Ahora que se inaugura oficialmente el verano, vuelven las bodas mañaneras al aire libre, que llevan «obligatoriamente» pamela en las mujeres. Esto de la etiqueta es tan arbitrario como clasista, puesto que son esos detalles los que se pensaron para marcar las diferencias de clase. Por lo tanto es una estupidez.
En Inglaterra, donde la estupidez de la etiqueta llega a los límites del ridículo, las normas tienen su máxima expresión pública en el hipódromo de Ascot, cuando cada verano se realizan las carreras más renombradas de todo el imperio británico. Todo ha de ir como marca el protocolo, salvo que alguna impostora se cuele y lo ponga todo patas arriba, como bien hizo la Señorita Dullitle (Audrey Hepburn) en la película My Fair Lady, cuando enfervorizada por la emoción de la carrera gritó al caballo -en inglés, claro-: ¡Mueve ese cochino culo!
Está bien que la gente esté agradable y vista adecuadamente para cada ocasión, pero dar al atuendo rango de ley es otra estupidez, como las normas que han impuesto este año para las mencionadas carreras de Ascot. Y es que los ingleses son muy de apariencias, aunque en la vida privada sean tan trangresores como el que más.
No hay que olvidar que la moda es mercado, economía y riqueza. Mucho pijerío, pero también puestos de trabajo.