Canarias siempre tuvo una gran imagen en el exterior, y la prueba es que durante siglos fue punto de referencia en cualquier lugar de Europa, e incluso de Norteamérica, pues, aparte de las fundaciones tejanas realizadas por canarios, es historia documental que el brindis por la Independencia de los 13 territorios que fueron el embrión de Estados Unidos en 1774 se realizó con vino canario, y así Washington, Jefferson, Adams y los demás padres fundadores bautizaron el nacimiento del imperio que llega hasta hoy con malvasía insular, tal vez porque, anglosajones al fin y al cabo, nuestro vino tenía el prestigio de haber salido en alguna obra de Shakespeare.
Y esa imagen que una vez funcionó y dio renombre a Canarias, puede crearse de nuevo a poco que explotemos algunas claves de nuestro paso remoto o reciente que tienen incidencia en todo el mundo. Y las referencias culturales, históricas o científicas vuelan con apenas un soplo por nuestra parte. Se sobreestima la influencia que tiene ser cuna de personajes universales. Salvo casos muy aislados como el de Stratford por Shakespeare, Figueres por Dalí o Saltzburgo por Mozart, no tienen demasiado valor mediático -y por lo tanto de imagen- los lugares donde vieron la luz primera ilustres personajes. Importa poco si Donizetti nació en Bérgamo o si Picasso es nativo de Málaga, pero sí que interesa el tiempo que Chopin pasó en la villa de Valdemosa, o la aclimatación de Robert Greaves a la isla mallorquina. Lo que más interesa de Kafka no es que naciera en Praga, sino sus visitas a Viena para verse con su amante Milena Yesenka. Y así con casi todos. ¿Qué valor de imagen internacional tienen las villas aragonesas donde nacieron Goya o Buñuel? Por el contrario, sí que se resalta la última etapa de la vida del pintor en Burdeos o los ciclos mexicano y francés del cineasta.
Aunque es sin duda un gran orgullo para nosotros como paisanos suyos que nacieran aquí Manolo Millares, Alfredo Kraus o Pérez Galdós nos sirve de poco, por mucho que se diga que pasearon el nombre de Canarias por el mundo. Eso sólo lo hacen los equipos deportivos cuando llegan a lo más alto con el nombre de una ciudad. Nos dan más imagen exterior los personajes que alguna vez estuvieron en Canarias, aunque sólo sea desde el mar, como le sucedió al naturalista Charles Darwin cuando pasó por las costas de Tenerife en 1831 en su famosa expedición a bordo del Beagle, y no lo dejaron desembarcar por miedo a que en el barco hubiese cólera. También sucedió con Humboldt, cuando recorrió buena parte de Tenerife, o -ya en tiempos recientes y a otro nivel- con la actriz Raquel Welch cuando estuvo en Lanzarote haciendo una película.
Podríamos crear imagen de Canarias, y en este caso desde Gran Canaria, incidiendo en la fructífera estancia del compositor francés Camilo Saint-Säens en nuestra isla, donde incluso inauguró con sus manos el órgano de la iglesia de Guía. O las estancias de Igor Stravinsky en Maspalomas durante sus últimos años (murió en 1971), sin contar las recordadas estancias de nombres tan legendarios como John Huston y Gregory Peck cuando filmaron Moby Dick, de Marcello Mastroianni para rodar Tirma, o la visitas espectaculares de María Callas, sin contar con que en nuestro puerto y nuestra ciudad hicieron parada y fonda docenas de celebridades en la ruta hacia y desde América, como Enrico Carusso, Vaslav Nijinsky, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda o André Bretón.
De todas las celebridades que tuvieron una fuerte relación con Canarias, sin duda la de mayor reclamo es la escritora británica Ágatha Christie, que fue habitual veraneante durante cuatro décadas, casi hasta su muerte en 1976. Hay novelas suyas en las que aparece el Hotel Metropole, y sus personajes hablan del excelente clima y las buenas comunicaciones de Canarias. Muchas de sus páginas fueron escritas en la terraza del Metropole, y sin duda las sombras de Hércules Poirot y la Señorita Marple deben vagar por el edificio hoy convertido en oficinas municipales, pues muchas de sus historias nacieron mirando «las dos playas perfectas» de la ciudad, en palabras de la autora.
Reconociendo el gran valor histórico que el papel de Canarias tuvo en la edad de los grandes descubrimientos geográficos, está visto que eso mucha imagen no crea. Es evidente que por aquí pasaron todos los nombres que hoy son historia, Vespuccio, Magallanes, Juan Sebastián Elcano y todos los demás: Pizarro, Cortés, Valdivia, Orellana… Y es evidente que el más notorio de todos fue el Almirante Cristóbal Colón. Seguimos hurgando ahí, pero aunque históricamente es importante, en cuanto a imagen no nos ha servido de mucho, porque Colón, mediático, lo que se dice mediático, no es. Creemos, pues, imagen utilizando esos resortes mediáticos que nos da la historia. Es una baza para el futuro.
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(*) Este trabajo fue publicado hace unos años en otro espacio. Ahora lo pongo al alcance de mis lectores blogueros.