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In-dignidad, in-justicia, in-decencia

Resuenan en la bóveda de la memoria colectiva palabrones como dignidad, justicia, decencia y otra docena que vienen a significar lo mismo: nada. Y es así porque encubren intereses, manipulaciones y un saqueo inmundo que no parece importar debido a la ignorancia programada de una sociedad que no se respeta a sí misma. Los partidos políticos hacen y deshacen a su antojo, los poderosos conforman una especie de aristocracia del dinero, que finalmente es aceptada por esa sociedad que de alguna manera acaba justificando sus desmanes. De otra manera no se comprende cómo es que una parte importante del pueblo catalán le siga el juego a unos voceros capitaneados por personas de un partido que siempre se quedaba con el tres por ciento, o que un partido que tiene mil personas en los juzgados por corrupción siga ganando las elecciones y gobernando, o que… Tantas infamias que, aunque armen mucho ruido mediático, se quedan en eso.

dinerrro.JPGY no hay consecuencias, nada cambia, y cuando algo se mueve es a peor: reforma laboral, abandono de los ancianos, exilio de la juventud, salarios de miseria… Y siguen hablándonos de dignidad, justicia y decencia los mismos que siguen recortando derechos y haciendo el Robin Hood al revés, saqueando a los pobres para engordar a los ricos, que a estas alturas no sé dónde van a guardar tanto dinero. Continuar leyendo «In-dignidad, in-justicia, in-decencia»

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Estatuto, política y cultura

Se ha vuelto a poner en el disparadero la propuesta de nuevo Estatuto de Autonomía de Canarias como consecuencia de los compromisos firmados en los acuerdos previos para aprobar los presupuestos de 2016 en las Cortes Generales. Hemos dejado el asunto en manos de los partidos políticos, que nos tienen acostumbrados a pasarnos sus intereses por delante de los de la gente. Cualquier asesoría pasa por instituciones que generalmente suelen ser el cortijo de unos pocos, y a la vez se manejan elementos que tienen que ver con la economía, la fiscalidad o la representatividad por islas y valor del voto en cada una de ellas. carburo77.JPGY todo eso está muy bien, es organización, aunque tendría que ser un segundo estadio, pero no se habla de lo esencial, y así escuchamos unas voces que celebran como gran victoria que puntualmente se haya conseguido algo más de dinero para Canarias, otras que corean la cantata de siempre, alrededor de los poderes económicos imperantes (que determinan la política por desgracia) o se establecen apuestas sin premio a ver quién es más radical, más intransigente o más aborigen que nadie. Continuar leyendo «Estatuto, política y cultura»

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La cultura, esa cosa sospechosa

En otras épocas, la protección de la cultura tenía más que ver con el capricho de un rey, un papa o una duquesa que con el mercado, que se inició en el Renacimiento, cuando empezaron a hacerse funciones musicales o teatrales al público, con una entrada que pagar o con un caché financiado por un mecenas. Los pintores, escultores y arquitectos se hacían con una clientela entre los más pudientes, y esto fue determinante, por ejemplo, en la pintura flamenca, pues en Flandes los ricos comerciantes encargaban cuadros y tapices y de esta manera se establecía una oferta y una demanda. En el siglo XXI la cultura también es negocio de una forma general, es un nicho de empresas y un surtidor de puestos de trabajo. Este mercado es cada vez más globalizado, controlado a menudo por multinacionales o en el caso de España por grandes empresas que a su vez son tributarias de otras de mayor calado. Es raro encontrar hoy una discográfica, una productora de cine o una editorial que empiece y acabe en ella, suele formar parte de un grupo empresarial multimedia en el que hay cadenas de radio y televisión, editoriales de libros de todo tipo, productoras audiovisuales y empresas paralelas dedicadas a la distribución y al marketing.

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