El confuso rito de la unción de Rubalcaba
Después de la reunión celebrada ayer por Zapatero con los barones territoriales (curiosamente también todos son varones) del PSOE, toca hoy la solemne unción de Rubalcaba como candidato a ser cabeza de su partido en las próximas elecciones generales. Pero digo yo que la unción será flojita, porque la Secretaría General del partido sigue en manos de Zapatero.
Desde tiempo inmemorial, se ungía a alguien con aceites, grasas y perfumes para designarlo para una misión, casi siempre sucesoria en un liderazgo. En tribus muy salvajes, el vencedor se ungía a sí mismo con la grasa del vencido (su antecesor derrotado por él) para apropiarse de sus poderes, y en otras latitudes se untaban con grasa de león para adquirir su fiereza. Lo más normal es que alguien con autoridad ungiera al designado, como Samuel -uno de los jueces del Antiguo Testamento con suprema autoridad moral- ungió a David para que fuese rey de Israel. El poder de la unción proviene del peso moral de quien la realiza y no del ungido, por lo que no veo esa fuerza en Zapatero ni en un Comité Federal que ha estado bailando la yenka. Napoleón arrebató al Papa la corona de sus manos cuando este iba a coronarlo y se impuso a sí mismo el símbolo de su poder. De alguna forma su ungió a sí mismo. Rubalcaba será ungido hoy (no confundir ungir con uncir, que esta segunda palabra es sujetar al yugo los bueyes o las mulas), aunque, por mucha conferencia política que celebre el PSOE (otro eufemismo), Rubalcaba está UNGIDO por el Comité Federal pero UNCIDO a los siete años de la era zapaterista y a la última etapa del felipismo. Demasiados amarres. Si es eso lo que quieren…
Los ganadores pregonan sus proyectos y tratan de extrapolar su victoria a unas posibles elecciones generales anticipadas. Ya sabemos que no hay correspondencia exacta entre unas elecciones y otras, aunque es evidente la tendencia, pero con el porcentaje conseguido el domingo el PP no alcanzaría mayoría absoluta, IU quintuplicaría sus escaños, los grandes partidos nacionalistas ocuparían un gran arco parlamentario y el PSOE se derrumbaría. Esa es la tendencia, sin duda, pero creo que no en esa medida, porque las elecciones generales tienen otras claves. Lo que sí echo en falta -hace tiempo y ahora más- es una conjunción de los políticos de todos lo partidos, empeñados en sacar a este país de la situación en que está. Si ya se saben unos salientes y otros entrantes, que arrimen el hombro, que hablen con los chicos de Sol a ver cómo se sustancia ese vago maremágnum de propuestas, que pongan firmes a los gobiernos autonómicos para que entren en un juego solidario, que dialoguen con los empresarios y los poderes financieros para empujar todos en la misma dirección. Pero no, aquí cada uno a lo suyo y la casa sin barrer. Es como si hubieran sido abducidos por la ansiedad de llegar al poder o el terror de perderlo. Para hablar con ellos de la realidad hay que tener un encuentro en la III fase, porque se olvidan de que el poder no debe ser un fin, sino un medio para organizar lo colectivo.