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Un congreso en su espacio natural

Probablemente no haya lugar más idóneo para celebrar la literatura en nuestra lengua que Canarias. A cualquiera de las islas le sobra historia de ida y vuelta en ambas direcciones, pues no olvidemos que Canarias ha sido vehículo de más de cinco siglos de intercambios, y a la vez custodia de buena parte del romancero contemporáneo a la conquista y colonización de América e incluso anterior. En algún momento, han bebido nuestra agua, descansado en nuestro suelo y respirado nuestro aire, desde Ercilla y Bartolomé de las Casas hasta Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda y docenas de nombre que han ayudado a forjar una lengua durante medio milenio. Y La Palma tiene, además, esa memoria de la Ilustración, impregnada en su manera de ser más allá de los detalles culturales y eventos puntuales que se han adherido a su idiosincrasia. Celebrar un congreso hispanoamericano de escritores en La Palma es la constatación del lugar que estas islas han ocupado y ocupan en la comunicación entre continentes, no solo de la lengua y la literatura, porque eso mismo sucede con otras actividades humanas, sean musicales, plásticas o gastronómicas. Hasta la manera de jugar al fútbol en Canarias es el resultado de este tránsito de siglos que ha definido el carácter con que se aborda cualquier manifestación humana.
Sin títulolapalma.jpgProbablemente este sería para mí el congreso ideal de literatura en español. Tanto la organización liderada por el escritor y editor palmero Nicolás Melini como la dirección de la Cátedra Vargas llosa, encabezada por J.J. Armas Marcelo, que es motor inexcusable de esta iniciativa, han tenido a bien invitarme, y coincidencias en el tiempo que nada tienen que ver con el mundo literario impiden que pueda acudir, aunque estaré atento a cada minuto de lo que ocurra, que va a ser mucho y bueno y de lo que tendremos abundante información, como se está viendo en la diligencia con que se trabaja ya en la preparación. Continuar leyendo «Un congreso en su espacio natural»

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Juancho mirando hacia atrás sin ira

Hay memorias que cuentan las vivencias personales e incluso íntimas y otras en las que el autor funciona como testigo de hechos de interés para el lector, sobre todo si quien las escribe es un personaje con mucha presencia social o histórica; un ejemplo de esto último podrían ser Churchill o Darwin, porque tiene mucho atractivo conocer elementos de la trastienda de momentos importantes de nuestra historia común; eso, claro, desde la perspectiva de una persona, que puede estirar o encoger los hechos según le convenga. Las hay mixtas y luego están las de los escritores, cuyo mayor interés radica en conocer de primera mano detalles de un periodo literario propio y de todo lo que se ha movido alrededor, y más si se ha sido testigo, confidente y protagonista de buena parte de la historia literaria de ambas orillas de nuestra lengua en el último medio siglo. De esta manera es cómo hay que acercarse a Ni para el amor ni para el olvido, primer tomo de memorias de J.J. Armas Marcelo.
Scan68.jpgAunque a veces no se diga expresamente, existe la creencia inconsciente de que lo que no se cuenta es como si no hubiera sucedido. Desde que el ser humano alcanzó el lenguaje y la capacidad de comunicación, sabemos de nuestro pasado por las imágenes gráficas, por la memoria transmitida a través de la oralidad y por la escritura cuando el ser humano empezó a escribir, siempre desde una visión subjetiva, de manera que dos personas perpetuarán el mismo hecho de distinta forma, porque la imaginación va generando realidades paralelas que, al cabo, crean tanta o más conciencia colectiva que los escritos que se aferran a una realidad que también tiene diversas aristas. Podríamos decir que ahora mismo son más reales Don Quijote, Aquiles y Fortunata que Cervantes, Homero y Galdós.
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Juan R. Tramunt no defrauda

Scan56.jpgSiempre he dicho que Juan Ramón Tramunt es un poeta, cuya adquiere altura apenas despega en el primer verso. Recientemente nos ha dado un poemario distinto, curioso y tan actual como clásico, Condena y júbilo de Caín, que es un recorrido por las grandes preguntas, en una secuencia de poemas que al cabo es uno solo. Inicio esta nota con ese anuncio porque se ha dado la circunstancia de que este poemario ha coincidido en el tiempo con un libro de narrativa, Nunca más la noche, por esas confluencias editoriales en las que el autor ya no es dueño del tiempo en el que sus obran ven la luz.
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