Conexión Cataluña-Canarias

 

Hace unos días, anduve por Barcelona para dar a conocer en el festival literario BCNegra 2025 mi novela La mitad de un credo, conocida y agotada en esta tierra y desconocida fuera de las Islas. Ahora tiene la oportunidad de seguir caminando, impulsada por una editora nacional, y, aunque mi amigo Juancho Armas Marcelo dice que me gusta poco salir de mi cueva, he hecho un esfuerzo porque se lo debo a la novela y ya sabemos que uno por sus hijos hace lo que haga falta. Así que me fui a Barcelona, con la novela bajo el brazo y tengo que decir, como siempre ocurre, que Barcelona nunca decepciona. Siempre que voy, disfruto muchísimo, y es que se activan distintos puentes personales y colectivos que unen Cataluña con Canarias, y que recorren años, décadas y hasta siglos, y cada vez me confirmo más en la idea de que la conexión cultural entre Barcelona y Canarias es un guadiana que viene y va pero que está presente como con ningún otro territorio español y europeo (Cuba, Venezuela e Hispanoamérica en general es la otra columna en la que se apoya en gran medida lo que somos).

 

 

Cataluña y Canarias son territorios muy diversos, y por profusas razones que son espacio para sociólogos e historiadores ambas se enamoraron de esa conjunción de artes que unos llamaron modernismo, otros racionalismo, aun otros art Nouveau y, por supuesto, del art decó. Ese relámpago se dio en la literatura, la música y especialmente en la arquitectura, las artes plásticas y las artes decorativa y funcionales que sirve para un cuadro, un edificio, una silla y, por supuesto cualquier objeto. El tránsito entre los siglos XIX y XX fue luminoso, porque ese movimiento que venía de Europa, arrasó en Cataluña, y las huellas siguen ahí, en la gran Barcelona, que es un recital de urbanismo y de detalles que hacen vibrar el alma.

 

Es la época en la que surgen grandiosos edificios singulares, como el Palau de la Música, y se inicia la construcción del templo de la Sagrada Familia, cuya finalización de orfebre está prevista para 2035. Salta enseguida el nombre de Gaudí, y efectivamente es una figura singular e incontestable, pero el modernismo es mucho más y la evolución racionalista es un enjambre de personajes cuya creatividad marcó a Picasso cuando pasó por allí y alcanza más tarde al mismísimo Dalí. Nunca me canso de pasear por el Eixample barcelonés, ni por las callejas del barrio de Gracia, ni por la majestuosidad de las construcciones de Montjuic.

 

Canarias, especialmente Gran Canaria, también quedó deslumbrada por ese gran movimiento cultural. Solo hay que pasear por la calle de Triana o la parte baja del barrio de Arenales. Ese movimiento llegó a Gran Canaria de la mano de arquitectos catalanes, como Rafael Massanet y Faus, y artistas como Eliseo Maifrén Roig, que fue maestro de nuestro Néstor Martín-Fernández de la Torre durante su período barcelonés. Unos se quedaron y otros se fueron, pero dejaron huella, y es notorio el legado de arquitectos como Fernando Navarro y Rafael Massanet. Se erigieron edificios magníficos, como el Gabinete Literario, una joya, y el quiosco del Parque de San Telmo, que ya casi funciona como símbolo de la ciudad, y fue encargado por piezas a la cerámica valenciana de Manises y ajustado en su localización. Ese pequeño cofre octogonal es la bandera de esa bocanada de modernidad que entonces llegó a la ciudad.

 

Pero de todos los arquitectos (que luego sí que fueron a estudiar a Barcelona) el que volvió a la ciudad del revés fue Miguel Martín-Fernández de la Torre, hermano del pintor antes mencionado, que estudió arquitectura en Madrid pero que quedó fascinado por ese arte tan deslumbrante y que soplaba desde Cataluña, especialmente Barcelona. De su genio nacieron edificios singulares como El Cabildo Insular o La Casa del Niño, y muchos más, incontables, hasta el punto de que puede decirse que barrios residenciales como Ciudad Jardín salieron de su estudio y de su idea racionalista de la arquitectura. Fue quien recogió la idea regionalista de su hermano y materializó construcciones como el Pueblo Canario. En su haber está la idea de un nuevo frontis del litoral, que dio lugar a lo que hoy conocemos como Ciudad del Mar.  También está la huella modernista desde los pinceles de Néstor en el interior del Teatro Pérez Galdós.

 

Media ciudad se construyó con el sello racionalista, de la mano de este y otros arquitectos, y el espejo fue sin duda Barcelona. Fue el momento en el que Las Palmas de Gran Canaria se salió de la histórica Vegueta y entró en la modernidad urbanística. Una pena ha sido que luego, sobre todo durante el gran expansionismo de los años sesenta, no se siguieran líneas similares evolucionadas, como se hizo en Barcelona. Pero lo que hay es mucho, y podemos decir que, después de Barcelona, Las Palmas y Melilla son dos paradas importantes de un arte que también fue el que inventó los rascacielos en Chicago y Nueva York. Con razón Pedro García Cabrera dice en una de sus poemas que “la verga de la brisa, pasa por esa nube y llega a Nueva York”; creo que cuando escribió esos versos, el poeta gomero pensaba en la unión de los templetes modernistas de La Catedral con la solidez estética del neoyorkino Edificio Chrysler (como curiosidad, presume este edificio de 77 plantas de ser el único de esas dimensiones en el que no murió ningún obrero en accidente de trabajo).

 

Así que ya vengo recargado para un tiempo, pues, como siempre, me he vuelto a enchufar a la energía que regala el Museu Nacional d’Art de Catalunya, en el que, por lo que digo, no lejos de los desnudos de Ramón Casas, algún Picasso extraviado, la magnificencia brutal de La batalla de Tetuán de Fortuny o la cartelería comercial o política que deslumbra, hay un cuadro de nuestro Néstor, hermanado con Rusiñol o Eveli Torent.  Es decir, Néstor bebiendo en las fuentes del Modernismo, que luego daría lugar a una trayectoria tan singular.

 

Cada vez que voy a Barcelona es como si renovase los votos con el compromiso de futuro que tiene toda obra humana, y aprendo de esa creatividad mediterránea que tan bien luce trasplantada al Atlántico, aquí, en Gran Canaria, mi isla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *



El contenido de los comentarios a los blogs también es responsabilidad de la persona que los envía. Por todo ello, no podemos garantizar de ninguna manera la exactitud o verosimilitud de los mensajes enviados.

En los comentarios a los blogs no se permite el envío de mensajes de contenido sexista, racista, o que impliquen cualquier otro tipo de discriminación. Tampoco se permitirán mensajes difamatorios, ofensivos, ya sea en palabra o forma, que afecten a la vida privada de otras personas, que supongan amenazas, o cuyos contenidos impliquen la violación de cualquier ley española. Esto incluye los mensajes con contenidos protegidos por derechos de autor, a no ser que la persona que envía el mensaje sea la propietaria de dichos derechos.