Si esto no es una guerra
Las decisiones sobre las misiones que realizan nuestros soldados las decide el Gobierno y lo refrenda el Parlamento. Por lo tanto, lo primero es solidarizarse con el dolor que ocasiona la muerte en acto de servicio de militares españoles. Pero también debemos reflexionar sobre las misiones de nuestras Fuerzas Armadas. Funciones pacificadores y efectivas como las de El Salvador o Bosnia engrandecen el papel de España en el mundo. Sin embargo, Afganistán no fue una buena idea desde el principio. Arrastrados por la cabezonería de Bush, muchos países integraron una fuerza que debía restablecer la democracia en el país, coartada muy truculenta pues no se puede restablecer algo que nunca ha existido. Europa se ha plegado a los caprichos del Tío Sam, lo mismo que pasó después con la Guerra de Irak. Afganistán es un polvorín, y se repite la máxima de que nadie ha podido controlar un territorio muy difícil que está en manos de los Señores de la Guerra desde tiempo inmemorial. Fracasó la URSS y antes los británicos, cuando sus colonias llegaban justo a las fronteras de Afganistán, pero es que ni los legendarios Aejandro Magno, Saladino o Gengis Khan pudieron con los afganos. ¿Por qué iba a poder una coalición internacional por muy azules que sean sus cascos? Por lo tanto, ya que tanto sufrimiento está resultando inútil, las Fuerzas Armadas españolas debería volver inmediatamente, sin esperar a esos plazos impuestos arbitrariamente por Estados Unidos. Europa debiera hacerse valer en la ONU y si el Pentágono quiere guerras que las pelee por su cuenta. No hay por qué poner más muertos en una guerra inútil. Ah, que no es una guerra; pues si llega a serlo…
Pero si los eclipses de Luna son curiosos, los totales de Sol son tremendos. Cuando digo eclipse total es total, y el último que de esas características hemos visto en el centro de la diana en Canarias sucedió el 2 de octubre de 1959. A las 11:45 de la mañana de un día luminoso, oscureció totalmente; se veían las estrellas y las aves buscaron su palo para dormir. La ignorancia de lo que estaba sucediendo hizo que muchas personas fuesen presa del pánico, mientras gritaban que era el fin del mundo que se había adelantado, ya que por entonces estaba anunciado para 1960, tres meses después, que era cuando decían que iba a ser abierta la tercera carta de Fátima. Mientras tanto, los niños en la escuela no se asustaron, porque los profesores los habían preparado, y lo observaron con cristales ahumados. Luego hubo otro eclipse total de Sol el 30 de junio de 1973, y se anunció a bombo y platillo porque el avión Concorde repleto de científicos y periodistas salía de Gando para seguir la ruta del eclipse y observarlo por más tiempo. Pero no se hizo de noche, fue como un día nublado, y hasta circulaba el chiste de que al día siguiente iban a repetir el eclipse porque no había salido muy bien. Pues lo mismo ha ocurrido con el de Luna, porque las nubes no lo han dejado ver en Las Palmas. Seguramente será culpa de Zapatero, y no me extrañaría que el PP pida que lo repitan.