Publicado el

Australopithecus y otros criminales

 

Es 25 de noviembre, día Contra la violencia de género, y ya no sabe uno qué decir, viendo tanto macho con cerebro reptiliano que se erige en dios y dispone de la vida de una mujer que considera de su propiedad, y no lo es ni casada, ni divorciada ni porque a ese energúmeno se le haya metido en la cabeza que tiene que ser para él, aunque ella tenga otros gustos. La verdad es que en días como hoy me da vergüenza ser varón.

La violencia se ha enseñoreado del mundo. Siempre ha sido así, pero ahora es menos justificable porque nunca hemos contado con tantos medios para evitarla, que a la vez son medios para agravarla. Pero esos medios se reparten mal, y el maldito poder es el que lo pudre todo. Los países quieren imponerse a otros países, las bandas de barrio luchan con otras bandas por un pedazo de asfalto, unas razas degüellan a las otras, y en nombre de cualquier palabra grande se cometen miles de crímenes.

 

Lo más terrible de todo es que un ser humano no pueda sentirse seguro ni entre las personas que supuestamente conforman su familia. Y ahí está la violencia contra los niños o contra los ancianos, y sobre todo la violencia contra las mujeres, que es ejercida por hombres que se las tienen de muy hombres, cuando la hombría es inversamente proporcional al uso de la violencia. La expresión «crimen pasional» es un eufemismo y es mentira: quien siente pasión por algo no lo destruye. El viejo tango, machista y simiesco, dice «la maté porque era mía». Nadie es de nadie, y ese orgullo estúpido que se ubica en otra persona en el colmo del absurdo. En Turquía o en La India los propios familiares asesinan a mujeres que han sido violadas, porque esa violación es una vergüenza para el clan familiar y lavan su honor matando a la víctima.

 

Trasladado a Occidente es el estúpido honor calderoniano, el que hasta no hace mucho hacía que dos hombres se batieran en duelo porque habían sido ofendidos en otra persona (su esposa, su hermana, su novia). Estos tics ancestrales hacen que el hombre se comporte como los animales que pelean por su territorio o por la hembra en época de celo. ¿Es que no hemos salido de los australopithecus? Y hoy, que es Día Internacional contra la violencia hacia las mujeres, los hombres deberíamos hacer un frente común, porque si nosotros no damos un paso al frente contra esta barbarie estaremos siendo cómplices con máscaras de buenas personas.

Publicado el

Jíbaros y huesos de aceitunas

Es cierto, España se rompe, es un hecho. Lo que me molesta es que haya empezado a romperse por mi persona. Justo en el momento en el que Pedro Sánchez llamaba por teléfono a Ángel Víctor, uno de mis dientes colisionó con un hueso de aceituna infiltrado, que no tenía que estar ahí porque se suponía que eran aceitunas deshuesadas. De manera que este asunto me ha hecho pasar un entretenido lunes con sabor a lidocaína y la boca abierta, y me lleva a la reflexión de que, si España sigue rompiéndose, los dentistas van a forrarse; no hay mal que por bien no venga, que mira que hay clínicas dentales en esta ciudad, pero los fines de semana échales un galgo (o podenco, que uno ya ni sabe).

 

 

Andaba confundido estos meses, con tanto tira y afloja, pero empiezo a entender que la ruptura de España pueda tener relación con los huesos de aceituna. Hasta que, en 2022, Casado fue barrido de la presidencia del PP por el huracán Ayuso, un alto dirigente del partido tenía entre sus logros la gloria planetaria de haberse coronado como campeón mundial de lanzamiento de pipas de aceitunas con la boca. Puede que nuestro lanzador superara el récord de los jíbaros, pueblo amazónico de las selvas de Perú y Ecuador que eran unos ases en el uso de la cerbatana como arma, y que tanto imitamos con los bolígrafos sin carga en nuestros años escolares. Hay que decir que estos nativos amerindios actuaban con cierta mala intención, pues untaban sus dardos con curare, un tóxico paralizante letal, asunto que nada tiene que ver con el lanzamiento de huesos de aceituna, que se hace a boca limpia, sin cerbatana.

