Desacuerdo con la lista para la Eurocopa
Aunque todos los comentaristas especializados dan un voto de confianza a Del Bosque, yo creo que el seleccionador ha perdido una oportunidad de oro para llevar a Polonia y Ucrania lo mejor de este país. Ante la sensible baja de Puyol, yo habría seleccionado al entramado del caso Gürtel, bien cerradito atrás, y cuando procede, un zarpazo que mande a la caseta a cualquier Garzon que quiera colarse. En el centro del campo hay que dejarse de filigranas y poner a gente que «esconda» la pelota y sepa jugar sin balon, jugadores que sean capaces de hacer aeropuertos sin aviones y líneas de tren sin pasajeros, gente que no haga ruido y se lo lleve crudo, con experiencia en municipios turísticos. Para la delantera, no tengo dudas: llevaría al consejo de administración de Bankia, que marea la perdiz hasta que el árbitro acaba pitándole millones de penaltis a favor. Y como hinchada de animadores, detrás de Manolo el del Bombo pondría en doble fila a la plana mayor de los dos partidos mayoritarios, que animan siempre, pase lo que pase, y justifican errores y cualquier otra circunstancia no deseable. ¿Portero? Ninguno, con este equipazo el adversario no va a ver bola, y si es obligatorio alinearlo ponemos a cualquier tipo de estos que apenas sabe hablar y los periodistas lo llaman «maestro» porque mata muy bien los toros. Este sería un equipo invencible, el del pelotazo, y el que ha formado Del Bosque seguramente también lo es, pero tiene el inconveniente de que para ganar los partidos tiene que jugarlos. Y eso es muy cansado.
La situación del Sahara es impresentable, y la idea de que los saharauis puedan volver a la guerra es en estos momentos muy peligrosa porque inmediatamente caería sobre ellos la etiqueta de terroristas, y hasta se atreverán a relacionarlos con Al Qaeda para justificar cualquier acción brutal que se tome contra ellos. Una acción bélica suya es precisamente lo que esperan para aplastar de una vez por todas al pueblo saharaui. ¿No se ha hecho en Afganistán? Si Marruecos fuese una democracia no sería tan fácil para las potencias controlar las materias primas de la zona, porque a esas grandes compañías y a esos poderosos gobiernos les resulta mucho más fácil controlar el petróleo de los Emiratos Árabes que el que es propiedad de Noruega en el Mar del Norte. El probable petróleo del Sahara, el seguro gas natural, la riqueza de sus pesquerías y la existencia de los fosfatos de Bu-Craa no juegan precisamente a favor de que el conflicto se resuelva a favor de los saharauis. A España sólo le quedaría la dignidad de presionar para que no se sigan amontonando planes inservibles (Pérez de Cuéllar, James Baker). Pero ni siquiera eso hará, mientras nos montan un nuevo capítulo de la película de Gibraltar. Qué vergüenza.