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El mundo no empezó ayer

Con tanta tecnología, la gente menor de cierta edad cree que la civilización ha empezado con ellos. Es más, muchos creen que la inventaron ellos, y miran a las generaciones mayores con cara de pena porque suponen que en épocas anteriores a ellos éramos unos cavernícolas que casi no conocíamos la rueda o el fuego. Circula por ahí una especie de chiste en el que un joven se chuleaba frente a un hombre entrado en años, con una arrogancia que parecía que todo lo había inventado él.
-¿Qué hacían ustedes en un mundo tan aburrido, sin satétites artificiales, móviles, ordenadores, wi-fi, airbag, gafas polarizadas, fibra óptica, aire acondicionado, microondas, televisión interactiva, vitrocerámica y otros avances tecnológicos?
-Pues te lo diré -le contestó el que peinaba canas-: como solo existía la nada (bueno, ya había neveras) y nos aburríamos mucho, nos dedicamos a investigar, y así es como hoy tú tienes acceso a satélites, móviles, ordenadores, wi-fi, airbag, gafas polarizadas, fibra óptica, aire acondicionado, microondas, televisión interactiva, vitrocerámica y otros avances tecnológicos. Eso es obra nuestra, no tuya, aunque cometimos un gran fallo.
-¿Cuál? -quiso saber el muchacho.
-Se nos olvidó investigar cómo evitar que haya soplagaitas.
La muestra de que muchas cosas que parecen nuevas existían desde hace muchísimos años son los famosos selfies. Es la gran novedad en los últimos meses, y consiste en hacerse una autofoto con un teléfono móvil, bien sea en solitario o en grupo. La gracia consiste en que el que pulsa el obturador de la cámara también sale en la foto. Resulta que eso se ha hecho siempre usando varias técnicas, pues se podía utilizar un cable y pulsar a distancia o bien programar un temporizador (mecánico, no informático); así, el que pulsaba corría, y cuando la cámara disparaba él también estaba en el grupo. En resumidas cuentas: el mundo no empezó ayer.

zzzzzselfie.JPG(Hay un selfie que se realizó en 1920 en Nueva York, por cinco fotógrafos de la empresa Byron. En la ilustración del post -tomada de Tribuna Global– se ve, a la izquierda, a los fotógrafos haciendo la foto, y a la derecha el resultado. Este pasa por ser el primero que se conoce, aunque hay quien afirma que se hicieron selfies desde el principio de los daguerrotipos, a mediados del siglo XIX).

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Pedro Zerolo, la sonrisa y la seriedad

zzz perdo zerolo.JPGDesde 1999 se ha establecido que el 3 de octubre es el Día Mundial de la Sonrisa. No es ninguna tontería, visto el asunto desde distintas vertientes. Físicamente, sonreír es bueno porque hace que trabaje un gran número de músculos faciales, y aseguran los especialistas en estética que una persona aumenta en un porcentaje altísimo su atractivo con una sonrisa, lo que genera reacciones de los demás que finalmente es agradable para quien sonríe y para los demás, lo que desemboca en un claro beneficio psíquico. Desde el punto de vista social, la sonrisa no siempre ha tenido buena prensa, porque se contraponía a la seriedad. Así, es raro que veamos retratos de personajes del pasado en los que aparezcan sonriendo, porque se suponía que tenían que dar una imagen sólida. Un disparate histórico como hay cientos, y ya hemos visto recientemente cómo a un político turco le parecía mal que las mujeres sonrieran en público. Y al imaginar a una persona sonriente pienso ahora mismo en Pedro Zerolo, que esta mañana en la radio nos llenaba de vitalismo a pesar de que está luchando contra un cáncer. Decía Zerolo que de lo que se trata es de perder los miedos, que son los que nos lastran, y él predica con el ejemplo, porque ha pasado por encima de los miedos y se ha convertido en una referencia de la convivencia seria, comprometida y alegre (no son términos incompatibles). Por eso hoy brindo por la sonrisa, la salud y el ejemplo vital de Pedro Zerolo.

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¿El XXI es el siglo del hombre?

zz azulmalvazz.JPGSi miramos hacia atrás, veremos cómo hace cien años las sufragistas eran motivo de burla, cómo en España el voto femenino no llegó hasta los años treinta, cómo hasta los sesenta no tuvo lugar un avance real en la liberación sexual de la mujer, y en las dos útlimas décadas del siglo fue un hecho la incoporación de la mujer a territorios que antes le estaban vedados. Como dato curioso hay que recordar que, en un país tan supuestamente avanzado como Suiza, el voto femenino no se consiguió hasta los años cincuenta. Pero, claro, hay que seguir recordando lo que ocurre en el Tercer Mundo, donde una mujer es considerada como un objeto de trueque, y en los países desarrollados, donde el hombre, que se ha quedado claramente atrás, reacciona con violencia criminal ante la evidencia de que todas las personas tenemos los mismos derechos y obligaciones. Si es que sigue habiendo discriminación negativa de la mujer hasta con los colectivos homosexuales, donde la visibilidad de las parejas femeninas sigue estando muy por detrás que las masculinas. Falta mucho todavía, y ya que el siglo XX ha sido el de la mujer, ojalá, para bien de todos, en el XXI sea el del hombre, pero no en el sentido medieval que algunos quieres, sino para que espabile y se ponga al día, que los neandertales desaparecieron hace treinta mil años. Aunque los poderes reales y fácticos (y no quiero señalar), han vuelto a sacar las viejas consignas y ya solo falta que en la teletienda vendan cinturones de castidad.