En lo que tal vez haya más relación con los jíbaros es en que estos aliviaban el aburrimiento de sus tardes ociosas reduciendo las cabezas de sus enemigos (ya difuntos, por supuesto), con un procedimiento que no viene al caso, pero cuyo resultado es espectacular, pues el tamaño craneal disminuía a veces hasta la mitad. Y en esto de reducir cabezas sí que parece que la cultura jíbara ha hecho fortuna en España. Escucha uno a dirigentes (y dirigentas, no crean) y se echa las manos a la cabeza, porque solo hay una idea imperante, que es alcanzar o conservar el poder, y a la ciudadanía que la parta un rayo, y sus argumentos oratorios son siempre el insulto, la desautorización y el inevitable “y tú más”, y con el altavoz de los medios parece que van consiguiendo que su escaso talento se vaya extendiendo como una especie de covid mental que asombra por su simpleza.

Dentro de cien años, cuando tal vez todo haya vuelto a su cauce natural, si es que alguien no pulsa antes el botoncito nuclear, o somos asados vuelta y vuelta por el cambio climático, cuando se estudie la historia de este tiempo, resulta que esta caterva de criaturas figurará en los libros, como Alejandro Magno, Cleopatra, Napoleón o Bismarck, que no es que fueran hermanitas de la caridad, pero talento y visión les sobraba.  Se me vienen a la cabeza políticos que, sin ordenadores, Internet y ni siquiera teléfono, sabían cómo hacer las cosas. Ejemplo de ello son el príncipe Klemens de Metternich, que en el Congreso de Viena alumbró la primera idea de una confederación de estados europeos (nada que ver que la perreta del Sacro Imperio), en una reunión que duró diez meses, entre 1814 y 1815, con la presencia de dirigentes de toda Europa, cuando había que viajar en medios de transporte muy lentos y cansados (los trenes empezarían una década después) a Viena desde Moscú, Roma, Londres o Berlín.

También se me ocurre el portugués Marqués de Pombal, que era primer ministro cuando se produjo el terremoto de Lisboa en 1755, que arrasó medio país, especialmente su capital. Este señor, figura clave de la Ilustración en el país vecino, reconstruyó Lisboa con un sentido urbanístico y arquitectónico moderno y aplacó el desastre en el resto de las zonas afectadas; como si ya no tuviese suficiente tarea, impulsó el cultivo y la exportación de vino de Oporto, reformó la educación, suprimió la esclavitud, liquidó los tribunales del Santo Oficio y los Autos de Fe, con lo que distanció a La Iglesia de la política portuguesa y expulsó a los jesuitas. Se plantó ante los discursos apocalípticos de que los miles de muertos del terremoto habían sido castigo de Dios, y por ello impulsó la ciencia sismológica. Eso es un político con visión que piensa en el interés general. Cuando murió, Portugal no se parecía al de 25 años antes ni en lo blanco del ojo.

Husmeando por aquí, busco alguna figura actual que se parezca lejanamente a estos que he nombrado, o a Pitt El Joven, primer ministro británico a los 24 años y motor del renacimiento inglés después del desastre económico que significó para el Reino Unido la Independencia de Estados Unidos (como ahora el brexit). Alguien que sepa aunar voluntades, que genere consensos y haga avanzar la sociedad. No aparecen ni se les espera, no sé si porque no existen o no los dejan surgir, y tenemos que conformarnos con obsesivos reductores de cabezas (jibarización), audaces fugitivos en maleteros y lanzadores de huesos de aceitunas (¡Ay, Ángel Víctor, ten cuidado, por lo que más quieras!) Dios proveerá, le dijo el bíblico Abraham a su hijo Isaac, cuando este le preguntó dónde estaba el cordero para el sacrificio. Pues eso, ya tenemos el albarán, y ya si eso hablamos otro día de la factura (de la del dentista también).

Publicado el

Arucas y la luz de Alexis Ravelo

No seré yo quien maree más la perdiz de la actualidad. Demasiadas opiniones y ninguna certeza, de modo que, con la mente aturdida por la barahúnda de aquí y los horrores de allá y acullá, no parecía que fuese saludable participar en un Observatorio Negro Criminal; pero enfilé la autopista del Norte de Gran Canaria porque es de buena educación cumplir con las invitaciones; eso sí, un poco sorprendido porque no suelo estar etiquetado como autor noir, pero como la definición se ha ido abriendo y se sale bastante del corsé de las diez reglas de Chandler, nunca estamos seguros de si entramos de lleno en el género, lo rozamos o se nos mete de polizón sin que nos demos cuenta. De manera que a Arucas me fui respirando con profundidad, porque en la escaleta resaltaba la imponente presencia de investigadores o divulgadores, del tamaño de Javier Hernández Grandoso, José Luis Ibáñez, Charo González Herrera, Eduardo García Rojas o el editor de Alrevés Gregori Dolz (que lanzó a Alexis Ravelo al reconocimiento que merecía).

