Publicado el

Viernes de terror

De unos meses para acá, los viernes han sido temidos como la puerta que se abre chirriando en una película de terror. Llevan ya unos cuantos Consejos de Ministros anunciando lo que ellos llaman reformas, los sindicatos recortes y la sociedad desmantelamiento del Estado de Bienestar. Yo lo llamo golpe de estado por fascículos, y me baso en que se están cargando hasta los más pequeños derechos de los ciudadanos, como la atención sanitaria, el programa del sida o la ayuda a las dependencias. Y tan anchos.
zzFoto0204.JPGCon una chulería que nunca pensé que pudiera exhibir, Mariano Rajoy volvía ayer a anunciar que los zarpazos de los viernes van a seguir. La pregunta es qué va a hacer ahora, si se ha cargado la educación, la sanidad, el poder adquisitivo de los empleados públicos, la posibilidad de estudiar una carrera universitaria a los menos pudientes y no sé cuántas cosas más; ¿qué va a reformar-recortar-destruir-ahora? Digo yo, que incluso para que los mercados sepan a qué atenerse deberían publicar ya todas las reformas y no tener al país en vilo. Además, tendrán que tocar algo de las rentas más altas y de los grandes propietarios, que es donde realmente se puede recaudar, porque con lo que suponen los diez mil millones para la sanidad y la educación, es calderilla en los grandes números, y si se mira hacia arriba los ceros se multiplican. ¿Se atreverá Rajoy a tocarle el dinero y las narices a los que más tienen? No creo que esa sea su idea, puesto que lo han puesto ahí precisamente para beneficiarse de la situación, y convertir en negocio lo que son derechos. La borrachera de poder de la mayoría absoluta es tan fuerte, que hasta los que votaron al PP empiezan a preguntarse si esta gente sabe lo que hace o es presa de una locura megalómana.

Publicado el

La perversión de la tecnología

zzteccccc.JPGLas telecomunicaciones instantáneas y el desarrollo de la informática aplicada son pasos de gigante en el intercambio del conocimiento, comparables a la invención de la imprenta. Todo esto, combinado con el tratamiento de la imagen, los satélites y la curiosidad podrían convertir al hombre del siglo XXI en algo que hasta ahora sólo cabía en la mente de los novelistas de ciencia-ficción. Pero sucede que en los últimos veinte años de avances nada ha sucedido que haga que este planeta sea más justo. La tecnología punta no ha evitado el genocidio, la sangre, el odio y la violencia sin más. El racismo, la intolerancia, el hambre y el abuso siguen ahí. Esa tecnología sólo ha servido para apuntar mejor cuando son disparados los misiles que llevan en directo la muerte de su carga explosiva y en diferido con su vestimenta de materiales radiactivos. No estoy contra los avances, muy al contrario, puesto que incluso he publicado una novela en internet porque creo en los nuevos soportes. Me desgarro las vestiduras al ver cómo el ser humano es tan ignorante, porque cuando tiene en sus manos los medios más sofisticados para conseguir una vida mejor los malgasta o los utiliza para la destrucción. La Sociedad de la Información puede servir para crear un paraíso, pero también para alienar brutalmente a la Humanidad, y me temo que ha emprendido más el segundo camino que el primero.

Publicado el

Del miedo al odio

zzzzzzzzcm.JPGAsustan los resultados obtenidos por la ultraderecha francesa en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Si leemos matemáticamente esas cifras, podríamos deducir que casi la quinta parte de los franceses es ultraderechista. No es así, pero votan ese cartel porque han creído su discurso del miedo, que se polariza siempre en el distinto. El miedo es la materia con la que se construye el odio, y aunque toda esa gente no tenga esa ideología, la apoya por miedo, y acabará odiando. Ya pasó en la Alemania de los años treinta del siglo pasado, y la escalera es esta: mentira, miedo, odio.
Y esto sucede en la Europa de las libertades, que es muy justa y equitativa cuando las cosas van bien, pero que se transforma en un monstruo desde que hay problemas. Ya lo dijo Albert Camus en una entrevista en 1947:
«El siglo XX no ha inventado el odio. Pero cultiva una variante particular que se llama el odio frío, en maridaje con las matemáticas y las grandes cifras. La diferencia entre la matanza de los Inocentes y nuestros ajustes de cuentas es una diferencia de escala. ¿Sabe usted que en veinticinco años, desde 1922 a 1947, setenta millones de europeos, hombres, mujeres y niños, han sido privados de hogar, deportados o matados? He ahí en lo que se ha convertido la tierra del humanismo, que, a pesar de todas las protestas, es como debemos seguir llamando a esta vergonzosa Europa».
Ese es el peligro ahora.