Los políticos andan siempre metidos en definiciones, y mezclan churras con merinas. Ya no está claro quién es el gobierno, si este es el Estado, o qué significa nación. Algunos, como Luis XIV, creen que el Estado es cada uno de ellos, cuando, con la Constitución en la mano, sólo es una parte del gobierno. Una conspiración contra la persona de Zapatero no lo es en sentido riguroso contra el gobierno, y mucho menos contra el Estado. Los grupos de oposición, dependiendo de la respiración de cada uno, se lo montan a su aire, confundiendo términos en una babélica ceremonia de la confusión. Esto no es raro si ya en la Constitución de 1978 se usa nacionalidad en lugar de nación, y se pervierte la semántica para suavizar lo que no debiera tener vuelta de hoja. Lo malo de todo esto es que cuando se confunden las palabras acaban embarullándose los conceptos. Y es que los paños calientes conducen inexorablemente a la mentira. ¿Que por qué digo esto? Porque este mi blog.
Un comentario en “La confusión”
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Eso, no les vendría mal un cursito de Educación para la Ciudadanía y otro riguroso de Historia. Y a todos nosotros, de paso.
Saludos cordiales.