 

Encima, llenaban de expectación la ciudad de Arucas, autores y autoras de novela negra de Primera División: Rosa Ribas,  Susana Rodríguez Lezaun o el Premio Hammet Carlos Zanón, con quien tenía que mantener una entrevista en público. Me tranquilizaba que allí estuviera la flotilla canaria: Talía Rodríguez, Mayte Martín y Carmen Nieto, organizadora del evento, y nuestro José Luis Correa. Era un cartelazo de lujo, y la ciudad de Arucas volcada en todos los actos, una maravilla, pero cuando algo así de grande se pone a funcionar pueden fallar mil cosas, y es una responsabilidad enorme, pero a la pregunta ¿qué puede salir mal? la respuesta resultó clamorosa: NADA. Fue un engranaje perfecto, que tuvo siempre la mano competente de la mencionada escritora Carmen Nieto.

 

Mi experiencia con las figuras que suelen venir de La Península a promocionar sus obras es desigual. Hay gente encantadora, sencilla en su grandeza, y he comprobado que, cuanto más grande, más sencilla. Pero no es lo que abunda, suelen venir como de otro planeta, venden sus libros y en más de una ocasión juegan contra sí mismos, porque la prepotencia se huele y la gente no es tonta. Voy a tener que establecer casi como conclusión que la gente de la novela negra vive con lo pies en el suelo, cada cual tiene el talento concedido por el destino, pero saben que la literatura es materia muy compleja y delicada, y el éxito es muy resbaladizo. La sencillez y el trato fueron exquisitos, con todo el mundo, que no es cosa menor la impresión que los lectores sacan cuando tienen la ocasión de hablar con alguien que ha escrito un libro que le ha gustado. Así se hacen lectores y se expande la cultura, los elitismos impostados solo conducen a alejar a la literatura de la gente. De hecho, siempre hemos visto que hay un sector de la población que podríamos decir que tiene miedo a entrar en una librería, porque lo enviados de los dioses, con su soberbia, parecen decir que no son bienvenidos, que los libros son territorio comanche.

 

Qué triste es ver en las ferias del libro colas interminables para obtener la firma de una superestrella que ha escrito un libro simplemente porque es una persona conocida en los realitys o ha tenido un romance con alguien que es famoso no se sabe por qué. Libro es una cosa y literatura es otra, y si lo que se escribe no sale de la propia esencia de quien se atreve, poco podemos hacer. La literatura es sensibilidad, conocimiento, querer darse, y eso se tiene o no se tiene. La gramática, las técnicas literarias y la capacidad de conectarse se adquiere con trabajo, pero hay que tener algo que aportar.

 

Carmen Nieto acertó. Grandes plumas, perfectos comunicadores y buena gente. Escritores de verdad. Alguien me dijo que parecía que en las jornadas sobrevolaba la sombra de Alexis Ravelo. Imposible. Sí que estaba Alexis, pero dando luz y afecto, como en él era habitual. Por muy escritor de novela negra que fuese (que lo fue y de los grandes) no imagino a Alexis manejando sombras, porque le era imposible proyectarlas, era todo luz. Por eso, cada otoño, el Observatorio Negro Criminal de Arucas seguirá reuniendo a quienes luchan cada día contras las sombras. Ojalá en años venideros repita alguno de los nombres del elenco; menos mal que no soy yo quien elige, porque, si así fuera, volverían todos. Un gran éxito literario, cultural y social. Y creciendo, porque, a partir de ahora, el ayuntamiento de Arucas y Editorial Alrevés convocan el Premio de novela negra “Alexis Ravelo”. No merecen menos los lectores, la hermosísima ciudad de Arucas y nuestro ya inmortal amigo Alexis.

***

(Foto Leo Saavedra).