nuestra industria cinematográfica, nos tienen asfixiados a refrescos de cola, comemos alitas de pollo con su franquicia americana… ¿Quieren quitar aranceles o que se los quitemos? ¿Van a inudar nuestro mercados con productos transgénicos más baratos, con lo que acabarán con la poca capacidad productiva que nos queda? Se preguntarán el por qué de mi mosqueo; muy sencillo, porque a los prebostes del PP este acuerdo les parece bueno y se cierran en banda ante la posibilidad de que se consulte al pueblo. Y cuando esto sucede suele haber truco y no nos han dicho toda la verdad. Llámenme tiquis-miquis, pero gustaría saber qué es exactamente lo que vamos a votar, porque el voto es un compromiso, un contrato, y hay que mirar la letra pequeña, aunque ya sabemos qué hace esta gente con los compromisos.