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El confuso rito de la unción de Rubalcaba


Después de la reunión celebrada ayer por Zapatero con los barones territoriales (curiosamente también todos son varones) del PSOE, toca hoy la solemne unción de Rubalcaba como candidato a ser cabeza de su partido en las próximas elecciones generales. Pero digo yo que la unción será flojita, porque la Secretaría General del partido sigue en manos de Zapatero. David_anointed[1].jpgDesde tiempo inmemorial, se ungía a alguien con aceites, grasas y perfumes para designarlo para una misión, casi siempre sucesoria en un liderazgo. En tribus muy salvajes, el vencedor se ungía a sí mismo con la grasa del vencido (su antecesor derrotado por él) para apropiarse de sus poderes, y en otras latitudes se untaban con grasa de león para adquirir su fiereza. Lo más normal es que alguien con autoridad ungiera al designado, como Samuel -uno de los jueces del Antiguo Testamento con suprema autoridad moral- ungió a David para que fuese rey de Israel. El poder de la unción proviene del peso moral de quien la realiza y no del ungido, por lo que no veo esa fuerza en Zapatero ni en un Comité Federal que ha estado bailando la yenka. Napoleón arrebató al Papa la corona de sus manos cuando este iba a coronarlo y se impuso a sí mismo el símbolo de su poder. De alguna forma su ungió a sí mismo. Rubalcaba será ungido hoy (no confundir ungir con uncir, que esta segunda palabra es sujetar al yugo los bueyes o las mulas), aunque, por mucha conferencia política que celebre el PSOE (otro eufemismo), Rubalcaba está UNGIDO por el Comité Federal pero UNCIDO a los siete años de la era zapaterista y a la última etapa del felipismo. Demasiados amarres. Si es eso lo que quieren…

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Absurdo

27mayoo.JPGIonesco, Artaud, Genet, Becket y Pinter, estandartes del teatro del absurdo, han quedado como aprendices, porque nuevamente la realidad supera a la ficción. En el futuro, cuando se defina el adjetivo absurdo (también se una como sustantivo), se pondrá como ejemplo cualquier periódico español de esta semana. Después del descalabro electoral socialista del domingo, unos piden congreso, otros primarias con un solo candidato y Carme Chacón da una rueda de prensa para retirarse de una competición a la que todavía no se había presentado. El futuro de PSOE parece que va a quedar en manos de Rubalcaba, como si entre los 220.000 militantes socialista no hubiera nadie más que él, que ya en la era Zapatero era un vestigio del pasado. Y mientras se discute el destino de un partido, nadie se ocupa del Estado. Ya puestos, no me extrañaría que algún dirigente canario invitase al Barça a radicarse en Lanzarote, para que deje de tener problemas con los volcanes en sus partidos de Champions, protegido por la Virgen de Mancha Blanca. Y no me extrañaría que IU se abstuviera en Extremadura, con lo que daría el gobierno al PP. Comparado con la actualidad, el cine más delirante de Buñuel es un tratado de lógica.

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Encuentros en la III fase

Ha habido una lelecciones locales y autonómicas con los resultados que ya conocemos y los políticos, los partidos y los comentaristas siguen subidos a la parra, como si todo eso se dirimiera en otro escalón de la existencia y el mundo real nada tuviera que ver. Los perdedores hablan de su derrota con escasa autocrítica, y lo que plantean es qué hacer con su partido; no ven más allá.
2360195586_a3dfc1d92a_o[1].jpgLos ganadores pregonan sus proyectos y tratan de extrapolar su victoria a unas posibles elecciones generales anticipadas. Ya sabemos que no hay correspondencia exacta entre unas elecciones y otras, aunque es evidente la tendencia, pero con el porcentaje conseguido el domingo el PP no alcanzaría mayoría absoluta, IU quintuplicaría sus escaños, los grandes partidos nacionalistas ocuparían un gran arco parlamentario y el PSOE se derrumbaría. Esa es la tendencia, sin duda, pero creo que no en esa medida, porque las elecciones generales tienen otras claves. Lo que sí echo en falta -hace tiempo y ahora más- es una conjunción de los políticos de todos lo partidos, empeñados en sacar a este país de la situación en que está. Si ya se saben unos salientes y otros entrantes, que arrimen el hombro, que hablen con los chicos de Sol a ver cómo se sustancia ese vago maremágnum de propuestas, que pongan firmes a los gobiernos autonómicos para que entren en un juego solidario, que dialoguen con los empresarios y los poderes financieros para empujar todos en la misma dirección. Pero no, aquí cada uno a lo suyo y la casa sin barrer. Es como si hubieran sido abducidos por la ansiedad de llegar al poder o el terror de perderlo. Para hablar con ellos de la realidad hay que tener un encuentro en la III fase, porque se olvidan de que el poder no debe ser un fin, sino un medio para organizar lo colectivo.