Los ojos abiertos de Miguel Hernández
El 28 de marzo de 1942 murió el poeta Miguel Hernández. Como se ha dicho, «lo murieron» en el abandono, sin que nadie hiciera el menor esfuerzo por arrancarlo a la muerte. Fue de una crueldad mayor que si directamente lo hubieran fusilado, porque dispusieron igualmente de su vida y dejaron que se consumiera en el dolor. El 30 de octubre se cumplen 100 años del nacimiento de un poeta al que sólo le dejaron respirar 32 años. Dicen que lo amortajaron con los ojos abiertos, aquellos enormes ojos que tan bien dibujó Buero Vallejo, su compañero de celda. Esos ojos abiertos para toda la eternidad se le clavaron en el dolor de su gran amigo Vicente Aleixandre, su hermano mayor, uno de los pocos que se tomó en serio a Miguel Hernández. Desde entonces, Aleixandre usó esa imagen de los ojos abiertos para siempre hasta el infinito, pues nunca dejó de recordar la infamia cometida con su amigo. Es hora de recordar al poeta que fue viento del pueblo, a su compañero de celda, el gran dramaturgo Buero Vallejo, que fijó su mirada para siempre en carboncillo, y a su amigo, Vicente Aleixandre, que le mantuvo siempre la mirada.