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El conservadurismo de la RAE y del diccionario

Tenemos la costumbre -yo el primero- de acudir al diccionario de la Real Academia Española (RAE) para apuntalar con sus definiciones un argumento que intentamos sostener. Eso está bien casi siempre, pero hay que advertir que también hay celadas escondidas en cualquier recoveco del diccionario, sobre todo cuando se trata de asuntos de moral social.
aAcademia[1].jpgSobre el conservadurismo de la RAE ha escrito mucho el poeta José Infante (Málaga 1946), y convendría recordar, por ejemplo, que en el Diccionario esencial de 2006 se sigue relacionando la palabra bisexual con hermafrodita, y que, para entonces ya aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo, el diccionario mantiene a rajatabla que el matrimonio es la unión del hombre y la mujer. Y es que se trata de una institución muy conservadora, donde, por ejemplo, hay muy pocas mujeres; se suele decir que la primera fue Carmen Conde en 1978, pero en realidad es la segunda, porque a finales del siglo XVIII, al calor urgente y pasajero de la Revolución Francesa, hubo una mujer académica, doña María Isidra de Guzmán y de la Cerda, y luego dos siglos sin una sola mujer en la Academia.
También ha sido la RAE muy homófoba, y por designio los homosexuales que se han sentado a su mesa han sido muy discretos. Pero los hubo y los hay: Benavente, Aleixandre, Brines, Bousoño, Nieva, Pombo o la mentada Carmen Conde. Y había dos varas de medir, pues Dámaso Alonso, director durante décadas de la RAE, era abiertamente homófobo, y sin embargo fue desde joven probablemente el mejor amigo de Aleixandre (los míos sí, los demás no). Y no entiendo por qué no dan un puñetazo sobre la mesa académicos supuestamente abiertos y contemporáneos, como Pombo, Marías, Pérez-Reverte, Nieva, Goytisolo (Luis), Merino, Vargas Llosa, Sampedro, Lledó, Mateo Díez o Muñoz Molina, permitiendo que la vieja guardia siga dictando el ritmo -lento y divorciado del mundo- de una institución tan prestigiosa.

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Miedo a imponer las leyes democráticas

Cada día que pasa es como si esta sociedad caminase hacia un abismo, y nadie mueve un dedo para impedirlo. Y al decir nadie me refiero a quienes tienen la responsabilidad, la capacidad, los medios y el poder para hacer algo. Pero no lo hacen. Ayer mismo se produjeron en Canarias dos sucesos que le han costado la vida a dos mujeres. Uno está por aclarar, pero el otro es claramente un crimen de violencia machista. Otro más.
aDSCN3000.JPGLa declaración Universal de los Derechos Humanos recoge la libertad de expresión en su artículo 19, y en España se ratifica en el artículo 20 de la Constitución de 1978. Y se habla de ideas, creación artística y opinión, pero no todo es Jauja, y en ese artículo, en el apartado 4, dice textualmente: «Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia».
Cuando hay programas de televisión que «educan» en la violencia y el insulto, o que difaman a la buena de Dios, es la propia Constitución la que dice que no es así, y detener ese vivero de desorden social no es ir contra la libertad de expresión, es protegerla. No sé para qué sirve una Ley de Igualdad si no se pone coto a programas que exacerban el machismo, como ese en el que un guaperas escoge entre 15 mujeres como si estuviera en un lupanar. Hay miedo a que acusen a quien se oponga de usar la censura, pero es que hay un código, como el de circulación, y no por imponer una sanción a quien que se salte un semáforo se está yendo contra la libertad individual. No es poner mano dura, como piden los extremistas reaccionarios, no hay que hacer ninguna ley nueva, se trata simplemente de hacer cumplir las leyes democráticas que ya existen en beneficio del interés general. Esa es la base de un Estado de Derecho.

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Es 15 de marzo y advierto

En marzo del año pasado hablé aquí mismo de los idus de marzo, fecha romana que se refiere al día 15 de dicho mes, hoy, recordando el asesinato de Julio César y advirtiendo a Zapatero para que tuviera cuidado. Ha pasado un año, a Zapatero le han crecido los enanos del circo y sólo se habla de lugares comunes, pura politiquería electoralista amplificada en los medios por los periodistas afines a los dos bandos dos.
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Zapatero sigue advertido con los idus de marzo, pero está claro que hay que extender la advertencia mucho más. Como el ciego de las escalinatas del Senado romano que advirtió a Julio César, también le digo a Rajoy que se cuide de lo que hace y dice, porque con su cruzada catastrofista, cuando gane las elecciones -si es que las gana- ya no quedará mucho estado que gobernar. Le advierto a Paulino Rivero de que esta duplicidad institucional que hay en Canarias, se podía aguantar en tiempos de bonanza, pero ahora es una sangría insoportable. Advierto a la UD Las Palmas y al Tenerife de que no bajen la guardia porque si no mal futuro para los dos equipos, y siguiendo con el fútbol advierto a Pellegrini para que aproveche los últimos coletazos de las rebajas y se compre un buen juego de maletas, porque, incluso ganando la liga, su suerte está echada. Y advierto a Guardiola, a quien de momento Messi le salva las espaldas, para que no se encuentre fuera de Europa dentro de unos días, como el Real Madrid.
Advierto a los peatones de que los grandes tiburones de las finanzas siguen ganando mucho dinero a costa del paro y con la coartada de la crisis. Y advierto, en fin, de que tratan de embaucarnos diciendo que en chino crisis y oportunidad se escriben igual. Es una oportunidad para los que tienen la sartén por el mango, y lo otro, por mucho que lo pregonen, es eso, un cuento chino.