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Los indignados desconciertan al sistema

El movimiento que se rebela contra los desmanes del capitalismo y la política enquistada del bipartidismo ha cogido por sorpresa al sistema. Al principio creían que eran unos pocos jóvenes desorganizados que ejercían su derecho al pataleo, pero los próceres se van dando cuenta de que el asunto puede ser más serio de lo que pensaban. El Gobierno ha tratado de hacer oídos sordos, mirar para otro lado, el PP se queda quieto, que es lo que viene haciendo últimamente, porque se supone que tiene las elecciones ganadas (estas y las otras) y que de lo que se trata es de no hacer algo que pueda romper esa dinámica. tianammen.JPGEsa es su idea, aunque algunos, como Mayor Oreja o el alcalde de Valladolid, parecen no haberse enterado de la consigna y van por libre, lo que pone de los nervios a Rajoy y su guardia pretoriana. El poder establecido casi de manera automática durante más de treinta años creía en una alternancia hasta el infinito, pero siempre ellos (unos u otros) controlando el gallinero. Y no contaban con este movimiento, que nadie sabe el calado que tiene ni qué consecuencias puede generar. Cuando la gente empieza a perder la esperanza es imprevisible, y desde luego creo que acabaron los tiempos en que todo se decidía en las ejecutivas de las fuerzas políticas dominantes. Algo tendrán que hacer porque si no esa desesperanza les pasará por encima. Ya saben, en política, lo que no ocurre en décadas puede suceder en días, como un terremoto, que en cinco segundos lo cambia todos. Si los partidos políticos no toman nota y empiezan de una vez a hacer democracia de verdad (listas abiertas, servicio al ciudadano, control de los tiburones…) el huracán no dejará de soplar, y ya pueden mandarle a la policía a los jueces o a la Junta Electoral. La historia avanza con mucha más fuerza que todo eso.

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¡Ah! ¿Pero esto es la socialdemocracia?


La noticia de la detención de Dominique Strauss-Kahn, director gerente del Fondo Monetario Internacional, ha sido el bombazo del fin de semana, no solo por ocupar el cargo que ocupa sino porque se perfilaba como el oponente de Sarkozy en las elecciones presidenciales francesas de 2012, con todas las posibilidades de ganar según las encuestas actuales. socialdemobrad.JPGEso lo sabían en Francia, y quienes seguían de cerca la política francesa, pues estaba cantado que Dominique Strauss-Kahn ganaría las primarias dentro del socialismo francés para optar al Elíseo. El hecho de que haya sido detenido lo ha puesto en la picota, y ya dirán los jueces si es inocente o culpable de lo que se le acusa, pero nos ha dado un aldabonazo en cuanto al camino que ha tomado la socialdemocracia europea, uno de los pilares de los logros del Estado de Bienestar: Willy Brandt, Olof Palme, Bruno Kreisky… Ahora resulta que quien iba a liderar el estado francés (todavía puede que lo haga) es la misma persona que ha dirigido el FMI, uno de lo consentidores de los desmanes que han llenado de pobreza esta planeta, susurrando piropos en los oídos de gente como Mubarak, y lavándose las manos en el asunto de las hipotecas basura que fue el desencadenante final de algo que habría colapsado de todas formas. La oposición a Sarkozy es este señor, el mismo que ha sido su cómplice en los últimos años desde el FMI. Si la socialdemocracia es lo que él representa, con sueldos multimillonarios, aviones privados, hoteles lujosos, planes de pensiones abusivos y oratoria que aconseja no subir los salarios; si esto es la alternativa a los halcones del neoliberalismo criminal, apaga y vámonos. Al final son los mismos, que se ponen camisetas de distintos colores para servir a un único amo: el dinero sin otra función que el propio dinero. Qué desastre.

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Políticamente correcto

La Constitución española de 1978 establece en una serie de artículos (especialmente los comprendidos entre el 10 y el 18) los derechos fundamentales de los ciudadanos y la no discriminación por ninguna razón física, ideológica o de otra índole. Eso es básico, y el manual del ciudadano ejemplar debe tenerlo en cuenta porque cuando se transgreden las normas establecidas siempre salen perjudicados colectivos en debilidad. Y no digo minorías porque, aunque en la mayor parte de los casos esos colectivos son minoritarios, porque los hay, como las mujeres, que siendo mayoritarios parten con una desventaja que se ancla en razones históricas de todo tipo. Eso está muy claro y desde luego es necesario defenderlo y proclamarlo. Sin embargo, valiéndose de esas discriminaciones terribles, hay quienes tratan de dañar a los demás, porque a menudo se confunden las cosas. El problema es que cuando se entra en duda casi siempre quien pertenece a un colectivo de los tenidos por fuertes parte como culpable. Esto pasa ahora con el jugador del Barça Busquets, al que acusan de insultos racistas a Marcelo, del Real Madrid, porque se dirigió a él en el campo y lo llamó «mono». Busquets se defiende diciendo que lo que dijo fue que Marcelo tenía mucho «morro». Morro o mono, esa es la cuestión, y algo tan sutil ha tenido diversas interpretaciones, y con tan leves argumentos se puede dictar una sentencia siempre dudosa, que en este caso es menor porque se trata de no jugar unos cuantos partidos de fútbol, pero en otros casos hay que hilar muy fino porque puede comprometer gravemente la libertad de alguien que pudiera ser inocente. Este es un tema muy delicado, porque por un lado es necesario erradicar todo asomo de racismo, machismo y todo lo negativo que se quiera, y por otro hay que evitar que esa idea de corrección política se utilice indebidamente.