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Acabemos con las tradiciones machistas

Vaya por delante que se quedará corto todo homenaje que se haga a las mujeres del pasado (y del presente), que en una sociedad desigual en general llegando al borde del esclavismo, y con un machismo irracional e injusto, trabajaron como si fueran bestias de carga, en las labores del campo, del mar, del comercio o de la vida doméstica, sin ningún artilugio que les hiciera más fácil sus tareas. Miles de mujeres cargadas como mulas de brutales haces de leña seca, de pesados cántaros de agua, de ropa que llevar a lavar al barranco, o de cualquier cosa que hubiera de vender lejos, fuera pescado, leche, queso o productos del campo. «Llevaban el mundo sobre sus elegantes cuellos», dice el cronista con ínfulas de poeta, ¡menuda metáfora esclavista! Luego tenían que ser madres amorosas, esposas diligentes y audaces administradoras.
zzzz mujeres cargando 1.JPGEste tipo de vida sigue por desgracia vigente en sociedades del siglo XXI, y esos modos culturales, religiosos o llevados por la inercia de la costumbre no ayudan mucho porque siempre aparece la famosa e interesada teoría de que «ha sido así siempre». En la tercera acepción de la palabra tradición, la RAE dice: «Doctrina, costumbre, etc., conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos». Suena muy bien, y es tan étnico y tan enaltecedor de nuestros mayores que parece que cualquier costumbre de antaño debe ser conservada. Pues resulta que no, que lo mismo que hay cosas muy nuevas que no son buenas, también las hay deleznables en las antiguas.
zzzz mujeres cargando 2.JPGEsto viene a cuento de los merecidísimos homenajes que se hacen a estas mujeres, sean las gangocheras, las canastilleras, las queseras, las pescaderas, las lavanderas pintadas por nuestros pintores indigenistas o las lecheritas cantadas en nuestro folclore musical. Me imagino esas cervicales aplastadas por años y kilos de peso sobre un cuello siempre firme. Es necesario recordarlas para que esos abusos no vuelvan a producirse, hacer memoria de lo malo para no repetirlo, porque en nombre de la tradición se ha pisoteado al débil y se sigue abusando de la mujer. Solo hay que abrir los ojos para verlo. Tanta barbarie debe ser desterrada, ya el irracional respeto al pasado solo por serlo ha lanzado demasiadas cabras desde los campanarios. Estoy hasta el gorro de que en nombre de la tradición se siga abusando, discriminando, vejando. Así que menos golpes de pecho en nombre de la tradición y más justicia igualdad y progreso para todos, y especialmente para todas. Que ya vale.

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Federico muerte, dolor y gloria

Federico García Lorca fue asesinado la noche entre el 18 y el 19 de agosto de 1936, pero nunca han podido acallar su voz, que cada día grita más fuerte:
zzz loorca.JPG

Cuando yo me muera,
enterradme con mi guitarra
bajo la arena.
Cuando yo me muera,
entre los naranjos
y la hierbabuena.
Cuando yo me muera
enterradme si queréis
en una veleta.
¡Cuando yo me muera!


(Federico García Lorca)

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¿Estamos en manos del azar?

Cuando vamos en avión, en guagua o en taxi, comemos en un restaurante, cruzamos un puente o un túnel o necesitamos asistencia médica, sin pensarlo estamos creyendo en la profesionalidad, y de manera inconsciente estamos confiando en los conductores, médicos, cocineros, pilotos o ingenieros que están o estuvieron implicados. La profesionalidad da confianza. Y si nos paramos a pensar, los políticos no son profesionales, y aunque se rodeen de técnicos son los que tienen la última palabra. Una profesora de filosofía puede ser ministra de Obras Públicas, un músico ministro de Defensa y un químico presidente del Gobierno. Es decir, la última palabra la tiene siempre alguien que no es profesional.
zzz azar.JPGY esto nos lleva a la pregunta de si quienes nos gobiernan saben realmente lo que están haciendo, porque uno constata que ignoran a veces hasta los antecedentes históricos del asunto sobre el que deciden. Las declaraciones de tanto Jefe de Algo suenan siempre a favor de su conveniencia, no a la de todos. Estar en manos de Rajoy, Obama, Merkel, Putin o el presidente chino Xi Jinping, es tanto como decir que vivimos en una especie de ruleta rusa, y si ocurre como hace un siglo (que es lo que parecen evidenciar), que coincidió al frente de los estados una colección de tarugos que condujeron al mundo a la mayor guerra conocida hasta entonces, estamos en manos de azar.