España envía a competir por el Óscar a la película Pa negre, que arrasó en los Goya y propició el Premio Nacional de Cinematografía a su director, Agustí Villaronga. Entrar al trapo de que está hablada en catalán es algo que no voy a hacer, puesto que la Constitución española dice muy claro que en España hay cuatro lenguas, una de ellas el catalán, y si así no fuera, o la película estuviese hablada en bable, seguiría siendo española y no hay que olvidar que opta al premio de película de habla no inglesa (que incluso puede ser norteamericana, como Cartas desde Iwo Jima, que estaba hablada en japonés). Desde ese punto de vista, no estoy desde luego con quienes están haciendo del asunto una bandera contra el uso de las lenguas de estado Español.
En esto del Óscar los académicos de Hollywood son muy especiales y tienen costumbres que repiten, como otorgar premios a quienes interpretan a lisiados, disminuidos o deformes, o a caracterizaciones de personajes reales en films biográficos. En Estados Unidos y en Europa, la guerra civil española es casi una leyenda, similar a la Revolución Mexicana y por encima de la II Guerra Mundial en cuanto a la mitología del conflicto. Gustan mucho películas sobre la guerra, y hay una filmografía no española muy importante, realizada por mucha gente, desde el escritor y cineasta francés André Malraux (Espoir. Sierra de Teruel) y el más reciente británico Ken Loach (Tierra y libertad), hasta cintas norteamericanas ya legendarias como ¿Por quién doblan las campanas?, con Gary Cooper e Ingrid Bergman que sí se llévó el Óscar a la mejor actriz, Agente confidencial, con Charles Boyer y Lauren Bacall, y muchísimas más en las que intervienen actores y actrices del renombre de Dirk Bogarde, Ava Gardner, Henry Fonda, Claudette Colbert, Ray Milland… Billy Wilder escribió un guión para otra cinta, y la lista es interminable hasta nuestros días, que hemos podido ver Juegos de Mujer con Charlize Theron y Penélope Cruz. La guerra civil española es aludida muchas veces aunque no aparezca en pantalla en películas como Casablanca o Las nieves del Kilimanjaro. Es decir, a los norteamericanos, incluso a los de ahora, les gustan las películas sobre aquella guerra horrible que el cine y la literatura están convirtiendo en romántica (qué cosas).
Pero, ¡ay!, La posguerra gris, triste, miserable y torturada no les atrae. Y mira que se han hecho buenísimas películas reflejando ese mucho opresivo, cenizo y tremendo. Algunas, como ahora Pa negre, intentaron el Óscar, pero ninguna lo alcanzó. No les gustan. Eso sí, les encantan el regreso de los exiliados y los días de la II República, y tal vez por eso se trajeron la estatuilla Volver a empezar y Belle époque. Ojalá Pa negre también se la traiga, y más de una si es posible, pero sería la primera vez que el reflejo de la posguerra española es premiado en Hollywood. Nunca es tarde. Suerte.