Publicado el

La dictadura democrática

zzFoto0758.JPGCuantos más mitos pongamos alrededor del poder más nos alejamos de la democracia. Los mitos han sostenido el poder desde los dioses asirios y babilónicos, las deidades griegas y romanas, el César convertido en dios y las monarquías medievales cuya legitimidad se hacía provenir de Dios y que convertía a los reyes en seres extraordinarios, inviolables y superiores. Con la Revolución Francesa este edificio mitómano se vino abajo en la teoría, pero en la práctica se transformó, pues luego vinieron Napoleón, Hitler, Stalin, Mao y muchos poderosos demócratas que a la postre han hecho tanto daño a la libertad y a la democracia como los tiranos etiquetados. Lo mitos de la divinidad que derramaban autoridad sobre algunos mortales escogidos se sustituyen por otros, si bien la religión sigue alimentando la mitomanía en tiranía o en democracia. Me dan miedo estos tiempos, supuestamente democráticos, en los que se milita en el nacionalismo a ultranza, en la suprema unidad de la patria, en el ecologismo irracional o simplemente en un tipo de música que crea maneras de vestir, y se materializan distintos «pensamientos únicos» (el que no piense como yo está en el error o es un traidor). Acaso hayamos llegado a lo que hace una docena de años se dio en llamar dictadura democrática.

Publicado el

La historia nos pasa por encima

zzDSCNr4166.JPGDe repente, es como si toda la historia se nos echara encima. Estamos ya en el siglo XXI y no nos cansamos de repetir que el novecento fue una grosería, una exhibición de canibalismo físico, psíquico, intelectual, social y de toda índole. Y mira que fueron crueles los pueblos caldeos, brutos los vándalos, sanguinarios los mongoles y vengativos los maoríes, pero al lado del exquisito, tecnificado y culto siglo XX se quedaron pequeños, pues nunca el hombre fue capaz de generar tanto horror, tanta miseria y tanto abuso. Cuando tomamos las doce uvas del 31 de diciembre del año 2000 pensé que, por fin, todo eso quedaba atrás, y hasta quise creer en eso de la era de acuario que tanto aventaban los charlatanes que nos llenan el zapping por las noches. Ahora Europa vuelve a ser la de Otón I, la de Carlomagno, la de Juan Sin Tierra, con Inglaterra jugando al desmarque, la de las guerras de religión de Carlos V, la del poderoso imperio alemán, que antes amenazaba con divisiones acorazadas y ahora nos apunta con el Bundesbank. Y al fondo, como siempre, el Vaticano.

Publicado el

¿Halloween? No, es África que se muere

zEl Sahel[1].jpgImaginemos un espacio desértico de diez kilómetros de diámetro en el que aparecen diseminados alrededor de cien personas muertas de sed. Cuerpos descompuestos y destrozados por lo chacales, restos de una agonía terrible, sellada por la desesperanza y el miedo. Esa imagen se ha producido en estos días en un trozo de Sahara que corresponde a Níger, en mitad de una ruta que nace en todas partes de África y quiere terminar en el sueño de Europa. Cuando los muertos se producen en nuestras costas se arma el alboroto y hasta el Papa se presenta en Lampedusa. Es que lo cadáveres molestan mucho. Pero cuando la tragedia tiene lugar en medio del continente olvidado, aunque sean inmigrantes como los otros, casi ni salen en las noticias. Son muchos muertos, y otros de los que nunca nos enteraremos. Esta vez han sido encontrados 92 cadáveres, y la semana pasada 35 un poco más allá, y hace un mes… Los de esta semana han muerto de sed, y posiblemente de hambre. África se parte en pedazos, entre la codicia de unos, la complicidad de otros, el silencio culpable y la indiferencia de Dios, que tampoco ayuda mucho, pues el Sahel sufre una sequía inacabable. Occidente sigue ocupado buscando el disfraz para Halloween. No hace falta, basta con abrir los ojos, el horror está a la vista.