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España y el Mundial

Cuando llega junio se vislumbra el verano, pero este año parece que se ve a través de un cristal empañado. En una lista de cuatro años seguidos, divisamos en este mes unos juegos olímpicos, una Eurocopa o unos Mundiales de Fútbol. Hay un año que se queda cojo, que no es este precisamente. a estadiooo.JPGEspaña va al Mundial de Sudáfrica en plan de favorita, y eso siempre es malo, porque una cosa es que los demás lo digan, pero cuando los propios jugadores españoles se autoproclaman candidatos al título la cosa me gusta menos. La prueba es que no estuvieron finos en su primer partido de preparación frente a un rival teóricamente goleable. A lo mejor es una estrategia para que los demás se confíen. Pero en esto yo creo que tiene que ver más la memoria colectiva que el juego. De toda la vida, Italia, Alemania, Brasil y Argentina son las que se llevan la palma, aunque no estén en su mejor momento. Hay que añadir a Francia, que últimamente siempre cuenta. Si no me falla la memoria -que puede ser-, desde hace treinta años sólo estas cinco selecciones han jugado la final. Curioso, y da igual que ande de por medio la rutilante Holanda, la sorpresiva Croacia o una desconocida Dinamarca en su momento de gloria. Cuando quedan cuatro equipos, siempre salen de esta lista de cinco. Ojalá se rompa la racha y España pase a formar parte de ese club selecto, y que gane si es posible, pero aviso por si hay quien cree ciegamente que España va a ganar el Mundial. Los números dicen que ahora mismo España es la mejor selección del mundo, pero no hay que fiarse, y si no sale como se espera tampoco es una tragedia, es sólo fútbol, aunque como está el patio no estaría mal una alegría colectiva.

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Otra polémica de las nuestras

Estuvimos años y años mareando la perdiz sobre la ubicación de Auditorio, dilucidando los pros y los contras de la circunvalación, discutiendo las modificaciones del Teatro Pérez Galdós, planificando las prestaciones de la Gran Marina… Y más cosas, unas salen adelante y otras se pierden en la noche de los tiempos, como el rockódromo o el gran parque de La Isleta.
Ahora tenemos dos grandes temas para después del café: el tranvía al Sur y el teleférico del Roque Nublo. Y así con tantos proyectos que unas veces son lógicos y otras no tienen pies ni cabeza, condiciones que no son directamente proporcionales a que salgan o no adelante. Hay proyectos, como el parque del Guiniguada, que tienen una lógica aplastante, pero no sabemos cuándo será una realidad porque en estos momentos el dinero no sobra y la UE ya no es aquella mina de la que estuvimos sacando oro durante décadas.
aestadio1.JPGLa gran sorpresa es el proyecto de acondicionamiento del Estadio Insular, que se anuncia con el arquitecto Calatrava a la cabeza. El Ayuntamiento dice que no puede ser porque hay trámites avanzados sobre un parque en la zona, y el argumento es que a la UD Las Palmas el campo de Siete Palmas no le va. Yo sé poco de casi todo y sólo se me ocurren preguntas: ¿Jugaría mejor la UD en el Estadio Insular? ¿No era ya un desastre hace una docena de años, cuando aún jugaba allí? ¿De verdad tiene tanta incidencia social y económica un equipo de fútbol? ¿Qué vamos a hacer con el Estadio Gran Canaria que costó una pila de millones? ¿Dar vida a Ciudad Jardín no equivale a quitarla a Siete Palmas? ¿Quién va a pagar todo eso (Calatrava no es barato, ni sus proyectos tampoco)? Pero ya digo, yo de esto, como de casi todo, sé muy poco.

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El fútbol y la vida

Lo que rodea al fútbol es tan volátil, que un milímetro en la dirección de un remate a puerta puede cambiar la percepción de todo. El Real Madrid estuvo toda la semana dando la sensación de ser una apisonadora, después de haberle remontado dos goles al Sevilla y haber tomado la cabeza de la liga. En la mente de los aficionados, el Barcelona aparecía cansado, herido y condenado a perder la preponderancia ganada el año anterior.
luna3.JPGLlega el Olympique de Lyon y deja al Real Madrid fuera de Europa, y dicho así parece tremendo, que es la losa que están sufriendo ahora los seguidores del equipo blanco. Ahora parece que ya ni siquiera hay fuerza para seguir delante del Barça. Pero fíjense qué caprichoso es el fútbol: cuando el Madrid ganaba 1-0, Higuaín tiró a puerta vacía, y el balón, encaprichado por el aire, por ese milímetro de giro angular de la bota del argentino o por el destino, se fue al poste. Habiendo hecho lo mismo, el gol pudo haber entrado, y ya nada sería lo mismo. Pero no entró, y de nada valen los 96 millones de Cristiano Ronaldo, porque cuando se plantean así las cosas, no ser campeones es un fracaso.
Esa es la gran tragedia del Madrid y del Barça, y el fútbol es así de caprichoso. De manera que tomemos nota con el Mundial, porque si bien España juega de lujo y es hoy la mejor del mundo, la pelotita tendrá que entrar, y ojalá entre para que al menos tengamos una alegría, porque, no lo olvidemos, antes que nada el fútbol es un juego, sólo un juego. Como la vida, y lo que le ha pasado al Madrid es una metáfora de nuestra existencia, cuando hacemos castillos en el aire y se desmoronan en segundos, porque la vida está llena de postes, de ráfagas de aire y de errores milimétricos, como el de Higuaín.